Starry aspira a acelerar 100 veces la velocidad de conexión media mediante un aparato colocado en la ventana del tamaño de una lata de refresco y un transmisor para cada casi 1.000 usuarios
En la reluciente pero silenciosa sede central de una start-up llamada Starry, 40 ingenieros trabajan para lograr una visión disruptiva: proporcionar acceso a internet a viviendas y negocios, de forma barata e inalámbrica, casi 100 veces más rápido que la conexión media actual.
La idea de un servicio inalámbrico de gigabits por segundo lleva circulando al menos 15 años, pero los avances tecnológicos han hecho que la idea ahora resulte mucho más plausible. La tecnología inalámbrica de gran capacidad en cuestión (conocida por su engorroso nombre técnico: conjunto de antenas de ondas milimétricas en fase") ahora es mucho más barata y menos aparatosa gracias a los avances de la microelectrónica y el software.
Varios gigantes de las telecomunicaciones, incluidos Verizon y AT&T, están trabajando en esta tecnología, al igual que Facebook y Google con sus esfuerzos por proporcionar un rápido y público acceso al wifi. El servicio de Starry, que se espera que sea lanzado este verano, sería el primero en emplear la tecnología para realmente llegar hasta viviendas y oficinas.
En julio, los usuarios beta en Boston (EEUU) recibirán un dispositivo, de tamaño un pelín más grande que una lata de refresco, que contendrá una unidad de atenas. Lo colocarán en el alféizar exterior de una ventana; la cara interior del dispositivo incluirá un puerto ethernet para conectarse a un router de wifi existente, u otro fabricado por Starry. (El router de Starry, llamado Starry Station, ya está a la venta y tiene un aire al estilo de Nest, con una interfaz de pantalla táctil que muestra círculos que representan los niveles de consumo de los dispositivos domésticos y otras informaciones).
Estos usuarios beta recibirán su servicio de un transmisor que la empresa aún está ultimando: una unidad de unos 60 centímetros de alto que se colocará sobre tejado para servir a entre 600 y 900 usuarios en un radio de aproximadamente un kilómetro.
Foto: Los usuarios beta en Boston que busquen recibir el servicio inalámbrico de Starry este verano necesitarán colocar este hardware de atenta, algo más grande que una lata de refresco, en el alféizar exterior de una ventana. Crédito: Starry.
El esquema de precios y los niveles de servicio aún no se han anunciado. Pero se espera que resulte mucho más rápido que el servicio por cable (el 90% de Boston recibe servicio únicamente de la empresa de cable Comcast) con velocidades de subida que igualen las de bajada. Puede que se enfrente a un competidor: en abril, Verizon anunció que invertirá 300 millones de dólares (unos 265 millones de euros) en llevar el servicio de fibra óptica FiOS a la ciudad durante los próximos seis años.
El coste de capital de proporcionar la infraestructura de Starry representa un importante diferenciador. Construir una nueva red de fibra óptica u otro tipo de cableado para alcanzar cada vivienda y negocio en un entorno urbano puede llegar a costar unos 2.500 dólares (unos 2.200 euros) por cliente, según el fundador de la empresa, Chet Kanojia. Pero el modelo de Starry no requeriría la instalación de cables; en lugar de ello, sólo requiere unos pocos hilos de cable de fibra óptica para cada transmisor colocado sobre tejado. La empresa, que tiene intención de actuar como proveedor de servicios para sus clientes, alquilaría la fibra óptica de un intermediario como Level 3 para comprar ancho de banda al por mayor, al igual que otros proveedores de servicios de internet. Kanojia afirma: "Al adoptar esta estrategia, impulsamos la bajada de costes y fomentamos la competición".
Instalar la infraestructura resulta tan barato que podría ser rentable incluso si tan sólo entre el 5% y el 10% de los clientes en potencia llegan a contratar el servicio, una cifra mucho menor que el 50% o más que se necesita típicamente para garantizar suficiente retorno de los costes de capital, añade.
