El cofundador de Snapchat ha captado la atención del público al convertir lo perpetuo en efímero
Detrás de Snapchat, la red social de fotos que desaparecen valorada en casi 18 millones de euros, se encuentra un genio de 26 años conductor de coches exóticos y prometido con una supermodelo. O un cretino. O ambas cosas, cuesta saberlo. Evan Spiegel es una especie de recluso. El hombre responsable de este nuevo imperio de medios sólo sigue a alrededor de 50 personas en la app móvil que ayudó a crear. (Una de ellas es el mago David Blane). Rehusó hablar conmigo, algo que resulta coherente porque lo que es Snapchat, lo que Spiegel entiende mejor que nadie, podría ser lo opuesto a una entrevista con una revista.
Snapchat a menudo es comparada con Facebook, y Spiegel con Mark Zuckerberg. Tiene sentido, especialmente dado que Facebook intentó comprar Snapchat por más de 2.600 millones de euros antes de lanzar su propia versión de imitación que rápidamente cayó en el olvido. Y ambos fundadores dejaron sus estudios universitarios antes de graduarse (Spiegel dejó la Universidad de Stanford, Zuckerberg la Universidad de Harvard, ambas en EEUU). Pero Facebook es una empresa construida sobre la idea de convertir los datos personales en públicos y entregar publicidad dirigida; el propósito de Snapchat es eliminar imágenes o vídeos tras compartirlos con amigos. Snapchat, ha dicho Spiegel, está basada en la idea de que "la configuración predeterminada debería ser la efímera".
Durante sus seis años de existencia, toda una época según el reloj de las start-ups, la empresa ha sobrevivido a rivales como Pike y Ansa y Gryphn y Vidburn y Clipchat y Efemr (juro que no me lo estoy inventando) y Wink y Blink y Frankly y (se lo juro) Burn Note y Glimpse y Wickr. Cada día llega al 41% de los estadounidenses de entre 18 y 34 años de edad y genera ingresos mediante empresas de medios de comunicación y anunciantes que publican snaps en canales específicos. ¿Qué hizo bien Snapchat que las demás obviaron hacer? Una cosa en la que se fija uno inmediatamente al descargarse la app es cuánto requiere del usuario. No puede limitarse a quedarse sentado observando, también deberá hacer "snap" [NdT: el término anglosajón snap se refiere a la acción de captar una foto al referirse al sonido que hace la cámara al ser presionado el disparador]. La pantalla de inicio prácticamente ruega al usuario sacar una foto o grabar un vídeo. La fotografía antaño trataba de captar un momento para siempre; la gran ocurrencia de Spiegel fue que ahora la mejor manera de hacer que la gente preste atención es captar un momento, compartirlo y observarlo mientras desaparece.
—Ryan Bradley