Eric Topol es uno de los mayores defensores de la medicina personalizada, y confía en el potencial de la secuenciación genética y de la inteligencia artificial para conseguirla
Eric Topol es un cardiólogo y profesor de genómica del Instituto de Investigaciones Scripps. Y además, es uno de los mayores defensores de emplear el análisis de ADN y las tecnologías digitales para estudiar a cada paciente como un individuo. Además de utilizar estas tecnologías con sus propios pacientes, trabaja como consejero para empresas como Illumina y Gilead Sciences, y comparte sus conocimientos mediante un feed de Twitter de lectura obligatoria para los interesados en el tema. En su libro The Creative Destruction of Medicine (La destrucción creativa de la medicina), Topol describe que la capacidad de secuenciar un genoma individual de forma asequible y nuevas aplicaciones sanitarias nacidas de tecnologías inalámbricas pueden lograr que los cuidados médicos sean más personalizados y eficaces. Topol habló con la editora de Informes Especiales, Nanette Byrnes, por teléfono desde La Jolla, California (EEUU).
Crédito: Joe Ciardiello.
Usted defiende que los datos que recopilan los dispositivos móviles son una estrategia para la que la medicina se vuelva más personal.
Existen bastantes dispositivos que miden la tensión, el ritmo cardíaco y el nivel de glucosa de forma continua. Puedo realizar una ecografía completa del cuerpo en alta resolución con mi smartphone durante un reconocimiento. Esto evita tener que enviar a tantos pacientes a realizarse una ecografía que cuesta entre 700 y 900 euros, y permite compartir el resultado con el paciente durante el reconocimiento. Con los smartphones se puede examinar el oído de un niño, o un ojo sin un oftalmólogo, se pueden medir los temblores, la voz y el andar de pacientes con la enfermedad de Parkinson y saber si han de tomar su medicina y a qué dosis. En el futuro podremos hacernos selfies médicos. La mayoría de la gente juzga la automonitorización por aparatos como Fitbits o contadores de pasos, pero no tienen nada que ver.
Señala que esto ha coincidido con el aumentado uso de una tecnología muy distinta, la medicina genómica.
Se ha producido una increíble caída en el precio de la secuenciación genómica. El problema actual es que muchos de estos nuevos fármacos [que están siendo desarrollados en función de análisis genéticos] son para trastornos raros y son increíblemente caros. Si se puede lograr una cura mediante edición genética, entonces la pregunta es ¿cuánto debería costar? ¿Cuánto valdría una única cura mediante edición genética en lugar de un tratamiento perpetuo y muy caro con riesgos y efectos secundarios?
Usted lo defiende pero, ¿le preocupa algo de esta nueva forma de medicina?
La mayor decepción es la seguridad. Nuestros datos médicos están siendo robados, hackeados, filtrados. Se ha hackeados los historiales médicos de más de 100 millones de estadounidenses durante el último año, frente a tal vez unos cinco millones que han accedido a sus historiales en línea. Esa es la vulnerabilidad.
La gente no posee sus datos médicos, y por derecho debería. Estamos generando cada vez más datos con nuestros propios dispositivos. No hay un lugar para almacenar esta información. Existe una enorme resistencia dentro de la comunidad médica, pero necesitamos adoptar este traspaso de poder a los pacientes.
¿Resulta difícil dar sentido a tantos datos?
Ese es el próximo reto, manipular y procesar los datos con inteligencia artificial y aprendizaje profundo. No hemos progresado ni de lejos tanto como deberíamos. Es un cuello de botella que sólo podrá avanzar cuando la información se procese en tiempo real con algoritmos validados que envían informaciones al individuo. Las empresas trabajan en esto. La idea consiste en captar todos estos datos (como informaciones procedentes de sensores e imágenes) para que el aprendizaje de máquinas y el análisis predictivo sean capaces de ofrecer consejos personalizados de acuerdo a la información.
¿Cuánto cree que se tardará en resolver ese reto?
Yo siempre soy poco realista y espero que las cosas cambien rápidamente. Pero esto llevará tiempo.
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Con la colaboración de Boehringer Ingelheim