Más pruebas de que el crecimiento económico no tiene por qué implicar un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero
Crédito: Tony Webster (Flickr).
Repita conmigo: reducir el uso de combustibles fósiles no tiene por qué arruinar la economía.
Nuevas cifras publicadas por la Agencia Internacional de la Energía demuestran que las emisiones de dióxido de carbono se han mantenido estables por tercer año consecutivo. En 2016, el nivel de emisiones del sector energético global ascendió a 32.100 millones de toneladas, igual que en 2015 y 2014. Y del mismo modo que los años anteriores, la economía mundial ha seguido creciendo, en concreto, un 3,1% durante 2016. Esta tendencia demuestra una desvinculación que sugiere que la sociedad puede prosperar al tiempo que reduce su dependencia de las fuentes de energía contaminantes.
El mayor éxito se ha producido en Estados Unidos, cuyas emisiones de dióxido de carbono se redujeron en un 3% mientras la economía crecía un 1,6%. Esto se debe a que las energías renovables, y especialmente la energía solar, vivieron un gran año en el país. Además, las emisiones de dióxido de carbono chinas se redujeron en un 1% mientras que su economía aumentó en un 6,7%. El país asiático también ha estado lanzando compromisos atrevidos para aumentar el uso de la energía solar.
Las reducciones en los dos países combinadas con el estancamiento europeo han generado suficiente margen como para que el resto del mundo haya aumentado su cuota sin provocar un aumento global. Eso, por supuesto, genera una preocupación: ¿Qué pasará cuando las economías en desarrollo, como la India, empiecen a crecer rápidamente y a quemar el combustible fósil disponible?
Aunque podríamos confiar en haber alcanzado el máximo global de emisiones de CO2, sin las inversiones y consejos adecuados las economías emergentes tendrán dificultades para adoptar energías limpias lo suficientemente rápido. Iniciativas como el Fondo de Clima Verde de Naciones Unidas, que fue establecido para que países ricos pudiesen ayudar a naciones menos aventajadas a prepararse para el cambio climático, podrían ayudar a superar ese problema. Pero dados los planes de la administración Trump de eliminar las elevadas aportaciones de Estados Unidos a esa iniciativa, su impacto podría reducirse.
Aún así, las cifras sí demuestran que los dos principales consumidores de energía y emisores de dióxido de carbono son capaces de lograr un equilibrio entre el crecimiento económico y las reducciones de emisiones. Y esto ya es una fuente de esperanza para otros países del mundo.
(Para saber más: Solar Installations Soared in the U.S. in 2016, Trump’s Budget Would Mean Catastrophe for U.S. Climate Programs, Gráfico: ¿Hemos llegado por fin al pico máximo de emisiones globales de CO2?)