Suecia dispone de grupos voluntarios y programas de televisión para desenmascarar a aquellos que fomentan el odio en internet como racistas, sexistas y pervertidos
Foto: Martin Fredriksson en una estación de metro de Estocolmo en noviembre.
Hemos acuñado el amenazador término "trol" para alguien que promueve el odio y hace otras cosas terribles de forma anónima en internet. Los troles de internet son inquietantes no sólo por lo que dicen sino por el misterio que representan: ¿qué clase de persona puede ser tan vil? Una tarde de este otoño, el periodista sueco Robert Aschberg estaba intentando responder a esta pregunta sentado en un patio a la puerta de un anodino edificio de apartamentos en un suburbio de Estocolmo, cara a cara con un trol de internet. El trol resultó ser un treintañero callado, delgado y vestido con una sudadera con capucha y una gorra de béisbol, tristes compañeros para la elegante chaqueta de traje de Aschberg, su reluciente calva y voz de barítono entrenada para la televisión. El equipo de investigación de Aschberg había relacionado al hombre con una campaña de acoso contra una adolescente que había nacido con una mano más pequeña de lo normal y que llevaba varios meses en marcha. Después de conocerla en línea, el trol la había atormentado obsesivamente, dejando comentarios insultantes sobre su mano en su página de Instragram, inundándola de mensajes de Facebook e incluso provocándola a través del correo electrónico.
Aschberg se había presentado en la casa del hombre con un equipo de televisión para confrontarlo, pero lo negaba todo. "¿Lamenta lo que ha hecho?", preguntó Aschberg, entregándole una página de mensajes de Facebook recibidos por la víctima desde una cuenta relacionada con él. "Yo no he escrito nada", sostuvo. "No tenía un perfil entonces. Me lo piratearon".
Era la primera vez que Aschberg se encontraba con una negativa directa desde que empezó a exponer a troles de internet en su programa de televisión Trolljägarna (Cazador de Troles). Normalmente les lanza su mirada particular, perfeccionada tras décadas como periodista televisivo que hurga en el lodo, y famosa por su capacidad para atravesar a pervertidos sexuales, acosadores y políticos corruptos y hacer que lo confiesen todo. Pero esta vez la mirada se había encontrado con otra igual de eficaz. Tras diez minutos de un toma y daca infructuoso en el patio, Aschberg puso fin a la entrevista. "Un consejo de alguien que lleva tiempo metido en esto", dijo cansado. "Deja de hacer ese tipo de cosas en internet". El hombre seguía negándolo: "Yo no he hecho nada de eso".
Foto: Con pruebas en la mano, Aschberg se enfrenta a un trol en su programa.
"Es un mentiroso patológico", refunfuñó luego Aschberg en el coche. Pero no estaba especialmente preocupado. El objetivo de Cazador de Troles no es librar a internet de todos los troles. "El objetivo es montar un escándalo por todo el odio que se respira en la red", afirma. "Empezar un debate". De vuelta en las oficinas de Cazador de Troles, una pizarra blanca muestra la agenda de Aschberg. Dosieres sobre otros troles se amontonan en dos pilas: una pareja de adolescentes que difaman a sus compañeros de instituto en Instagram desde el anonimato, un político que mantiene un sitio web racista, un estudiante de derecho que robó la identidad de una joven para atraer a otro hombre y mantener una relación en línea. Para hacerse una idea de la importancia actual de este tema en Suecia, se ha acuñado un neologismo para acoger todas estas formas de maldad cibernética: näthat (“odio en la red”). Cazador de Troles, que se ha convertido en un éxito minoritario gracias a su agresivo abordaje del näthat, está grabando su segunda temporada.
