A pesar de los pocos datos que hay sobre el valor de los servicios de internet y las 'apps', un nuevo informe asegura que deshabilitarlos no supone más que pérdidas económicas para el país
Los gobiernos perjudican a sus economías cuando deshabilitan aplicaciones y servicios de internet, según afirma un nuevo análisis.
Durante el último año, 81 apagones de servicios en 19 países costaron a sus economías al menos más 2.200 millones de euros, según un estudio de Darrel West del Instituto Brookings que calcula el coste de interrumpir las actividades en línea de una nación.
Los gobiernos pueden cortar el acceso a internet de sus ciudadanos por distintos motivos. Puede ser para acallar las opiniones contrarias o para obligar a una empresa a respetar la ley. En 2011, el Gobierno egipcio deshabilitó el acceso a internet durante cinco días para impedir la comunicación entre manifestantes, mientras que más recientemente Brasil bloqueó la app de mensajería WhatsApp después de que la empresa se negara a cumplir con las solicitudes de datos de usuario.
La actividad económica depende cada vez más de internet, por lo que esos apagones son "muy contraproducentes", afirma West.
Para calcular el dinero perdido, West se apoyó en proyecciones de Boston Consulting Group, que ha calculado qué proporción del PIB de un país depende del acceso a internet. Estas cifras varían, desde el 12,4% en Reino Unido hasta un 1,4% en Indonesia. West utilizó datos del Banco Mundial para calcular el coste de deshabilitar las redes móviles. Y recientes investigaciones de economistas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) fueron empleadas para desentrañar el valor de apps digitales individuales. Su modelo también se basó en recientes investigaciones que intentan dar cuenta del número de empleos que ofrece internet.
Las cifras son aproximadas, especialmente porque los datos son difíciles de encontrar para los países en desarrollo. Pero West afirma que probablemente estén infravalorados debido al rápido crecimiento del comercio electrónico.
En algunos lugares, como países de África donde la gente depende mucho del dinero móvil, las ramificaciones son especialmente graves. Puesto que no se han producido demasiados trabajos de análisis de los costes económicos, según West, cree que los líderes gubernamentales podrían no estar ni siquiera considerándolos. Pero cuando los gobiernos cierran el acceso a internet, están "pegando un tiro en el pie a sus propias economías", asegura.