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Computación

Los robots 'transformers' triunfan en el reto DARPA de la robótica

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Un robot humanoide que se convierte en vehículo demuestra el valor de la adaptabilidad en desastres naturales como Fukushima

  • por Will Knight | traducido por Teresa Woods
  • 09 Junio, 2015

Foto: DRC-Hubo se acerca a una puerta utilizando las ruedas que lleva incorporadas en las rodillas.

El ganador del reto DARPA de la robótica – un diminuto robot humanoide plateado de unos 90 kilos y de Corea del Sur – se llevó el primer premio el pasado sábado tras conseguir ponerse en pie desde cuatro ruedas y subir varios escalones de metal con una serie de pasos lentos y titubeantes.

Miles de espectadores que llenaban las gradas de Fairplex, en Pamona, California (EEUU) aplaudían y animaban al robot mientras subía bajo el control de un equipo de investigadores del Instituto Coreano de Ciencias y Tecnologías Avanzadas (KAIST, de sus siglas en inglés).

El triunfo del equipo de KAIST se podría considerar una victoria no sólo para Corea del Sur pero también para la aplicación de un enfoque flexible a la robótica. Mediante el uso de unas ruedas incorporadas en las rodillas, Hubo se puede transformar desde una forma humanoide en un vehículo de cuatro ruedas, lo que le confiere una estabilidad estática que permite deslizarse rápidamente en vez de tener que andar cuidadosamente sobre dos piernas.

"Mi robot tiene una característica muy singular – se puede transformar", dijo el director del centro de investigaciones humanoides de KAIST y el inventor de Hubo, Jun Ho Oh, al finalizar el concurso. "Puede andar de forma bípeda o rodar sobre las rodillas. Aprovechamos la capacidad de andar erguido cuando hace falta y en otras circunstancias la de rodar sobre ruedas".

La competición DARPA, de dos días de duración, enfrentó a dos docenas de equipos de robótica en una serie de tareas complicadas dentro de una pista de obstáculos al aire libre: conducir y bajarse de un carrito de golf; hacer girar una válvula; tirar de una palanca o quitar y volver a colocar un tapón; escalar o trasladar una pila de escombros; y, para finalizar, subir unas escaleras. Mientras la realización de cualquiera de estas tareas resultaría bastante sencilla para un humano, la combinación precisa que requieren de sensación, planificación y desplazamiento hace que sean difíciles para los robots, incluso bajo el control de un operador humano que se ubica en un garaje a unos mil metros de distancia.

Durante el reto los equipos ganaron puntos por cada tarea completada con éxito durante el espacio de una hora, y también compitieron por conseguir el mejor tiempo de consecución. El escenario hipotético del reto era un accidente en una planta nuclear, un escenario inspirado en el desastre ocurrido en la planta Fukushima-Daiichi de Japón en 2011.

El reto fue sorprendentemente emocionante para el público, a pesar de que para algunos robots sólo abrir una puerta les supuso muchos minutos. Varios robots se tropezaron e incluso cayeron mientras intentaban maniobras o manipulaciones complicadas, a veces sufriendo daños importantes en los sensores o extremidades. Cada caída fue acompaña de gritos ahogados del público, y sirvió como un doloroso recordatorio de cuán difícil sigue siendo para los robots trabajar en entornos humanos y caóticos.

El robot que acabó en segundo lugar, tras DRC-Hubo, fue una máquina potente con forma humanoide llamado Running Man que fue operado por un equipo del Instituto para la Cognición Artificial y Humana de Florida (IHMC, de sus siglas en inglés). El robot de IHMC fue uno de varios robots idénticos fabricados por Boston Dynamics, una empresa que fue adquirida por Google en 2013.

Pero además de DRC-Hubo, varios robots no humanoides obtuvieron buenos resultados durante el reto. Uno de estos robots fue Chimp, de la Universidad Carnegie Mellon (CMU de sus siglas en inglés), que se llevó el tercer puesto. Chimp tiene cuatro patas pero también orugas de tanque, por lo que puede rodar a cuatro patas pero también puede erguirse sobre las patas traseras para realizar tareas de manipulación con una especie de manos robóticas incorporadas en las extremidades delanteras. Momaro, un robot de la Universidad de Bonn (Alemania), tiene cuatro patas terminadas en ruedas además de un par de brazos y terminó en cuarto lugar, mientras que Robo-Simian, desarrollado por el laboratorio de propulsiones a presión de la NASA, tiene ruedas al final de cuatro extremidades alargadas múltiples articulaciones que le daban el aspecto de un insecto gigante o un cangrejo mientras se desplazaba por el circuito.

Esto no significa que un enfoque humanoide con patas sea equivocado. El éxito de KAIST refleja en parte el diseño del reto, mientras que disponer de piernas que permitan al robot escalar obstáculos podría ser de gran utilidad en un desastre real. "El jurado sigue deliberándolo", fue la respuesta de Gill Pratt, el jefe de proyecto de DARPA al mando del reto, cuando se le preguntó cuál de los dos enfoques era mejor. "La adaptación puede que sea lo más útil".

Un miembro del equipo compuesto por investigadores del Instituto Politécnico de Worcester y CMU, Chris Atkeson, dijo que "híbridos pata-rueda" serían preferibles en un entorno plano, hecho por el hombre. "Creo que veremos un espectro amplio [de robots], desde coches de ruedas hasta híbridos con ruedas y patas, hasta máquinas que aún incorporan ruedas pero donde las patas juegan el papel principal".

Para muchos robotistas en asistencia, el momento más destacable fue cuando el robot de CMU, Chimp, se cayó mientras intentaba pasar por una puerta pero consiguió levantarse. Ningún otro robot fue capaz de una hazaña así, y es algo que desde luego se requerirá en un escenario real de desastre. "Para ser un robot de desastres, el propio robot debe ser libre de desastres”, dijo Ho de KAIST. "Eso es lo que he aprendido aquí".  

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