En términos generales ya no resulta aceptable meterse con las mujeres o las minorías en público, promover la idea de que hay seres humanos cuyo valor es inherentemente menor que el de otros, o aterrorizar a las personas vulnerables. Pero el odio de toda la vida está asistiendo a una especie de renacimiento en línea, y en los países donde menos se podría esperar. El anonimato que ofrece internet fomenta la aparición de comunidades donde la gente se alimenta del odio de los demás sin que tenga consecuencias. Pueden convertirse fácilmente en multitudes amenazantes que aterrorizan a sus víctimas. Los troles individuales pueden ocultarse tras decenas de nombres de usuarios para multiplicar su efecto. Y los intentos por contener el odio en línea siempre tienen que enfrentarse con los ideales largamente mantenidos que imaginan que el principal objetivo de internet es ofrecer un espacio sin cortapisas para la libre expresión y las ideas marginalizadas. La lucha contra el odio en línea es tan urgente y difícil que la profesora de derecho Danielle Citron, en su nuevo libro Hate Crimes in Cyberspace (Crímenes de odio en el ciberespacio, sin traducción al español) denomina a internet como "el próximo campo de batalla de los derechos civiles".
Foto: Una imagen de promoción para Cazador de Troles.
El hecho de que Suecia tenga tanto odio contra el que combatir no deja de resultar sorprendente. El país se ha ganado la reputación de ser no sólo el bastión del liberalismo y el feminismo, sino una especie de utopía digital en la que los cerebritos pasan las largas noches de invierno compartiendo películas y música a través de conexiones de banda ancha a velocidades inimaginables. Suecia puede presumir de tener un índice de penetración de internet del 95%, el cuarto mayor del mundo, según la Unión Internacional de las Telecomunicaciones. Su vibrante industria tecnológica ha producido marcas icónicas como Spotify y Minecraft. Un movimiento político nacido en Suecia, el Partido Pirata, se basa en la idea de que internet es una fuerza para lograr la paz y la prosperidad. Pero en Suecia internet también tiene unos bajos fondos inquietantes que saltaron a la primera página con lo que se denominaron "disturbios de Instagram" en 2012, en los que cientos de adolescentes enfadados atacaron un instituto de Goteburgo pidiendo la cabeza de una chica que había lanzado difamaciones sexuales sobre compañeros de clase en Instagram. El acoso diario al que se ven sometidas las mujeres en internet quedó documentado en un largamente debatido especial de televisión de 2013 llamado Los hombres que odiaban a las mujeres en la red, un juego de palabras con el título del primer libro de la exitosa trilogía Millennium de Stieg Larsson.
El odio en internet es un problema en cualquier parte donde una parte significativa de la vida se viva en línea. Pero este problema se ve exacerbado por el compromiso cultural y legal de Suecia con la libertad de expresión según el profesor de derecho de la Universidad de Estocolmo Mårten Schultz, invitado habitual en Cazador de Troles, donde habla sobre las cuestiones legales que rodean a cada caso. Los suecos tienden a ver el näthat como un efecto secundario desagradable pero inevitable de tener la libertad de decir lo que quieras. La legislación propuesta para combatir el acoso en línea se encuentra con una fuerte oposición por parte de los activistas de la libertad de expresión y los derechos en internet.
Es más, las liberales leyes suecas respecto a la libertad de información permiten un acceso fácil a la información personal de prácticamente cualquiera, entre ella los números de identidad, las direcciones e incluso los ingresos de las personas. Esto puede hacer que el acoso en línea sea especialmente invasivo. "El Gobierno disemina públicamente un montón de información que no podrías conseguir fuera de Escandinavia", afirma Schultz. "En Suecia tenemos una protección muy débil de la privacidad".
El mismo ecosistema de información que ayuda a los troles también facilita la posibilidad de exponerlos.
