California se está preparando para que los coches autónomos circulen sólos, pero nuevas cifras de los experimentos de Uber sugieren que deberíamos proceder con precaución
Foto: Uno de los coches autónomos Ford Fusion de Uber en Pittsburgh, Pensilvania. Con conductor. Crédito: Jeff Swensen (Getty Images).
Al igual que los niños disponen de unas ruedecitas de seguridad para aprender a montar en bicicleta, los coches autónomos tienen su propio mecanismo de protección en forma de conductor humano. Pero cuando el conductor desaparece, lo que queda libre en el mundo real son dos toneladas de metal.
Y estas toneladas están a punto de viajar sin protección, gracias al Departamento de Vehículos de Motor de California (EEUU). El organismo ha anunciado que, antes de final de año, permitirá que las empresas prueben sus coches autónomos por sus carreteras sin un conductor de seguridad a bordo. Sí será necesario que haya un operador en remoto capaz de vigilar el coche pero, no obstante, como muy acertadamente señala The Guardian, la noticia representa un hito decisivo para la tecnología. ¿Por fin ha madurado lo suficiente como para permitirnos depositar nuestra confianza en las capacidades de un robot?
La idea de no tener que coger nunca el volante resulta tan atractiva que empresas como Waymo, Tesla y Uber están dándose prisa para desarrollar vehículos autónomos lo antes posible. Pero con tantas prisas, no deberíamos olvidar que los coches aún no pueden lidiar con muchas condiciones complejas que se dan en carretera.
Cuando nuestro propio Will Knight dio un paseo a bordo de uno de los primeros vehículos autónomos de Uber, su coche desde luego no fue capaz de asumir todo el recorrido. Su artículo decía: "El coche rindió de forma admirable en muchas situaciones difíciles. Reaccionó correctamente ante peatones que irrumpieron en la carretera, por ejemplo, y por lo general me sentí bastante seguro. Sin embargo, varias veces fue necesario que el piloto de emergencia asumiera el control. Una vez para que el coche no se quedara atascado detrás de un camión y otra para evitar a otro vehículo que realizó un giro repentino".
Seis meses después, los coches siguen sin ser capaces de asumir estas complejas situaciones. Recode ha obtenido una serie de documentos internos de Uber que parecen sugerir que aún es muy necesario que haya un conductor de seguridad dentro de los vehículos autónomos de la empresa. Sus 43 coches ya han recorrido más de 30.000 kilómetros de forma autónoma, pero los conductores de seguridad tuvieron que intervenir, de media, cada 1,3 kilómetros. Y de hecho la cifra se ha reducido desde enero.
Suena fatal. Pero da cuenta de todas las veces que un conductor humano tuvo que asumir el control de los vehículos. Las razones podrían ser una repentina y fuerte lluvia, la ausencia de señales de tráfico o cualquier otra cosa mundana. Una cifra más importante es el número de kilómetros entre lo que Uber denomina intervenciones "críticas" del conductor. Se trata de situaciones en las que se hubieran producido lesiones humanas o daños valorados en más de 4.500 euros si no hubiera intervenido un conductor. Este mes, esa cifra era de 314 kilómetros, mucho más que la marca de enero, que se limitaba a 80 kilómetros. Los resultados van mejorando, pero claramente sigue habiendo problemas.
Así que parece que los vehículos de Uber aún no están listos para lanzarse sin conductor a las carreteras de California. El accidente mortal del Tesla autónomo del año pasado sugiere que sus vehículos tampoco están preparados. Los días de olvidarse del volante están por llegar, pero, por el bien de la seguridad pública, merece la pena ser paciente.
(Para saber más: Recode, Guardian, Tesla es investigada por un accidente de coche mortal a manos de Autopilot, El taxi autónomo de Uber me condujo hacia el futuro del transporte, Así fue mi primer viaje en un Uber que se conducía solo: hizo falta un conductor)