Los militares quieren que sus operaciones de gran consumo sean más eficientes, así que aunque el medio ambiente no fuera el objetivo del presidente, podrá salir beneficiado de forma indirecta
Foto: Barack Obama haciendo una visita guiada de las instalaciones solares de la Base de las Fuerzas Aéreas Nellis en Las Vegas.
Cuando uno piensa en las tecnologías militares de última generación, probablemente se imagina vehículos, armas, comunicaciones, y tal vez hasta robots asesinos. Pero el Departamento de Defensa de Estados Unidos quiere que las energías renovables también formen parte de esa lista.
La innovación no es algo nuevo para las fuerzas militares estadounidenses, y recientemente hasta han empezado a trabajar al más puro estilo Silicon Valley (EEUU). Durante los últimos 10 años, ha aumentado gradualmente su adopción de energías renovables, después de haberse comprometido a generar u obtener el 25% de toda su energía de fuentes limpias.
Ahora, Reuters informa de que algunos altos oficiales militares tienen intención de "seguir adelante bajo la nueva administración con un esfuerzo de una década de duración para traspasar sus operaciones de gran consumo energético a las energías renovables". Este objetivo ahora podría ser más fácil que nunca, dada la reciente promesa del presidente Trump de añadir unos 5.100 millones de euros al presupuesto de defensa.
A priori, cualquiera diría que ese objetivo no es el que Trump tenía en mente cuando aumentó el presupuesto para la seguridad nacional.
Pero los oficiales militares argumentan a Reuters que este cambio a energías renovables realmente no nace de su deseo de salvar el planeta sino de que sus sistemas sean más eficientes, seguros y robustos. Por ejemplo, unas instalaciones del ejército de EEUU que se alimentasen de renovables serían inmunes a ataques de red; un tanque híbrido no necesitaría parar para repostar con tanta frecuencia; y en zonas de guerra un panel solar no explotaría como un depósito de gasolina.
La noticia se produce, claro está, en un momento en el que otras organizaciones federales se enfrentan a recortes de financiación como resultado directo del deseo de Trump de impulsar el gasto militar. Tanto DARPA, que fue creada para financiar novedosas investigaciones de tecnologías energéticas nuevas, como la Agencia de Protección Ambiental, se están preparando para unos desbarajustes masivos, o incluso el cierre.
Sería raro que la inversión del Departamento de Defensa genere el tipo de tecnologías renovables que se esperarían de DARPA. Pero algunas innovaciones militares sí llegan al dominio público, y la escala de su inversión sí conseguirá avances hacia la reducción del coste de las energías renovables.
Así que al menos una pequeña parte del recorte de financiación de departamentos federales dedicados a salvar al planeta será recanalizada hacia las renovables, tanto si ese es el objetivo de Trump como si no.
(Para saber más: Reuters, La 'start-up' del Pentágono para ganar la carrera por la innovación a Silicon Valley, The EPA Is Bracing for Big Change, Will ARPA-E Survive Trump’s Looming Budget Cuts?)