Los seres humanos ayudan a los algoritmos de búsqueda y publicidad de la red social y demuestran que las máquinas todavía necesitan una mano con algunas áreas importantes
Foto: El 'Mechanical Turk' original.
La posición de Twitter en el NYSE (siglas inglesas de la bolsa de Nueva York, EEUU) refleja, sin duda, una fe renovada en los agentes de bolsa humanos después del errático debut de Facebook en el NASDAQ (bolsa de valores electrónica y automatizada más grande de EEUU) en mayo de 2012. Pero hay otra razón más sutil por la que el éxito de Twitter debería animar el corazón de aquellos de nosotros que aún existimos en el espacio-carne: el sistema de búsqueda y publicidad de Twitter se basa tanto en equipos humanos como en algoritmos de 'Big Data'.
Así es como funciona. Cuando hay un aumento repentino en la actividad relacionada con una nueva palabra o frase, el software de Twitter analiza esos textos para que puedan ser buscados y para relacionarlos con anuncios, pero también los pasa automáticamente a trabajadores humanos para que le den el significado apropiado. Estos trabajadores son contratados a través del servicio Mechanical Turk de Amazon, una plataforma de crowdsourcing que permite asignar a seres humanos tareas que resultarían difíciles para un ordenador (el nombre del servicio viene del jugador de ajedrez 'autómata' de la foto superior, que derrotaba a sus oponentes gracias a un jugador humano experto oculto bajo el tablero de ajedrez en lugar de a través de ingeniosa ingeniería).
Twitter requiere ayuda humana porque, a menudo, la nueva información emerge rápidamente, y su significado puede ser complejo, enrevesado y estar enredado en el contexto del mundo real. Un gran ejemplo es la frase #bindersfullofwomen ('carpetas llenas de mujeres'), que cobró impulso durante el segundo debate presidencial en julio pasado. Los algoritmos que normalmente te ayudan a encontrar tuits relevantes, o que automáticamente te muestran anuncios destacados cuando buscas algo de clara relevancia como "#Obama", "#Romney" o "#PresidentialDebate", son incapaces dar sentido a este tipo de información. Los algoritmos pueden buscar coincidencias entre tuits que hagan referencia a #bindersfullofwomen para mostrar anuncios de Staples u Office Depot (dos grandes tiendas de papelería en EEUU), pero los seres humanos que hayan visto el debate sabrían que no va por ahí la cosa.
Esta tendencia puede llegar a ser importante en otras áreas, sobre todo porque algunos expertos predicen que el aumento de la automatización va a destruir muchos más empleos de los que creará en ciertos sectores (ver "De cómo la tecnología está destruyendo el empleo").
Me enteré por primera de esta tendencia a través de la robótica. Algunos investigadores han encontrado que la combinación de las capacidades de trabajadores humanos con las de los robots puede ser más eficiente que el uso de seres humanos o robots de forma independiente (ver "Robots inteligentes junto a trabajadores en fábricas de automóviles", "Este robot podría transformar los procesos de fabricación").
Resulta, incluso, más fascinante considerar de qué modo las capacidades humanas podrían fusionarse con las tecnologías de la información. Es una idea que en realidad se remonta a varias décadas, y que ha ganado fama a través de un artículo llamado Man-Machine Computer Symbiosis, publicado por J.C.R. Licklider. Es también el tema de un nuevo libro del periodista especializado en tecnología Clive Thompson, Smarter Than You Think. Este artículo del New York Review of Books, escrito por la leyenda del ajedrez Garry Kasparov, ofrece una perspectiva interesante. En el artículo, Kasparov describe el llamado Ajedrez Avanzado, donde se llevan a cabo partidas entre seres humanos y programas informáticos trabajando en conjunto.
La gran pregunta es si emergerán formas más sofisticadas, lucrativas y gratificantes de combinar la inteligencia humana y la artificial. Si eso ocurre, el ejército oculto de ayudantes humanos de Twitter quizá podría apuntar a una valiosa tendencia tecnológica a largo plazo.