Cambio Climático
A la izquierda del 'ring', el carbón de Trump, a la derecha, la innovación europea
Las estrategias energéticas de ambas potencias son cada vez más dispares a medida que EEUU fomenta el carbón mientras que el viejo continente mantiene su apuesta por el gas natural y las renovables
El enfoque de Europa frente a los combustibles fósiles no para de alejarse de la estrategia de EEUU. Mientras La administración Trump hace todo lo que puede por salvar la industria del carbón y seguir quemándolo para generar electricidad, al otro lado del Atlántico las plantas energéticas más contaminantes se están clausurando a un ritmo sin precedentes.
El secretario de Energía estadounidense, Rick Perry, ha ordenado un análisis de 60 días del mercado eléctrico del país. Su principal preocupación es que la adopción de energías renovables y el cierre de plantas energéticas clave, especialmente las que queman combustibles fósiles, puedan socavar la robustez de la red eléctrica. De su memorándum:
Muchos han cuestionado cómo se transmite y compensa la energía de base. Otros han señalado la cada vez menor diversidad de la mezcla de generación eléctrica de nuestra nación, y lo que eso podría significar para la energía de base y la resiliencia de la red. En gran parte, esto se debe a las cargas regulatorias impuestas por administraciones anteriores que fueron diseñadas para reducir la generación energética a carbón. Tales políticas han destruido empleos y [limitado el] crecimiento económico, y amenazan con socavar el rendimiento de la red hasta bien entrado el futuro.
No está claro que la red realmente esté en riesgo, pero el análisis encaja muy bien con la reciente orden ejecutiva de Donald Trump para revocar muchas de las iniciativas climáticas establecidas por la administración Obama. En particular, exige que las agencias federales rescindan políticas consideradas como una "carga" para la generación energética. En realidad, es un eufemismo para desechar cualquier regla que limite la quema de carbón, como el Plan de Energías Limpias.
Mientras tanto, las cosas tienen un aspecto muy distinto en Europa.
Bloomberg informa de que muchos de los operadores de las plantas energéticas más grandes del continente están cerrando o transformándose más rápido que nunca. En 2016, se desmantelaron 10 gigavatios de capacidad eléctrica a carbón en Europa, y la Agencia Internacional de la Energía espera que tan sólo 114 gigavatios de capacidad sigan operativos para el año 2030, una importante reducción frente a los 177 gigavatios en 2014.
No parece probable que esta energía vaya a ser sustituida por más carbón. Un reciente estudio demostró cada vez hay menos plantas energéticas a carbón de nueva construcción. En su lugar, parte de este vacío se llenará con plantas de gas natural, y renovables. Y, al menos de momento, la red europea parece estar aguantando perfectamente bien.
(Para saber más: Bloomberg, Trump’s Rollback Paves the Way for a New Climate Leader, Solar Installations Soared in the U.S. in 2016, Coal Power Has Taken a Tumble, But Is It the Beginning of the End?)