Wendelstein 7-X es el último de una lista de esfuerzos internacionales por desarrollar un reactor práctico que aproveche la energía de las estrellas
Foto: El reactor de fusión experimental "stellarator" Wendelstein 7-X durante su construcción.
El pasado miércoles, unos científicos en Alemania pusieron en marcha un nuevo tipo de reactor nuclear. Se trata del último experimento con el objetivo de producir energías limpias y sostenibles de fusión nuclear controlada.
La canciller Angela Merkel pulsó el interruptor del Wendelstein 7-X, un aparato en forma de donut de 435 millones de dólares (unos 388 millones de euros) contruido en el Instituto Max Planck Greifswald (Alemania). Se inyectó hidrógeno al dispositivo, que lo calentó con microondas hasta que se convirtió en el tipo de materia conocido como plasma durante una fracción de segundo.
Cuando los núcleos de hidrógeno chocan entre sí se liberan grandes cantidades de calor (así funciona el Sol) y algunos subproductos radioactivos. Pero, a pesar de décadas de investigaciones, nadie ha logrado que las reacciones de fusión produzcan más energía de la que consumen.
Aun así, el interés por la energía de fusión está aumentando a nivel mundial. Varios esfuerzos comerciales y de investigación han logrado unos hitos incrementales recientemente. Y nuevos actores corporativos se han sumado, incluido un esfuerzo de Lockheed Martin.
La mayoría de los esfuerzos emplean un método que intentan contener el plasma caliente con fuertes corrientes eléctricas, lo que dejaría al plasma caliente encerrado en ese donut llamado tokamak. El tokamak más grande del mundo está construyéndose en Francia en las instalaciones internacionales del ITER y su coste final podría ascender a 50.000 millones de dólares (unos 45.000 millones de euros).
Los esfuerzos comerciales están explorando todo tipo de configuraciones exóticas. Tri-Alpha, de California (EEUU), está probando un reactor con forma lineal. Helion Energy de Washington (EEUU), intenta emplear una mezcla de confinamiento magnético y de compresión, mientras General Fusion, de Vancouver (Canadá), intenta controlar el plasma con pistones que comprimen el plomo y el litio fundidos. La mezcla también sirve como un refrigerante que puede hacerse circular para generar electricidad mediante los convencionales generadores de vapor y turbinas. A todos estos esfuerzos todavía les quedan años para proporcionar importantes cantidades de electricidad, al igual que el reactor de Greifswald.