Moon Express ha recibido luz verde para subir al satélite, y gracias a las leyes de Obama, podrá traer a la Tierra todos los recursos lunares que le quepan en la nave, aunque no sea rentable
"No elegimos ir a la Luna porque fuese fácil, sino porque es un buen negocio". Esta adaptación de la célebre cita del presidente estadounidense John F. Kennedy acerca de los desafíos que suponía viajar al vecino más próximo a la Tierra, proviene del presidente de la start-up Moon Express, Naveen Jain. El CEO pronunció esta frase durante una entrevista con un reportero del New York Times en relación al hecho de que su empresa ha sido la primera compañía privada en recibir autorización para lanzar una misión lunar.
Jain, quien también ha logrado aparecer en el Washington Post gracias a su frase: "El agua es el combustible del sistema solar", está jugando claramente al juego de las repercusiones mediáticas. También se ha fijado el objetivo de ganar el Google Lunar X Prize, y los 20 millones de dólares (unos 18 millones de euros) que conlleva, al conseguir que Moon Express sea la primera empresa en enviar un vehículo de exploración espacial a la Luna, moverlo durante al menos medio kilómetro y enviar imágenes de vuelta a la Tierra. Para lograrlo, la empresa ha reunido unos 27 millones de euros aproximadamente, y planea otros 23 millones de euros más. Así es como la economía de la audacia permite llegar a donde solo han llegado los Gobiernos de EEUU, Rusia y China.
Pero el X Prize es solo el primer escalón de la misión que Jain planea para Moon Express. Su objetivo final es la extracción de recursos del espacio. El agua congelada de la Luna una puede utilizarse para crear combustible para cohetes, lo que posibilitaría no solo rellenar los depósitos en el viaje de vuelta a casa de operaciones mineras en otros planetas, sino coger impulso para llegar al cinturón de asteroides, hasta Marte o incluso más allá. Como cualquiera que haya leído o visto The Martian sabe que el agua y la inflamable hidracina son elementos químicos de la misma familia, aunque utilizar uno u otro indistintamente puede suponer un riesgo. Por esa razón, nunca se ha intentado cambiar uno por otro en los viajes espaciales del mundo real.
Además, Moon Express debe hacer frente a unos cuantos inconvenientes más para conseguir la victoria en el circuito Tierra-Luna. Para su vuelo, la empresa ha adquirido el Electron, un cohete con un diseño impecable desarrollado por Rocket Lab, pero que todavía no ha realizado su primer vuelo de prueba. Además, el módulo de descenso MX-1 que planea lanzar la empresa aún necesita ser ensamblado.
Por seguridad, conseguir la aprobación del Gobierno de EEUU (que al principio no tenía claro qué agencia debería encargarse de la autorización, o de si al permitir la misión incumpliría algún tratado internacional) supone un gran avance. Una vez que Moon Express consiga superar todos estos obstáculos técnicos, solo faltaría anunciar la fecha del lanzamiento. De esta forma conseguiría adelantarse a los demás equipos que participan en el X Prize, cuya fecha de lanzamiento prevista para finales de 2017 no parece ya tan lejana.
En lo referente a la extracción de recursos, la administración Obama ha dejado vía libre a todas las empresas espaciales privadas, lo que permite que empresas con intereses mineros en asteroides, como Planetary Resources y Deep Space Industries, se queden con todo lo que sean capaces de transportar hasta la Tierra. Probablemente esto incluya metales como el platino y el iridio, unos materiales muy escasos en nuestro planeta. El Gobierno de Luxemburgo también ha dado el visto bueno a la idea de explotar asteroides.
Es fácil entender por qué estas aventuras han creado tanta expectación: despiertan más asombro que interés. En una época en la que las empresas privadas han reabastecido con éxito la Estación Espacial Internacional, han lanzado cohetes reutilizables y han conseguido enviar un hábitat espacial hinchable, la tentación de creer que todo es posible es muy fuerte. Y probablemente cada vez lo sea más.
Sin embargo, en algún momento hasta las start-ups con mayor financiación tendrán que considerar las implicaciones económicas. En un futuro próximo, la perspectiva de que la minería espacial resulte más rentable que la minería terrestre es extravagante. Jain, un hombre al que le encanta adaptar aforismos, considera que los versos: "El hombre debe aspirar a lo que está más allá de su alcance y, si no, ¿para qué están los cielos?", del poeta Robert Browning, servirán sin duda alguna como inspiración. Sin embargo, no parece que necesite modificarlos hasta dentro de un tiempo.
(Para leer más: The Verge, Ars Technica, Emprender en la Tierra ya no es suficiente, llega la era de los negocios espaciales, Luxemburgo quiere liderar la minería en asteroides a nivel europeo, Why Would Anyone Want to Mine Asteroids?)