El país emprende un experimento con 2.000 personas desempleadas que han comenzado a recibir 560 euros al mes. Los mantendrán aunque encuentren trabajo
Finlandia se ha convertido en el primer país europeo en implantar una renta básica. En un pequeño experimento, 2.000 de las aproximadamente 213.000 personas del país que se encuentran en situación de desempleo han sido seleccionadas para recibir 560 euros (unos 587 dólares) al mes como parte de su paquete de beneficios, publica The Guardian.
El objetivo del experimento es comprobar si garantizar una fuente de ingresos estable para personas sin empleo les impulsará a volver a trabajar. La prestación por desempleo de Finlandia, coordinada por el Instituto de Seguridad Social del país, es lo bastante buena para que las personas puedan arreglárselas sin trabajar, pero también pueden revocarse si alguien acepta incluso un trabajo mal remunerado o temporal.
Bajo el nuevo plan, en cambio, la gente seleccionada no recibirá ningún dinero extra; los 560 euros reemplazarán parte de la ayuda que ya reciben. La diferencia es que seguirán recibiendo el subsidio de manera incondicional, incluso tras aceptar un trabajo.
Foto: El director de investigación del Insituto de Seguridad Social Nacional de Finlandia, Olli Kangas. La Seguridad Social del país es la institución que está llevando a cabo el experimento de renta básica en el país. Crédito: DG EMPL (Flikr).
En los últimos tiempos, la popularidad de este tipo de pruebas ha aumentado. La incubadora de start-ups Y Combinator está planeando un experimento con 100 familias, y países como Países Bajos y Canadá tienen otros previstos.
Sin embargo, este tipo de pruebas conllevan también ciertos problemas. El primero y más obvio es que son difíciles de financiar. Y Combinator asegura que dará sin condición alguna 2.000 dólares (unos 1.917 euros) al mes, lo que podría explicar por qué el grupo para el proyecto piloto de corta duración es tan pequeño. No obstante, Y Combinator ha anunciado que tiene planes de otro experimento de mayor duración si el primero "sale bien". Escalarlo requeriría cantidades no triviales de dinero.
Tampoco está claro si la automatización realmente está eliminando empleos a un ritmo lo suficientemente rápido como para suponer una amenaza para los trabajadores (un argumento fundamental de muchos de los defensores de la renta básica). Aunque si así fuera, ¿es regalar dinero la mejor solución? O, ¿sería el equivalente a tirar la toalla con personas que quizá podrían verse mucho más beneficiadas si esos fondos se invirtieran en formarlas para conseguir empleos nuevos?
Son preguntas difíciles de contestar, y mientras que cuesta criticar la intención y los objetivos detrás de un programa como el de Finlandia, será complicado sacar conclusiones extrapolables de un estudio tan pequeño. Tampoco ayudaría necesariamente realizar otros experimentos a mayor escala. Como explicamos en nuestro propio análisis del tema, ya se han realizado con anterioridad ensayos grandes y los resultados fueron muy dispares. Eso ha permitido que la idea haya vuelto a levantar cabeza, sin importar si alguna vez fue buena para empezar.
(Para saber más: The Guardian, "La renta básica universal pasa de la teoría a la práctica con pequeños proyectos piloto", "Los robots y la inteligencia artificial reavivan el sueño de la renta básica universal")