Sin embargo, este rico ecosistema de información que ayuda a los troles también hace de Suecia un terreno perfecto para quienes quieran exponerlos. Además de Aschberg, existe un grupo de investigadores voluntarios llamado Researchgruppen (grupo de investigación), que ha creado una forma de activismo periodístico basado en seguir el rastro de migajas de datos dejado por troles anónimos y desenmascararlos. En su mayor cacería de troles, Researchgruppen analizó los comentarios hechos en una web de derechas llamada Avpixlat y consiguió una base de datos enorme con sus comentarios e información sobre los usuarios. Partiendo de estos datos, los investigadores identificaron meticulosamente a muchos de los comentaristas más prolíficos de Avpixlat y entregaron los nombres a Expressen, uno de los dos tabloides más importantes de Suecia. En diciembre de 2013 Expressen reveló que decenas de suecos conocidos habían publicado comentarios racistas y sexistas, y de incitación al odio bajo seudónimos en Avpixlat, entre ellos unos cuantos políticos y cargos del partido de extrema derecha Demócratas de Suecia. Fue una de las mayores noticias del año. Demócratas de Suecia, que tiene sus raíces en el movimiento neonazi sueco, lleva tiempo intentando distanciarse de su pasado racista adoptando la retórica más respetada de proteger la "cultura sueca". Pero ahí estaban sus miembros y simpatizantes poniendo en duda el Holocausto y llamando a los inmigrantes musulmanes "plaga de langostas". Unos cuantos políticos y altos cargos se vieron obligados a dimitir. Expressen lanzó un documental corto de sus periodistas haciendo de cazadores de troles, llamando a las puertas y enfrentándose a comentaristas de Avpixlat con sus propias palabras.
Revelar lo desconocido
Martin Fredriksson es cofundador de Researchgruppen y su líder en funciones. Es un lánguido hombre de 34 años con el pelo cortado a cepillo y una presencia calladamente intensa, aunque es dado a estallidos en Twitter que sirven para hacerse una idea de su pasado como activista antirracista militante. Me reuní con Fredriksson en la diminuta oficina de Piscatus, el servicio de registros públicos para periodistas que supervisa. Robert Aschberg, presidente de la junta de Piscatus conoce a Fredriksson desde hace años y bromea con que es un investigador genial y un excelente periodista, pero "no puede estar en habitaciones amuebladas". La extrema sencillez de la oficina lo retrató. Una de las pocas decoraciones era un póster de las Spice Girls.
Fredriksson se asomó a las dos pantallas de ordenador de su mesa y entró en la intranet que había creado para coordinar el desenmascaramiento de usuarios de Avpixlat que hizo Researchgruppen. La organización suele trabajar de forma descentralizada, los miembros se dedican a sus propios proyectos y colaboran con otros cuando hace falta. Actualmente el grupo cuenta con 10 miembros, todos voluntarios, entre ellos un estudiante de psicología, un par de estudiantes de periodismo, un bibliotecario, un escritor para una revista especializada en informática y un bedel de hospital. La poca organización que llevan a cabo suele tener lugar en salas de chat en internet y en una wiki. Pero para analizar la base de datos de Avpixlat, que contenía tres millones de comentarios y más de 55.000 cuentas, hacía falta un proceso centralizado y sistematizado. Una imagen en la página principal de la intranet se burla de la inmensidad de la tarea. Hay dos caballos con la cabeza metida en un pajar. "¿Encuentras algo?, pregunta uno. "No", responde el otro.
Foto: Imagen de la página de inicio de Expressen cuando el periódico publicó la exclusiva sobre Avpixlat, revelando la identidad de importantes suecos.
Researchgruppen se fundó durante el exhaustivo proceso para desenmascarar un trol especialmente terrorífico. El episodio empezó en 2005, cuando Fredriksson y su amigo Mathias Wåg supieron que una persona anónima estaba pidiendo información del dominio público sobre Wåg al Gobierno. Como dirección de contacto el solicitante daba un apartado postal de Estocolmo. Esto impidió a Fredriksson y Wåg avanzar. Pero el año siguiente consiguieron una copia de una revista carcelaria en la que un famoso neonazi llamado Hampus Hellekant, encarcelado por asesinar a un sindicalista, había puesto el mismo apartado postal. En 2007, después de que Hellekant saliera en libertad, empezaron a aparecer comentarios bajo seudónimo en foros y sitios web nazis de Suecia pidiendo información sobre Wåg y otros activistas de izquierda.
