La falta de previsión sobre la pandemia, asociada a microcefalia en bebés, puede obligar a recurrir a mosquitos modificados genéticamente
Foto: Unos mosquitos de la especie 'Aedes aegypti' en un recipiente del laboratorio del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Sao Paulo en Brasil.
El virus de Zika se está extendiendo por las Américas, y ahora se prevé que llegue a todos los países. Desde su primera aparición en Brasil en mayo de 2015, se han registrado más de un millón de casos sólo en ese país. Los síntomas normalmente son leves, pero se sospecha que el virus sea responsable de 3.500 casos de bebés que nacieron con cabezas anormalmente pequeñas, un trastorno debilitante conocido como la microcefalia.
A finales de la semaña pasada, los países de América Central y América del Sur tomaron la dramática medida de recomendar a las mujeres que se abstengan de quedarse embarazadas. En Colombia, la fase recomendada es de entre seis y ocho meses. En El Salvador, el Gobierno ha ido más lejos, instando a las mujeres a que consideren aplazar el embarazo hasta el 2018. Jamaica y Honduras han hecho recomendaciones parecidas.
No existen ni vacunas ni tratamientos para la enfermedad. Pero ya se han emprendido esfuerzos por combatir los mosquitos que portan el Zika, Aedes aegypti, con variantes modificadas genéticamente de los insectos para provocar el derrumbe de la población (ver Los mosquitos modificados genéticamente cobran fuerza tras el brote de microcefalia). Mientras aumenta la preocupación de los gobiernos y los responsables de la salud pública por la propagación del Zika, especialmente con la perspectiva de que Brasil reciba a cientos de miles de turistas este año durante los Juegos Olímpicos, puede intensificarse tamabién el interés por esta solución tecnológica.
(Fuentes: Washington Post, Guardian)