Está mejorando la visualización de la proteína que se supone causante del Alzheimer para buscar nuevos tratamientos y factores protectores
Elizabeth Mormino sabe que es demasiado tarde para salvar a su abuelo, que fue diagnosticado con la enfermedad de Alzheimer hace unos años. "Es muy difícil ver a un familiar pasar por esto, sabiendo que realmente no existen fármacos que funcionen ahora mismo", dice. Pero su trabajo podría ayudar a futuros pacientes al señalar un nuevo e intrigante camino hacia un tratamiento para esta enfermedad.
Mormino ha averiguado cómo combinar dos tecnologías para detectar la proteína beta amiloide, que se encuentra en pacientes de Alzheimer, y las ha empleado para examinar el cerebro de personas sin signos aparentes de sufrir un declive cognitivo. Aunque los investigadores ya llevan varios años utilizado una de estas tecnologías de imaginería, llamada PIB-PET, para visualizar las beta amiloides dentro del cerebro de pacientes vivos, Mormino es capaz de identificar regiones del cerebro con mayor precisión mediante la combinación de PIB-PET y datos de resonancias magnéticas.
"Tengo la sensación de estar sacando instantáneas de los cerebros de la gente", dice. "Es algo íntimo y personal".
Foto: Estas imágenes cerebrales intrigan a Marmino porque ambas proceden de pacientes sanos, aunque la imágen de la derecha está repleta de amiloides, vistas en color rojo.
La conclusión más sorprendente de su trabajo es que algunas personas aparentemente normales "van por allí con la cabeza llena de amiloides, y a menudo en cantidades iguales a las que tendría alguien que ya ha sido diagnosticado con la enfermedad de Alzheimer", dice.
¿Cómo puede ser? Una hipótesis es que los amiloides causan la muerte de neuronas, lo que a su vez provoca los síntomas clínicos del Alzheimer. Así, para cuando los pacientes desarrollen la enfermedad de Alzheimer, es tarde para emplear tratamientos antiamiloide – la proteína ya ha dañado demasiadas células cerebrales. (De hecho, los fármacos antiamiloide no se han demostrado eficaces para combatir el Alzheimer). Pero algunos de sus pacientes sanos podrían disponer de factores protectores, tanto en sus genes como en su estilo de vida, que les permitan tolerar altos niveles de amiloides sin desarrollar el Alzheimer.
Entender estos factores de protección podría "ofrecer algunos conocimientos acerca del envejecimiento exitoso o la habilidad de permanecer resiliente", explica Mormino. Y existe la posibilidad de que pueda ayudar concretamente con la prevención de Alzheimer. A ese fin, investigadores de la Universidad de California en San Diego y el Hospital General de Massachusetts (ambos en EEUU), donde Mormino es ayudante de neurociencia, han comenzado ensayos clínicos en los cuales las personas que tienen altos niveles de amiloides pero no tienen síntomas de Alzheimer reciben infusiones antiamiloides para comprobar si esto evita el desarrollo de la enfermedad.
Se espera que algún día se pueda prevenir la enfermedad de Alzheimer con la comprobación y el tratamiento de los niveles de amiloides, parecido al método actual de evitar ataques al corazón mediante la monitorización del nivel de colesterol.
—Anna Nowogrodzki. Traducido por Teresa Woods.
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