Al intentar revolucionar los mercados de las telecomunicaciones, Starry comparte la audacia de la empresa anterior de Kanojia, Aereo. Aquella captaba emisiones de televisión en abierta con diminutas antenas ubicadas en centros de datos, una para cada suscritor, para después enviar las transmisiones vía internet a los dispositivos domésticos o móviles de los suscritores. Los operadores de radiodifusión televisiva demandaron a la empresa, y en 2014 la Corte Suprema de Estados Unidos determinó que el sistema representaba una "retransmisión" que violaba las leyes de derecho de autor. Esto acabó con el negocio de Aereo.
Foto: Chet Kanojia, visto aquí sentado en sus oficinas en Boston junto a un analizador de espectro, espera revolucionar el mercado del cable con un puntero servicio, el primero de su tipo, capaz de proporcionar velocidades de gigabit. Crédito: Alex Wong (Getty Images).
Starry emplea un espectro de radiofrecuencias altas, de entre 37 y 40 gigahercios, capaz de transportar vastas cantidades de datos. Algunas empresas ya utilizan una versión sencilla de la tecnología de ondas milimétricas para proporcionar a sus clientes un acceso inalámbrico a internet, pero los sistemas existentes son muy limitados, dado que requieren la instalación de una nueva antena por cada cliente nuevo. También su operación depende de mantener una trayectoría de línea visual con el transmisor, porque las señales de tan alta frecuencia se ven facilmente bloqueadas por objetos como personas, plantas e incluso lluvia y nieve.
El enfoque del "conjunto de antenas en fase" supera estos obstáculos. Con estos sistemas, las transmisiones inalámbricas se distribuyen entre conjuntos de 16 antenas o más, y son despachadas en impulsos rápidos y muy complejos que permiten que un transmisor sirva a cientos de clientes a la vez. Además, estos conjuntos pueden alcanzar las antenas de algunos clientes que no dispongan de una vista en línea hasta el transmisor.
Starry afirma haber medido velocidades de entre 300 megabits por segundo hasta más de un gigabit por segundo a unas distancias de entre uno y 1,5 kilómetros, incluso con lluvia o nieve.
En el pasado, tales hazañas con radioseñales de alta frecuencia requerían unos caros chips hechos de un exótico material llamado aresnurio de galio, lo que encarecía tanto la tecnología que sólo resultaba práctico para aplicaciones como los sistemas de radar militares. Pero unos recientes avances han permitido que los chips de silicio convencionales realicen la misma función. "Hace una década, las empresas que intentaban hacer esto quebraban. Nunca llegó a materializarse porque era demasiado pronto en términos de las tecnologías de semiconductores", afirma el líder del grupo de investigaciones inalámbricas del Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia (EEUU), Jeff Reed, y añade: "Esta vez sí podría salir adelante".
Starry rehusa confirmar de qué empresa son los chips que emplean, pero varios importantes fabricantes de chip incluido Intel han estado logrando avances en esta área.
Starry, que dispone de 57 empleados en Boston y Nueva York (EEUU), está prototipando partes del sistema. Durante una visita a sus oficinas, Kanojia sacó un trozo de aluminio mecanizado que recordaba algo al edificio Chrysler de Nueva York. Estaba repleto de agujeros y con un dibujo impreso que ayuda a guiar las ondas de radio procedentes de los transmisores de la empresa, explicó.
Aunque Google Fiber y otras empresas empiezan a proporcionar servicios de gigabit, actualmente sólo alrededor del 8% de los usuarios en Estados Unidos tienen acceso a tales velocidades, según la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información del país. "Esto podría representar una alternativa que pueda habilitar un entorno mucho más competitivo, y eso sería genial", asegura Reed.
El interés de la industria por tales tecnologías está creciendo por momentos. AT&T y Verizon han anunciado pruebas para sistemas inalámbricos fijos de onda milimétrica, y unos importantes actores como Qualcomm, Nokia, Ericsson, Huawei y Google desarrollan versiones propias. Samsung está trabajando en tecnologías móviles con el uso de 64 antenas para transmitir y recibir señales a unas frecuencias ultraaltas. Y unos investigadores de la Universidad de Nueva York también han probado versiones avanzadas para redes móviles. Pero si una señal de gigabit se cuela en su piso urbano, tiene muchas probabilidades de proceder de Starry.