Su uso va en aumento a pesar de que muchas de sus instalaciones de almacenamiento y transporte son viejas y están obsoletas
Foto: Una mujer sujeta una pancarta sobre la fuga masiva de gas natural producida en California delante de una audiencia pública el pasado 16 de enero.
Desde que el pasado 23 de octubre se detectó la fuga de gas natural en Aliso Canyon, una instalación de almacenaje de la empresa energética Southern California Gas Co. ubicada en la bucólica comunidad de Porter Ranch, California (EEUU), se han arrojado más de 86.000 toneladas métricas de metano a la atmósfera. El lunes, la compañía anunció que ha abandonado su plan para capturar y quemar el metano, que es un gas de efecto invernadero mucho más potente que el dióxido de carbono. Eso significa que todavía faltan semanas, si no meses, para llegar a una solución. (Este reportaje especial de Newsweek.com explora en detalle las causas de la fuga).
El accidente de Porter Ranch señala un creciente problema en Estados Unidos: mientras el gas natural reemplaza el carbón como fuente energética clave, el riesgo de fugas y explosiones de unos gasoductos e instalaciones de almacenaje envejecidos va en aumento. El año pasado, Pacific Gas & Electric recibió una multa récord de 1.600 millones de dólares (unos 1.460 millones de euros) por una explosión de gas en San Bruno, California que mató a nueve personas en 2010. Los gasoductos en decadencia bajo las calles de la ciudad de Nueva York (EEUU) representan "una bomba de relojería" según un informe de la cadena televisiva CBS2.
Se prevé que las empresas locales de distribución del gas gastarán miles de millones de dólares en mejorar infraestructuras obsoletas durante los próximos años, según Fitch Ratings. Y la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU está finalizando unas nuevas regulaciones para limitar las emisiones de metano en cada fase del sistema de producción y transporte del crudo y el gas natural. Pero esas reglas sólo se aplicarán a las nuevas instalaciones, no a las instalaciones existentes.
(Fuentes: LA Times, San Jose Mercury News, EDF)