Dos astrobiólogos han tomado la explosión de datos astronómicos generada en los últimos años para recalcular la famosa ecuación de Drake
La ecuación de Drake describe "N" como el número de civilizaciones de nuestra galaxia con las que sería posible comunicarse por radio. Su autor, el astrónomo Frank Drake, lo definió originalmente como un tema de discusión para una de las primeras reuniones sobre la búsqueda de inteligencia extraterrestre a principios de la década de 1960.
Desde entonces, la ecuación se ha convertido en una de las más famosas de la ciencia. Consiste en un conjunto de términos que limitan el número de civilizaciones inteligentes con las que se podría contactar.
En ese momento, sólo se conocían los valores subyacentes de unos pocos de esos términos con precisión: el número de estrellas en la galaxia, por ejemplo. El valor de los otros términos sólo se podía intuir, como la fracción de estrellas con planetas en la zona habitable, por ejemplo.
Esto ha dado paso a unas estimaciones para N que varían en muchos órdenes de magnitud. En un lado del espectro, los optimistas estiman valores para N que alcanzan los cientos de millones. Pero los pesimistas siempre pueden contestar con un cálculo que se aproxima al 0. ¡Decídelo tú mismo! Dista mucho de un estado feliz para una ciencia emergente.
Desde entonces, han emergido unos valores más precisos para otros términos de la ecuación, primero lentamente y más recientemente a un ritmo cada vez más rápido. El descubrimiento de planetas que orbitan otras estrellas de repente ha dotado a los astrónomos de una buena idea de la fracción de estrellas con planetas y la fracción con planetas rocosas en la zona habitable.
Eso suscita una pregunta interesante: ¿qué influencia tienen todos estos datos nuevos sobre la ecuación de Drake? Hoy recibimos una respuesta gracias al trabajo de Adam Frank de la Universidad de Rochester en Nueva York (EEUU) y Woody Sullivan de la Universidad de Washington en Seattle (EEUU). "La determinación empírica de las estadísticas de exoplanetas ha cambiado radicalmente la naturaleza y la calidad de las limitaciones de los astrobiólogos al considerar la prevalencia de vida en el Universo", dicen.
Emplean estos datos nuevos, y un enfoque ligeramente distinto de la ecuación misma, para encontrar un límite importante sobre lo pesimista que se puede ser acerca de la existencia de civilizaciones extraterrestres.
Su método difiere de una manera sutil del enfoque tradicional de la ecuación de Drake, que se centra en el número de civilizaciones que existen actualmente. En lugar de esto, Frank y Sullivan calculan cuántas civilizaciones han existido. "Nos preguntamos si somos la única especie tecnológica que ha existido jamás", dicen.
Eso simplifica la ecuación de Drake de forma inmediata y significativa. Al calcular si existen otras civilizaciones actualmente, unos factores como el ritmo de formación de estrellas y el período de tiempo durante el cual una civilización tecnológica puede existir son de una importancia enorme. Pero pueden ser ignorados por completo al considerar sólo si estas civilizaciones han existido alguna vez.
Esto permite a Frank y Sullivan a reformular la ecuación, desde una que aborda el número de civilizaciones que existen actualmente, a tratarse de la probabilidad de que la nuestra sea la única que haya existido jamás.
Y al introducir las nuevas estadísticas de exoplanetas, Frank y Sullivan definen un número específico. "Encontramos que mientras que la probabilidad de que un planeta de la zona habitable desarrolle una especie tecnológica sea mayor que 1024, entonces la humanidad no es la única inteligencia tecnológica que ha evolucionado", concluyen.
Representa un nuevo e interesante ángulo de la ecuación de Drake y la pregunta igualmente famosa de: "Y si existen, ¿dónde están?", también conocido como el paradoja de Fermi. "Con nuestro enfoque, hemos, por primera vez, proporcionado un límite cuantitativo y empíricamente restringido sobre lo que significa ser pesimista acerca de la probabilidad de que haya emergido alguna vez otra especie tecnológica durante la historia del Universo", afirman Frank y Sullivan.
Y de inmediato da paso a otra conclusión interesante. Si la probabilidad de haber emergido una especie tecnológica en un determinado planeta dentro de la zona habitable es mayor a uno entre 60.000 millones, entonces otra especie tecnológica probablemente ha emergido en algún otro punto de la Vía Láctea. Una idea atractiva.
Ref: arxiv.org/abs/1510.08837: A New Empirical Constraint on the Prevalence of Technological Species in the Universe