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Biotecnología

Los tres retos de CRISPR para revolucionar la cura de enfermedades

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Las farmacéuticas se apresuran por investigar la técnica, que aún carece de la especificidad suficiente como para usarse dentro del organismo

  • por Mike Orcutt | traducido por Teresa Woods
  • 14 Enero, 2016

Foto: Bayer es sólo la última de las grandes farmacéuticas en lanzar un proyecto para convertir CRISPR en nuevos fármacos.

¿Puede la potente herramienta de edición genética CRISPR ayudar a curar enfermedades? (Ver CRISPR es el descubrimiento más importante de los últimos cinco años) Las farmacéuticas están empezando una carrera entre ellas para averiguarlo.

Bayer AG y la start-up CRISPR Therapeutics acaban de formar una empresa conjunta de unos 300 millones de dólares (unos 278 millones de euros) para desarrollar nuevos fármacos para tratar trastornos sanguíneos, ceguera y enfermedades cardíacas congénitas. Este movimiento es sólo el último indicio de que la industria farmacéutica está ansiosa por encontrar y desarrollar nuevas curas basadas en CRISPR. Pero es demasiado pronto para entender el potencial completo de este tipo de terapias, y gran parte del enfoque a corto plazo consistirá en desarrollar maneras de hacer que el sistema de edición genética llegue a unos objetivos concretos dentro del cuerpo del paciente.

CRISPR Therapeutics es una de tres start-ups de alto perfil (las otras son Editas Medicine e Intellia Therapeutics) que intentan emplear CRISPR para crear nuevas curas. Las tres colaboran con, o han recibido inversiones de parte de, grandes farmacéuticas, y las gestiones del último año han revelado amplias áreas de enfermedad donde los desarrolladores de fármacos divisan oportunidades para utilizar la nueva herramienta (ver Todo lo necesario sobre el año de infarto de CRISPR y la edición genética).

A corto plazo, CRISPR parece atractiva en terapias experimentales para determinadas enfermedades genéticas o cánceres que incluyen la extracción de células del cuerpo, la modificación de su ADN y su reintroducción. Pero las tres empresas también están decididas a desarrollar tecnologías para llevar CRISPR hasta células del cuerpo sin necesidad de extraerlas. Si resolvieran este reto, considerablemente más complejo, abrirían la puerta a una gama mucho más amplia de terapias en potencia.

Uno de los objetivos principales de la empresa conjunta de Bayer con CRISPR Therapeutics será desarrollar nuevas tecnologías de entrega que resultarán "cruciales" para futuros medicamentos dirigidos a células dentro del cuerpo, explica Rodger Novak, el CEO de CRISPR Therapeutics. No es moco de pavo. Para que funcione, primero el medicamento tiene que encontrar el órgano o tejido correcto. Una vez conseguido, tiene que entregar su carga a las células correctas de manera segura.

"La necesidad final" de cualquiera de los actores que intenta desarrollar fármacos CRISPR es encontrar tecnologías que puedan aumentar la especificidad de CRISPR, para que sólo edite la secuencia objetivo de ADN, explica Axel Bouchon, el director del recién inaugurado LifeScience Center de Bayer, que liderará la empresa conjunta. Los cimientos de la tecnología CRISPR consisten en un sistema bacteriano que emplea bacterias para eliminar secuencias no deseadas de ADN viral (ver Cirugía del genoma). Una de las moléculas que localiza y corta el ADN ha evolucionado hasta convertirse en algo no específico para que pueda ser lo suficientemente flexible para abordar un abanico de virus diferentes, según Bouchon.

Eso no representa ningún problema para algunas aplicaciones que incluyen la ingeniería de células fuera del cuerpo o incluso ex vivo, afirma Bouchon. "Si quieres hacerlo in vivo, tienes que asegurarte de que sea altamente específico" a la secuencia objetiva, o el fármaco no será eficaz. Afirma que Bayer dispone de tecnología propia además de la experiencia necesaria para lograr esa especificidad.  

Una vez que el sistema sea lo suficientemente específico, podría haber varias formas de introducirlo a las células, como, por ejemplo, mediante el uso de vectores virales o nanopartículas. Entregarlo al tejido correcto podría ser tan sencillo como emplear una jeringuilla para inyectarlo al globo ocular, o un estent para entregar el fármaco al corazón, según Bouchon. Pero ninguno de los actores que intenta desarrollar fármacos CRISPR ha sido capaz todavía de abordar los tres retos: entregar el fármaco al tejido correcto, a la célula, y finalmente que se dirija a la secuencia con la especificidad necesaria, asegura.

Bayer es líder en el tratamiento de determinadas enfermedades genéticas de la sangre, incluido el trastorno de coagulación sanguínea hemofilia, y Bouchon cree que el camino más corto para el desarrollo de un fármaco CRISPR podría residir en el tratamiento de una parte de esas enfermedades que podría ser tratada ex vivo. Tratar los otros trastornos requerirá entregar un fármaco a células del hígado, pero eso requiere un "paso enorme" afirma Bouchon.

Tratar trastornos oculares genéticos es otra aplicación de corto plazo atractivo porque el ojo es menos susceptible a reacciones inmunológicas, y porque algunos métodos de inyección ocular ya están bien establecidos (ver Editas Medicine anuncia que probará CRISPR en humanos para tratar un tipo de ceguera). Un fármaco basado en CRISPR para las enfermedades cardíacas congénitas, mientras tanto, es una idea de consecución más difícil, según Bouchon. Entregar CRISPR a las células correctas del corazón, o a cualquier otro sistema de órganos similarmente complejo, presenta retos que probablemente llevarán más de una década resolver, advierte Novak.

De hecho, aunque la tecnología "cambiará el terreno de juego para la medicina", concluye Novak, "nos encontramos al principio del camino".

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