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Cadenas de bloques y aplicaciones

Descubra cómo es flotar en el espacio con este sistema acuático de realidad virtual

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Aunque parezca un poco frívolo, disfruté mucho la experiencia. Sus creadores valoran aplicaciones útiles como las sesiones de fisioterapia y las simulaciones de buceo. Y todo desde una piscina

  • por Rachel Metz | traducido por Teresa Woods
  • 28 Febrero, 2017


Foto: Un 'smartphone' y una máscara de buceo en superficie son las dos piezas clave de un prototipo de casco de realidad virtual que funciona debajo del agua. Crédito: Stephen Greenwood y James Temple.

No importa lo bien que a la realidad virtual (RV) se le dé imitar imágenes y sonidos asociados con volar, flotar o nadar. Es imposible que uno crea que está haciendo nada de eso cuando siente claramente que sus pies están plantados en el suelo. Así que Stephen Greenwood y Allan Evans están desarrollando un casco de realidad virtual que se puede llevar debajo del agua.

Greenwood, que es el director de desarrollo creativo de Discovery Digital Networks, y Evans, que es el cofundador del fabricante de cascos Avegant, empezaron a trabajar en ello en diciembre tras una conversación en la que imaginaban cómo sería combinar la realidad virtual con un tanque de aislamiento, ese en el que uno flota sólo en una sala oscura y silenciosa.

Hasta ahora, sólo es un proyecto paralelo y que suena algo frívolo, pero Greenwood y Evans no solo imaginan aplicaciones de entretenimiento: también vislumbran otras aplicaciones como las simulaciones de inmersiones de buceo y la fisioterapia. La realidad virtual aún se encuentra en su infancia como producto de consumo, y más allá de un par de juegos, películas y aplicaciones, aún no está claro cómo la utilizaremos. Y los investigadores creen que su enfoque podría hacer que la tecnología resulte más cautivadora.

Greenwood afirma: "Creo que la incredulidad se reduce cuando uno se encuentra en un entorno radicalmente distinto. Carecer de cualquier sensación sobre el suelo y la gravedad y no saber qué es arriba ni abajo hace que resulte mucho más creíble".

Su equipo de realidad virtual subacuático no es más que un prototipo rudimentario, pero funciona. El ordenador y la pantalla provienen de un smartphone Android a prueba de agua, montados sobre un bloque de plástico impreso en 3D que actúa como un espaciador entre el casco y una máscara de buceo en superficie. La máscara, cubierta de cinta negra para impedir que entre la luz, tiene dos lentes biconvexas, como las que se encontrarían en el sencillo casco Google Cardboard. Una máscara de buceo en superficie convencional permite al usuario respirar, y el audio proviene de un reproductor de MP3 subacuático de Finis que emplea la conducción ósea para transmitir el sonido.

Una soleada y fresquita tarde de este mes salté a la piscina para probarlo yo misma.

La primera experiencia me hizo flotar sobre la Estación Espacial Internacional mientras sonaba la canción Space Oddity de David Bowie. Descubrí que no quería moverme demasiado, flotar suspendida en el agua ya era lo suficientemente relajante (aunque los efectos visuales hicieron que se pareciera más al espacio exterior), girándome ocasionalmente para ver lo que tenía detrás, debajo o arriba.

Tras dedicar un tiempo a contemplar la Estación Espacial Internacional (puede que fueran minutos pero me costó saber cuánto tiempo había pasado de verdad), Greenwood me ofreció otra experiencia de RV que se aproximaba un poquito más a mi realidad: un entorno submarino con coloridos peces y una animada música de jazz de fondo. Pasar el rato con los peces fue algo más divertido, a pesar del hecho de que el agua empezó a filtrarse en la máscara mientras nadaba en círculos para investigar el mundo a mi alrededor.

Pronto me di cuenta de que, de momento, el casco está tan avanzado como unas Google Cardboard. Incluye el rastreo de la orientación de la cabeza, pero no dentro del espacio. Esto significa que uno puede girarse para mirar cosas distintas, pero su vista del mundo virtual a través de la máscara no cambia mientras uno nada por el espacio.

Esto resulta especialmente extraño si uno quiere nadar en una dirección, como hice yo mientras estudiaba los peces, porque los efectos visuales dan la sensación de que uno está quieto, a pesar del movimiento de las piernas y los brazos. Y significa que se es incapaz de saber que está a punto de estrellarse con el borde de la piscina (Greenwood me avisaba desde fuera del agua, pero cada vez que toqué las rugosas paredes de la piscina se rompió momentáneamente el hechizo).

Para mejorarlo, Greenwood afirma que están trabajando en un sistema de rastreo de ubicación que se comunique con el móvil del casco y que funcione debajo del agua; las luces y cámaras que pueden ser empleadas en tierra firme no funcionan demasiado bien en ese entorno. El responsable se negó proporcionar más detalles salvo el hecho de que incluye sonidos y magnetismo para calcular la profundidad.

Pero a pesar de la sencillez del equipo, no me costó nada olvidarme del mundo exterior y disfrutar del extraño mundo virtual debajo de la superficie. No me quedé dentro demasiado tiempo, el día llegaba a su fin y la piscina se estaba enfriando, pero me gustaría volver pronto.

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