El país asiático quiere apostar por las renovables y desligarse del carbón, algo que afecta a los trabajadores del sector que ya se organizan para protestar
Por fin China está haciendo progresos en su lucha contra su particular adicción al carbón, pero los síntomas del síndrome de abstinencia también empiezan a golpear a algunos de sus ciudadanos más vulnerables. El gobierno anunció el lunes que 1,8 millones de trabajadores de las industrias del carbón y del acero serán despedidos este año, lo que representa el 10% de la plantilla total del acero y la quinta parte de los trabajadores de la industria del carbón, según una investigación económica de IHS Insights. El gobierno central dice que invertirá más de 15.000 millones de dólares (unos 13.800 millones de euros) en servicios de formación e inserción laboral para los trabajadores despedidos.
Las consecuencias se notarán con mayor fuerza en lugares como la provincia de Shanxi, donde viajé extensamente para mi libro Coal Wars. Allí, muchas ciudades de tamaño considerable dependen totalmente de la economía del carbón, y los despidos podrían generar, al modo de las ondas en el agua, una importante agitación social. Ya se están organizando por centenares los mineros del carbón en Anyuan, el escenario de la Gran Huelga de 1922 que ayudó a colocar a Mao y el partido comunista en el camino al poder, para manifestarse en contra de los despidos y recortes salariales, según informa el Washington Post.
El uso de carbón bajó casi un 4% en 2015 con respecto al año anterior, una ralentización que está siendo impulsada tanto por los cambios en el mercado como por la determinación de Pekín para frenar la tóxica contaminación atmosférica y comenzar una transición hacia fuentes energéticas más limpias. China ya es el mayor productor de energía eólica, y se ha programado un impulso masivo en energías eólicas, solares y nucleares para los próximos 10 años.
Foto: Los trabajadores llenan unos vagones de tren con carbón en Jiujiáng, China. Crédito: ChinaFotoPress-Getty Images.
(Lean más: Reuters, Washington Post, Testigos y pruebas del cambio climático)