Inteligencia Artificial
Este robot albañil coloca ladrillos tres veces más rápido que sus compañeros humanos
SAM asume las tareas más repetitivas, que hace con mayor eficiencia si colabora con un empleado en lugar de reemplazarlo
GIF: SAM y un albañil humano trabajan juntos. SAM coloca ladrillos, y deja el trabajo fino al albañil.
Los trabajadores de la construcción están recibiendo refuerzos nuevos y no sindicados. SAM – acrónimo de su nombre en inglés semi-automated mason – es un robot albañil que se emplea para aumentar la productividad de los trabajadores humanos.
En este equipo de robots y humanos, el autómata es responsable de las tareas más rutinarias: coger ladrillos, echar el mortero y colocar los ladrillos en el lugar designado. Un humano se encarga de las actividades más finas, como preparar las obras, colocar los ladrillos en los sitios más complicados, como las esquinas, y los detalles estéticos, como quitar el mortero sobrante.
Incluso en las tareas repetitivas SAM tiene que ser relativamente adaptable. Puede realizar trabajos precisos y equilibrados montado en un andamio que se balancea suavemente con el viento. El robot puede compensar las diferencias entre las especificaciones teóricas de construcción y la realidad sobre el terreno, dice Scott Peters, el cofundador de Construction Robotics, una empresa con sede en Nueva York (EEUU), que diseñó SAM como su producto de debut.
"En la construcción, según el diseño una ventana se encuentra exactamente a unos nueve metros de la esquina del edificio, y en realidad cuando llegas al edificio, nada está nunca donde se supone que debería estar", explica Peters. "Los albañiles saben adaptarse a esto, por lo que teníamos que diseñar un robot que sepa adaptarse a ello también".
En su versión actual, el sistema es más apto para trabajar en largas hileras de pared, que se encuentran con mayor frecuencia en proyectos de universidades, hospitales y otros emplazamientos grandes. Pero también es capaz de abordar algunos trabajos más detallados. SAM puede adornar una pared de ladrillos con el logo de una empresa, por ejemplo, siguiendo un mapa pixelado de la imagen. También es capaz de colocar los ladrillos de forma más irregular, con un par de centímetros de diferencia hacia dentro o hacia fuera, para crear paredes con un aspecto de mayor textura.
GIF: SAM es capaz de aplicar el mortero antes de colocar los ladrillos sin intervención humana.
El robot logra todo esto gracias a un conjunto de algoritmos, un puñado de sensores que miden los ángulos de inclinación, la velocidad y orientación, y un láser. El láser se suspende entre dos postes colocados en los extremos del área de trabajo del robot, y recorre la pared de arriba abajo mientras trabaja el robot para servirle de punto de anclaje. Sin esto, el robot no sabría exactamente dónde colocar los ladrillos, ni cómo evaluar sus movimientos sobre el andamio en relación a la pared.
Peters dice que el propósito de SAM es potenciar el trabajo de los humanos, no reemplazarlos – un albañil humano puede colocar entre 300 y 500 ladrillos al día, mientras que SAM puede colocar entre 800 y 1.200 al día. Un humano más un SAM equivalen la productividad de cuatro albañiles o más.
Otro miembro de la familia de robots de construcción, una máquina de diseño australiano llamada Hadrian, supuestamente puede construir una casa de 15.000 ladrillos en aproximadamente dos días. Sin embargo, Hadrian sigue siendo un prototipo, mientras que Construction Robotics realizará el primer lanzamiento comercial de SAM este otoño. Se pondrán a la venta tres unidades, cada una con un precio aproximado de medio millón de dólares (unos 445.000 euros). Con este coste en mente, Peters remarca que este tipo de sistema tendrá en mayor retorno en grandes proyectos comerciales.