Durante tres años Fredriksson y otros investigadores afines siguieron todos los movimientos de Hellekant, en línea y fuera de ella. "Funcionaba más o menos como el servicio de inteligencia del movimiento nazi", afirma Fredriksson. Su operación de contraespionaje implicaba una mezcla de técnicas periodísticas tradicionales e innovador análisis de datos. El avance improbable surgió cortesía de la costumbre de Hellekant de aparcar mal por todo Estocolmo. El equipo de Fredriksson pidió los registros de multas de la ciudad. Pudieron cotejar la localización del coche determinados días gracias a los metadatos de tiempo y GPS en imágenes de archivo. Hellekant usaba un seudónimo para comentar. En 2009 vendieron la historia de las actividades de Hellekant tras salir de la cárcel a un periódico de izquierdas y nació Researchgruppen.
Desde entonces, sus miembros han investigado el movimiento de los derechos del hombre, las tácticas policiales suecas y varios grupos de derechas. Hasta que salió la historia de Avpixlat casi todos sus hallazgos se habían publicado produciendo poco ruido en su sitio web o se habían asociado con pequeñas organizaciones de noticias de izquierdas. "La historia oficial es que escogemos sujetos que tienen que ver con la democracia y la igualdad", afirma Fredriksson. "Pero el verdadero motivo es que tenemos intereses especiales, intentamos centrarnos en las cosas que nos interesan como personas".
Para cuando se fundó el Researchgruppen, el interés de Fredriksson por la caza de nazis y su talento para el periodismo de investigación le habían conseguido un trabajo con Aschberg. Fredriksson había sacado datos de una plataforma de pagos móviles con una seguridad escandalosamente mala para investigar a los donantes de una web neonazi. También había conseguido los registros de cientos de usuarios que habían pagado a sitios web de pornografía. Aschberg usó los datos para su programa Insider, el equivalente sueco de Dateline de la NBC estadounidense, donde sacó a la luz los cargos del gobierno que habían pagado por pornografía en internet a través de sus móviles oficiales. Después contrató a Fredriksson como investigador para Insider: era el cerebro técnico detrás de muchos de las confrontaciones de Aschberg. Hoy Fredriksson no trabaja para Cazador de Troles y el programa no tiene ninguna relación formal con Researchgruppen. Pero el legado de Fredriksson está claro en el trabajo detectivesco técnico que el programa suele usar para poner en evidencia a sus objetivos.
Se podría decir que Fredriksson es un "periodista de datos" ya que su especialidad es sacar historias de marañas gigantes de información. Pero esa anodina definición no hace justicia a sus métodos guerrilleros, que pueden convertir la búsqueda de información en algo tan emocionante como la caza de un asesino en serie en una novela negra. Cuando Fredriksson se interesa por un proyecto, se agarra a él obsesivamente. Aschberg habla de él con admiración, como si se tratara de una poderosa fuerza alienígena. "Es muy especial", afirma. "Es uno de esos tíos que puede estar 24 horas seguidas bebiendo refrescos y trabajando".
Foto: Miembros de 'Researchegruppen'.
Fredriksson es miembro de una generación de suecos a los que se conoce como "Generación 64" porque crecieron enredando con Commodores 64 en la década de 1980 y después revolucionaron la industria de las telecomunicaciones sueca. Su juventud también coincidió con el surgimiento de un movimiento neonazi en la década de 1990, cuando era un punk adolescente. Él y sus amigos tenían enfrentamientos constantes con una banda de skinheads en su pequeño pueblo del sur de Suecia. "Me interesaba mucho la política. Llegué a la conclusión de que si quería dedicarme a la política tendría que enfrentarme a la amenaza nazi de alguna manera", explica. Se unió al polémico grupo de izquierdas Antifascistisk Aktion (AFA), que apoya abiertamente el uso de la violencia contra los neonazis. En 2006 le condenaron a hacer servicios comunitarios por haber pegado una paliza a un hombre durante una pelea entre neonazis y antirracistas. "Dijo que fui yo. La verdad es que no fui, pero podría haber sido", sostiene Fredriksson. Y explica que acabó llegando a la conclusión de que la violencia está mal, y el arma que elige en la actualidad es la información, no los puños.
