Aunque el campo de los anticonceptivos para hombres está plagado de fracasos, hay estrategias no hormonales que podrían dar frutos, pero será muy difícil estudiarlas si nadie las financia
Durante décadas, las mujeres han tenido muchas opciones anticonceptivas. A día de hoy, se incluyen la píldora, el parche, la esponja anticonceptiva, el diafragma, la inyección Depo-Provera, el anillo vaginal NuvaRing y los dispositivos intrauterinos, o DIU. Pero para los hombres, sólo hay dos: el preservativo y la vasectomía.
Y la razón no es que los hombres no estén dispuestos a emplear otros métodos. La investigación y el desarrollo de anticonceptivos masculinos ha sido lenta, y el campo está repleto de proyectos abandonados sin terminar. Los investigadores que trabajan en fármacos anticonceptivos masculinos afirman que existen dos retos principales para llevar estos productos a mercado. Para empezar, bloquear la producción de millones de espermatozoides frente a impedir la liberación de un óvulo mensual es sencillamente más complicado biológicamente. Segundo, existe poca financiación para los ensayos clínicos de estos fármacos.
El proyecto más reciente publicó en octubre un estudio respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que demostró que una inyección anticonceptiva hormonal para hombres impidió el embarazo en sus parejas femeninas. Pero el ensayo fue detenido en 2011 bajo la recomendación de un panel externo a causa del suicidio de un participante y graves efectos secundarios sufridos por otros, como la depresión.
El coautor del estudio y director adjunto de Programas del instituto de investigaciones sin ánimo de lucro Conrad, Douglas Colvar, dice que los resultados fueron desalentadores. No se seguirá realizando ensayos clínicos con ese fármaco hormonal, que consiste en una mezcla de progestágeno y testosterona, porque tanto Conrad como la OMS carecen de más financiación para volver a probar otra formulación, según Colvard.
Los anticonceptivos hormonales para hombres, que intentan impedir la formación de esperma, han sido los más estudiados y llevan investigándose desde las últimas cuatro décadas. Un reseñable ensayo en 1.045 hombres chinos con otro anticonceptivo hormonal inyectable fue capaz de suprimir la producción de esperma de forma eficaz y reversible. Pero la empresa que fabricaba ese fármaco, Zhejiang Xian Ju Pharmaceutical, nunca realizó más pruebas ni buscó la aprobación regulatoria para el fármaco inyectable.
El director ejecutivo de la Iniciativa de Anticoncepción Masculina, un grupo defensor radicado en Washington D.C. (EEUU), Aaron Hamlin, afirma: "Hasta cierto punto, no hemos visto una mayor implicación de las farmacéuticas porque se han quedado decepcionadas en el pasado por productos fracasado centrados principalmente en esfuerzos hormonales". Por ejemplo, la farmacéutica alemana Schering y la empresa Organon de Holanda unieron fuerzas en 2002 para desarrollar una píldora anticonceptiva para hombres, pero ese esfuerzo fue abandonado tan sólo un par de años después.
La profesora y directora del departamento de Química Médica de la Universidad de Minnesota (EEUU), Gunda Georg, afirma que "carece de esperanzas" de que los anticonceptivos hormonales para hombres lleguen al mercado dado el número de esfuerzos abandonados y los efectos secundarios potenciales. Por eso el laboratorio de Georg está estudiando una opción no hormonal para un anticonceptivo masculino, un fármaco de investigación, el gamendazol, que detiene el desarrollo del esperma. Los fragmentos inmaduros de esperma son reabsorbidos por los testículos, el órgano masculino que produce el esperma, y nunca llegan hasta el semen.
En ratas, el compuesto ha sido altamente eficaz y reversible. Georg planea realizar más estudios en monos con la esperanza de avanzar el fármaco hasta ensayos humanos.
Otro método anticonceptivo no hormonal, Vasalgel, podría ser probado en personas en 2017. Desarrollado por la Fundación Parsemus, se trata de un gel polimérico que se inyecta en el conducto deferente, el tubo que lleva el esperma hasta el pene. El gel actúa de forma similar a otro proyecto que está siendo estudiado en la India, la inhibición guiada y reversible del esperma (RISUG, por sus siglas en inglés). RISUG se encuentra en ensayos clínicos de fase III en la India, pero el estudio ha estado luchando por reclutar suficientes participantes.
La directora y fundadora de la Fundación Parsemus, Elaine Lissner, afirma que Vasalgel ha sido eficaz a la hora de detener la producción de esperma en conejos, monos, babuinos y perros. Pero en animales más grandes, les ha resultado más difícil revertir sus efectos, por lo que Lissner señala que hacen falta más estudios.
Los investigadores también trabajan en el desarrollo de píldoras no hormonales. Un equipo del King's College de Londres (Reino Unido) está estudiando la fenoxibenzamina, que actualmente es empleada para tratar la hipertensión, como método anticonceptivo para hombres. Denominada como "la píldora de sábanas limpias", es un fármaco de acción rápida diseñado para producir un orgasmo libre de semen. Hasta ahora, sólo ha sido probado en animales.
En Indonesia, unos científicos están probando píldoras sintetizadas por el arbusto Justicia gendarussa en cientos de hombres que participan en ensayos clínicos. Se cree que la Justicia gendarussa interfiere con una enzima en la cabeza del esperma y debilita su capacidad de penetrar el óvulo. Se encuentra en ensayos de fase II, pero será necesario repetir los ensayos clínicos en otros países para obtener la aprobación de la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos y de la Agencia Europea del Medicamento.
Y el investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (EEUU) y del Instituto de Cáncer Dana-Farber James Bradner descubrió un compuesto llamado JQ1 que inhibe la producción y la movilidad de esperma. Las inyecciones del compuesto en ratones frenaron drásticamente la producción de esperma, y cuando se detuvieron, el recuento de espermatozoides recuperó los niveles normales. Bradner y su equipo creen que una versión en píldora podría generar los mismos resultados.
Pero para que estos fármacos de investigación lleguen hasta ensayos humanos necesitan financiación. Lissner asegura que resulta más fácil obtener una subvención de 100.000 euros de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) que recaudar millones para realizar ensayos clínicos de fase más avanzada. Los NIH destinaron unos 390 millones de euros en 2015 a este campo, pero gran parte de esa cifra fue para investigaciones de anticonceptivos femeninos y reproductivas.
Mientras tanto, el estudio de Colvard publicado en octubre sobre la inyección hormonal masculina fallida ha provocado una respuesta negativa por la detención del ensayo. Afirma que la respuesta, "obviamente, señala la necesidad de más financiación" para los esfuerzos de anticonceptivos masculinos.