Sus yacimientos amenazan con cesar su actividad mientras los gobiernos apoyan cada vez más parques eólicos marinos, cuya energía será tan cara que algunos expertos lo consideran "insensato"
La capital de la industria de la explotación marítima de petróleo y gas de Aberdeen (Escocia) lleva muchos años inmersa en una transición energética que está transformando el Mar del Norte para dejar de ser una cuenca de combustibles fósiles y convertirse en el centro mundial de energía eólica marítima.
Con los precios del petróleo en torno a los 50 dólares (unos 45 euros) por barril, hasta 50 yacimientos de petróleo y gas del Mar del Norte podrían cesar sus operaciones este año, según el consultora de la industria Wood Mackenzie. Incluso si el crudo logre recuperarse hasta un precio de unos 85 dólares (unos 77 euros) por barril, las petroleraas tienen muchas probabilidades de abandonar hasta 140 yacimientos del Mar del Norte durante los próximos, según la consultora.
Es un fuerte contraste con el auge de construcción de turbinas eólicas marinas. Europa añadió un récord de tres gigavatios de nueva capacidad eólica marina en 2015, la mayor parte de ella en el Mar del Norte. Alrededor de 3.000 turbinas marinas, con un total de 10 gigavatios de capacidad instalada, ya están en operación allí. Se espera que se vaya añadiendo una media anual de cuatro gigavatios hasta 2030, lo que llevaría a la energía eólica a sumar más de 60 gigavatios de capacidad. En términos de producción, actualmente la energía eólica marítima representa alrededor del 1,5% de la generación eléctrica total de Europa. Esa cifra seguirá subiendo hasta alcanzar el 7% para 2030, según WindEurope, una asociación industrial radicada en Bruselas (Bélgica).
Foto: Las turbinas marinas son populares con los políticos, pero es dudoso si podrán proporcionar enegía limpia y rentable. Crédito: Vestas Wind Systems A/S.
La escala de estos proyectos sigue aumentando. El proyecto Gemini, en la costa de Holanda, tendrá 150 turbinas que sumarán 600 megavatios de capacidad al completarse el próximo año. Y hay proyectos aun más ambiciosos en curso: a finales del año pasado el secretario de Energía y Cambio climático de Reino Unido dio luz verde al vasto proyecto Dogger Bank, que cubrirá 100.000 hectáreas de la costa noreste de Escocia (Reino Unido). Dogger Bank comprenderá 400 turbinas con una capacidad de 1,2 gigavatios, lo suficiente para alimentar dos millones de viviendas.
La energía eólica marina está en auge a pesar de que la demanda eléctrica en Europa es plana y hasta está bajando en algunos países. En Alemania y Reino Unido, las energías renovables están creciendo más rápido que el ritmo de decomisión de las envejecidas plantas energéitcas alimentadas con combustibles fósiles (ver Si Europa quiere predecir su futuro basado en renovables debe mirar a Alemania). El exceso de capacidad resultante ha hecho trizas los precios al por mayor de la electricidad, desde los 60 euros por megavatio-hora de hace tres años a los 30 euros hoy. El coste de la energía procedente de turbinas eólicas marinas superior a los 100 euros por megavatio-hora. La energía de los parques eólicos terrestres cuesta mucho meno, entre 60 y 70 euros, pero las nuevas propuestas de instalaciones terrestres se han visto bloqueadas, en gran parte por las objeciones de las comunidades locales.
"No existe ningún caso de negocio lógico [para la energía eólica marítima] que no vaya acompañado de políticas", afirma el director adjunto del Grupo de Investigaciones de Políticas Energéticas de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), David Reiner. El experto detalla: "Ese es el único razonamiento en cuanto a por qué estamos dispuestos a pagar tanto de más para la energía eólica marítima en lugar de la energía eólica terrestre".
Eso significa que estos masivos parques eólicos están, en esencia, siendo financiadas por los gobiernos. Northland Power, una empresa radicada en Toronto (Canadá) que es el principal desarrollador del proyecto Gemini de 3.200 millones de dólares, ha firmado un acuerdo de 15 años para suministrar energía a la red eléctrica holandesa a 162 euros por megavatio-hora, muy superior al precio que podría cobrar al comercializar la electricidad en el mercado al por mayor. El parque eólico "desde luego nunca se habría construido" sin el apoyo de precios del Gobierno, afirma el director de Desarrollo de negocio para Europa de Northland, Boris Balan.
Tal generosidad, naturalmente, ha generado críticas. Los gobiernos locales de la costa de Holanda se resisten a los parques eólicas marinos que se vean desde sus casas, y a finales del año pasado una coalición de partidos de la oposición del Parlamento holandés bloqueó una propuesta de ley que habría proporcionado mayores apoyos para nuevas turbinas eólicas marinas. El profesor de economía de la Universidad de Cambridge Michael Pollitt, califica considera "claramente insensato" el entusiasmo de los gobiernos sobre la energía eólica marina.
Aun así, el auge no muestra señales de decaer. Las inversiones en Reino Unido sumarán más de 20.000 millones de libras (unos 24.000 millones de euros), según el CEO de RenewableUK, Hugh McNeal, en una conferencia de energía eólica marítima celebrada en Manchester (Reino Unidos) el 21 de junio. En Aberdeen, una ciudad portuaria toscamente labrada de 200.000 habitantes que ha florecido durante dos generaciones con la riqueza del petróleo procedente de plataformas de perforación situadas en aguas profundas, la revolución de la energía eólica promete una nueva fuente de actividad económica para reemplazar la industria petrolífera en declive. Esa transición fue subrayada en diciembre, cuando la tribunal más alta de Reino Unido rechazó una apelación interpuesta por un desarrollador de complejos turísticos que intentó frenar la construcción de un parque eólico relativamente modesto de 11 turbinas a la vista de su campo de golf y hotel de lujo en la costa de Aberdeen. El desarrollador: el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump.