Un científico altera el ADN de un champiñón con CRISPR, pero esquiva la regulación al no incluir nuevos genes. Los expertos apuestan por replantear la normativa actual
La gente no se pone de acuerdo sobre la cuestión de si los alimentos modificados genéticamente deberían llevar una etiqueta especial. Pero la próxima generación de organismos modificados genéticamente (OMG) podría no sólo carecer de etiqueta, podría no estar regulada en absoluto.
En Scientific American se puede leer un artículo de 6.000 palabras sobre cómo una planta de estas características, un champiñón modificado genéticamente, fue creada. La versión corta es que un científico de plantas llamado Yinong Yang utilizó la técnica de edición genética CRISPR para cortar varias letras de ADN del genoma del "Agaricus bisporus, el champiñón más popular de Occidente".
El resultado: desactivó una enzima que vuelve marrones a los champiñones.
Crédito: Mike Licht (Flickr).
¿Por qué no tiene que regularse entonces un champiñón modificado? Porque la regulación de los OMG es un enorme lío que no tiene demasiado sentido. Allá por la década de 1990, cuando Monsanto y otras empresas empezaron a lanzar las primeras cosechas de biotecnología, Estados Unidos pergeñó una manera de regularlas desde las normativa existente.
Aquellos OMG tempranos (y la mayoría de ellos después) incluían genes procedentes de bacterias, como el gen que permite que los granos de soja sobrevivan al rociado con pesticidas. Lo que decidió el Departamento de Agricultura de Estados Unidos fue que, puesto que las plantas incluían ADN de gérmenes, podría regularlas bajo su autoridad de controlar las plagas de plantas.
Pero el champiñón de Yang no incluye ADN bacteriano en su genoma. No añadió ADN en absoluto, según le contó al Departamento de Agricultura. En su lugar, simplemente utilizó la edición genética para introducir unos diminutos agujeros en un gen determinado para desactivarlo.
Como resultado, el Servicio de Inspección Sanitaria de Animales y Plantas (APHIS, por sus siglas en inglés) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos le dijo a Yang que su planta OMG no sería regulada porque esquiva la regulación:
APHIS ha concluido que los champiñones comunes editados con CRISPR/Cas9 descritos en su carta no contienen ningún material genético añadido. APHIS no tiene motivos para creer que los champiñones editados genéticamente con CRISPR/Cas9 representen una plaga de plantas.
No es el primer producto que se ve despachado de este modo. El verano pasado escribimos sobre una patata con una modificación similar, también para impedir que se vuelva marrón, y han existido varios ejemplos más.
Las empresas de plantas de biotecnología están emocionadas. Podrán innovar rápidamente ahora que no han de dedicar una década a los ensayos de campo.
Los reguladores se esfuerzan para seguir el ritmo de la ciencia. Ahora mismo, Estados Unidos está replanteando las normas que regulan el tratamiento de los OMG y los desarrolladores de cosechas están "esperando con ansia" conocer si las plantas editadas genéticamente serán tratadas de forma distinta en Europa, según la profesora e investigadora de políticas de la Universidad Estatal de Carolina del Norte (EEUU) Jennifer Kuzma.
El reciente análisis de Kuzma de las regulaciones de los OMG resultará interesante para cualquiera que quiera conocer los detalles. Su aporte es que "la regulación de [la ingeniería genética] nunca se ha parecido tanto a un barril de pólvora a punto de estallar". Cree que el alza de la edición genética representa "una oportunidad para empezar de nuevo" con regulaciones que tengan más sentido científicamente, pero que también encuentren una manera de reflejar los "valores" de la gente que se opone a los OMG y simplemente no les gusta interferir en la naturaleza.
Espere sentado, sin embargo, a que este champiñón llegue a las estanterías de las tiendas. Yang, un profesor de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU), me contó que la empresa que ayudó a financiar la investigación, Giorgio Muschroom Co. de Pensilvania (EEUU), no está convencida de querer comercializarlo. "La gente de marketing de Giorgio está más interesada en los champiñones orgánicos y teme una respuesta negativa a los OMG por parte de los consumidores", explica Yang.
(Para saber más: Nature, Scientific American, Una patata con un solo gen silenciado podría revolucionar los OMG, La precisa edición genética de las plantas)