Debilitar la privacidad de las comunicaciones generaría problemas de seguridad y los atacantes siempre encontrarían otra forma de ocultarse
Foto: La Torre Eiffel el lunes.
Empecemos con lo que no sabemos. No se ha hecho público ningún detalle firme sobre cómo se comunicaban los responsables de los ataques de París (Francia) el pasado viernes.
Igualmente, algunos medios, políticos y líderes en seguridad en Europa y Estados Unidos ahora sugieren que los eventos trágicos demuestran cómo la tecnología de encriptación ha facilitado que los terroristas evadan a las autoridades.
El director de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense (CIA, por sus siglas en inglés), John Brennan, se quejó de esto mismo en un evento celebrado en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales este lunes. "Hay muchas capacidades tecnológicas que están disponibles ahora mismo que hacen que sea excepcionalmente difícil, tanto técnica como legalmente, que los servicios de seguridad e inteligencia dispongan de la información que necesitan", afirmó.
También se habla mucho acerca de la posibilidad de que los atacantes de París utilizaran la red de juegos de Sony Playstation para comunicarse porque ofrece un nivel de protección muy alta contra las escuchas. Esto se basa en una falsa afirmación - ahora retractada - de que una consola Playstation 4 se encontró entre los objetos incautados en una serie de redadas realizadas el pasado fin de semana en Francia y Bélgica. El ministro del interior belga sí dijo la semana pasada que resultaba "muy, muy difícil" para las agencias de seguridad "descifrar" las comunicaciones realizadas a través de las consolas de Playstation, pero no respaldó ese comentario con ningún dato.
Muchos expertos en la seguridad y la encriptación se están llevando las manos a la cabeza debido al aumento de afirmaciones de que la encriptación está inutilizando a las agencias de inteligencia y las fuerzas policiales. Ahora, como entonces, estas afirmaciones se presentan sin pruebas contundentes al respecto.
La tecnología de encriptación está muy extendida. La utilizamos y nos protege todos los días. Requerir que ciertas empresas que se encuentran dentro del ámbito de influencia de ciertos gobiernos eliminen o debiliten su encriptación no dificultaría que una persona determinada encontrara maneras alternativas de asegurar los datos o las comunicaciones. Privaría a millones de personas de la protección de su privacidad y podría crear nuevos fallos peligrosos. Por eso, el mes pasado la Casa Blanca se distanció de su interés anterior por obligar a empresas a que permitan que las autoridades estadounidenses penetren su encriptación.
Estaría bien que fuera posible resolver el asunto complejo, engorroso y trágico del terrorismo con decir a unas pocas empresas tecnológicas lo que han de hacer. Como el criptógrafo Matthew Green de la Universidad de Johns Hopkins (EEUU) resume sencillamente, por desgracia, no se conseguirá.
"Todo esto me pone enfermo y odio señalar lo obvio. Pero no, clausurar WhatsApp no parará a ISIS. Simplemente, no lo hará.
-- Matthew Green (@matthew_d_green) 16 de noviembre de 2015"