Con la vista puesta en una futura misión a Marte, la NASA tiene planes de realizar la primera prueba de diagnóstico genético en el espacio
Dentro de casi cinco semanas, el 16 de julio, un cohete Falcon 9 está programado para despegar desde Cabo Cañaveral (EEUU) de camino a la Estación Espacial Internacional y portar por primera vez un secuenciador de ADN al espacio.
Aunque esto no representa una ciencia puntera y asombrosa, nadie ha intentado antes decodificar el ADN desde el espacio. Poder hacerlo es algo que podría resultar útil en una misión a Marte si un miembro de la tripulación cayera enfermo o apareciera moho marciano dentro de la nave espacial.
"Ahora mismo, recogemos cosas y las devolvemos a la Tierra, pero si enviáramos gente a Marte, no se podrían enviar las muestras de vuelta", explica el químico de la NASA encargado del experimento, Aaron Burton. Asegura que a la NASA también le interesa determinar si los microbios intestinales de la gente cambian mientras estén en el espacio. También hay que destacar que el instrumento que se lanzará al espacio, llamado MinION, tiene un tamaño lo suficientemente reducido para que quepa en el bolsillo de un abrigo y lee el ADN durante su paso por un diminuto nanoporo.
El secuenciador es de la empresa británica Oxford Nanopore, que afirma que el dispositivo dará paso a una era de secuenciación ubicua en la que rastrearemos cada alcantarilla, estación de metro o puesta de selva en busca de gérmenes.
Obviamente, ser el primer secuenciador del espacio representa un buen gancho publicitario. Hasta los trajes espaciales incluyen un bonito parche. Pero los científicos afirman que no tenían elección. Cada medio kilo enviado a la Estación Espacial Internacional provoca un gasto por carga útil de alrededor de 10.000 dólares (unos 8.900 euros).
Vídeo: Este vídeo fue grabado durante un intento de secuenciar ADN en condiciones de microgravedad durante un vuelo parabólico en avión. Crédito: Andrew Feinberg y Lindsay Rizzardi de la Universidad de Johns Hopkins.
Un biofísico de la Universidad Médica Weill Cornell en Nueva York (EEUU) llamado Christopher Mason, que participa en la iniciativa, cree que costará unos 2.000 dólares (unos 1.774 euros) incluir el dispositivo de 100 gramos en el vuelo. La mayoría de las máquinas de secuenciación tienen el mismo tamaño que una mininevera y pesan entre 28 y 56 kilos, y su transporte costaría más de un millón de dólares (unos 890.000 euros).
Mason envió previamente el MinION de viaje en el "cometa vómito", un avión de la NASA que imita la gravedad cero al iniciar una caída en picado. "Es una demostración técnica para asegurarnos de que funcione, lo que significa que cuando algo crezca de forma rara dentro de la estación espacial, o sobre alguien de la estación espacial, podremos caracterizarlo", explica Mason.
Los experimentos espaciales serán dirigidos por la astronauta y viróloga Kate Rubins, quien llegará a la Estación Espacial Internacional en fechas anteriores de julio, durante su primer viaje al espacio. Secuenciará el ADN de un virus, de la bacteria E. coli y de un ratón.
Aunque el MinION es diminuto, requiere un ordenador y una conexión a internet para su operación. También se necesitarán de otros suministros para preparar muestras de ADN. Para saltarse ese paso, la NASA tiene planes de preparar las muestras de ADN en tierra y enviarlas, congeladas, en jeringullas. Mason afirma que no se estudiara ADN humano debido a las preocupaciones de privacidad.
Una vez aterrizado sobre un mundo alienígeno, o tan sólo sobre la Luna, según Burton de la NASA, un secuenciador como el de Oxford Nanopore podría utilizarse algún día para detectar señales de vida, o las moléculas necesarias para la vida.