Los espectadores de estas 'apps' crean tendencias como el "swatting": llamar a la policía para que efectúe una redada en casa del emisor
La retransmisión en directo ha sido un componente básico de la televisión desde sus primeros días. Pero con Meerkat, Periscope y otras apps de streaming en directo, hemos dado otro paso hacia la eliminación de la barrera que supone la distancia para nuestras interacciones. Necesitamos prepararnos para las nuevas dinámicas que aportan públicos más participativos.
Estas aplicaciones son revolucionarias porque transforman el papel del público desde observadores pasivos de eventos a distancia a participantes activos. Con vídeos en diferido, el público no tiene influencia sobre lo que ocurre en pantalla. Pero estas transmisiones en directo son portales a otro lugar. Lo que ves está ocurriendo ahora mismo - y puedes cambiar el futuro.
Con estas nuevas apps, el público puede añadir comentarios a la secuencia de vídeo, y el responsable de la transmisión determinará cómo estos comentarios afectan a los acontecimientos que ocurren en pantalla.
Hay muchas aplicaciones en potencia: paseos por la naturaleza en lugares extraordinarios, vigilancia de las autoridades policiales por parte de la ciudadanía, transmisiones de aulas abiertas e interactivas, y muchas cosas más. Puedes realizar una entrevista con preguntas enviadas por el público. Puedes buscar consejos, preguntando a la audiencia qué tipo de gafas comprar o cómo colocar los muebles de tu casa. Puedes hacer una visita guiada interactiva donde avanzas, cambias de dirección y paras para observar cosas a petición del público.
Cualquiera de estos escenarios requiere confianza: sobre todo la confianza de que el público está de tu parte. Pero, tratándose de internet, la llegada de troles es inevitable. Algunos troles son obvios, y Meerkat y Periscope están ocupadísimos con la renovación de sus interfaces para facilitar el bloqueo de espectadores hostiles o el poder limitar las interacciones a gente conocida. Pero, de una forma más sutil, la dinámica de un público remoto tiene algo que parece inspirar a personas generalmente razonables a causar problemas.
Esta fue una de las lecciones que sacamos de un experimento realizado en el MIT Media Lab en 2001. La premisa fue que una actriz equipada con una cámara que llevaba en la frente y una mochila llena de electrónica haría lo que el público (los "directores", conectados por internet) decidieran de manera colectiva que hiciera. Los directores podían sugerir y votar sobre las acciones; cada par de minutos la sugerencia con más votos se le enviaba a la actriz para su ejecución. Acabó bailando sobre una mesa y comiendo de los platos de desconocidos. Sugerir algo transgresor resultaba irresistible.
La voluntad es un elemento clave para distinguir las distintas formas de emplear el streaming en directo: ¿hasta qué punto es controlada la persona con la cámara por el público? La "actriz" de nuestro experimento tenía muy poca voluntad - el escenario le obligaba a seguir las instrucciones de los directores.
Podrías pensar que en circunstancias normales uno dispondría de una voluntad considerable, pudiendo ignorar sugerencias ridículas. Pero nuestro contrato implícito con el público complica las cosas. Y puede que precisamente se trate de ceder el control. El sexo es la aplicación pionera perenne de cada nuevo medio, y la voluntad mínima define el papel de un esclavo sexual sumiso; es probable que se esté realizando una versión pornográfica de nuestro experimento por algún oscuro rinconcito de la web.
Incluso en escenarios donde los comentarios del público pueden ignorarse, el coro remoto cambia la dinámica social. En 2013, la artista Lauren McCarthy tuvo una serie de citas con personas a las que conoció online. Sin su conocimiento, McCarthy contaba con la ayuda de un equipo de empleados de Amazon Mechanical Turk (personas que realizan tareas sencillas asignadas por un mercado laboral online). Durante cada cita, colocaba su móvil en la mesa, y encendía discretamente la cámara para retransmitir la escena a sus ayudantes. Ellos a su vez le mandaban mensajes con consejos acerca de qué decir o hacer. Algunas cosas de las que dijo durante las citas fueron de invención propia, pero otros comentarios y acciones procedían de los empleados de Mechanical Turk.
Este tipo de público participativo ya se ha trasladado desde el ámbito artístico a la sociedad general. Muchos adolescentes transmiten su día a día y sus citas a un grupo de murmurantes y mensajeantes amigos cotillas - aliviados de no vivir en el mismo mundo solitario que sus padres, que han de enfrentarse solos a la mayoría de las experiencias, sin la amortiguación de un equipo de consejeros virtuales.
Comentarios y consejos no representan la única manera de llegar hasta, y afectar al mundo mediante un portal de streaming en directo. El streaming en directo de videojuegos se ha convertido en algo muy popular, y los jugadores líderes atraen a un número enorme de espectadores. Estos grandes públicos, sin embargo, también han atraído las bromas pesadas. La más notable se llama "swatting": consiste en llamar a la policía para informar de que un grave crimen, como una situación de rehenes, se está cometiendo en casa de la víctima. La redada, que es extremadamente peligrosa puesto que los equipos están armados y en un estado de alerta instantánea, se transmite en directo por un canal de juegos para el entretenimiento de los troles de internet.
Meerkat and Periscope son nuevas, aún torpes y plagadas de errores; sus usuarios siguen intentando averiguar para qué sirven. No hemos llegado todavía a que sea la norma realizar un streaming en directo de gran parte de nuestras vidas privadas, y preguntarnos quién estará dirigiendo las palabras y acciones de la gente que nos rodea, y participar en infinidad de eventos a distancia. Pero ese mundo viene, próximamente, a una pantalla cercana a ti.
Judith Donath es colabora en la facultad de Harvard Berkman y es la antigua directora del Sociable Media Group de MIT Media Lab. Su trabajo de investigación actual está enfocado a cómo señalamos la identidad tanto en interacciones meditadas como las interacciones cara a cara, y está escribiendo un libro acerca de cómo la economía de la verdad está dando forma a nuestro mundo.