Tiene más interés por comprender el odio que por destruirlo, aunque no le importaría nada que una cosa condujera a la otra. Researchgruppen supone un desafío a la división tradicional entre activismo y periodismo: se guía por los valores de sus miembros, muchos de los cuales provienen de círculos de izquierda. A principios de la década de 2000 Fredriksson estaba muy implicado en el movimiento sueco de cultura libre, que renegaba de las leyes sobre derechos de autor, aceptaba la piratería y codificó la primera versión del legendario tracker BitTorrent de Pirate's Bay. Cuando Researchgruppen sale en las noticias, sus críticos se agarran a los vínculos de sus miembros con la izquierda para desacreditarlos afirmando que son propagandistas con una agenda concreta. Pero sus métodos son meticulosos y sus hechos son innegables. "Nuestra historia siempre estará ahí", afirma Fredriksson. "La gente siempre dirá: Hace 10 años hiciste aquello. Pero yo vivo en el ahora. La única forma de conseguir credibilidad es publicar cosas válidas una y otra vez, y esperar no estar equivocado".
Sin embargo, su historia a veces le conduce del camino de la investigación periodística tradicional a terrenos éticos enfangados. "Me gusta levantar piedras y ver qué hay debajo", afirma. "Me gusta poder ir donde me dé la gana y ver cosas".
La revelación masiva de las identidades de comentaristas de Avpixlat en 2013 fue una consecuencia accidental de esta curiosidad. Avpixlat es una voz influyente en el cada vez más importante movimiento populista de derechas sueco, impulsado por el pánico xenófobo a que los inmigrantes musulmanes y romaníes destruyan el país. El sitio está obsesionado con difundir historias sobre violaciones y asesinatos cometidos por inmigrantes que sostiene están siendo silenciadas por las instituciones liberales. ("Avpixlat" significa "despixelar", es decir eliminar la censura de una imagen tapada digitalmente). En un principio Fredriksson quería estudiar cómo funcionaba la web como fuente de näthat. Avpixlat, y sobre todo su cruda sección de comentarios se han convertido en una famosa plataforma de lanzamiento de muchedumbres enfurecidas en línea. "Provocan, incitan a la gente a acosar a políticos y periodistas", explica la periodista Annika Hamrud, quien ha escrito extensivamente sobre la derecha sueca. Cuando el sitio recogió la historia de cómo un tendero de una ciudad pequeña daba la bienvenida a los refugiados sirios en Suecia, explica, se le bombardeó con agresiones en línea. Wåg, el amigo y colega de Fredriksson, denomina Avpixlat como "el dedo que señala a la masa hacia dónde ir". La idea de Fredriksson era crear una base de datos de comentarios de Avpixlat para investigar cómo se movilizan sus cibermasas. Avpixlat usa la popular plataforma de comentarios Disqus, que también usan importantes medios en Suecia y en todo el mundo. Fredriksson había pensado recoger comentarios en Avpixlat y todas las webs suecas posibles. Después compararía los nombres de usuario de los comentaristas en sitios generalistas con los de Avpixlat. El grado de superposición de estos dos grupos de datos daría una idea de lo generalizada que era la presencia de usuarios de Avpixlat en toda la web y su responsabilidad en la proliferación generalizada del näthat.
Foto: Una manifestación neonazi en Linkönping, Suecia, en 2005
Fredriksson compuso un script sencillo y empezó a recoger los comentarios en Avpixlat usando la API pública de Disqus (la interfaz de programación de aplicaciones, que permite a los servicios en línea compartir datos). Según iba creando su base de datos, se dio cuenta de algo raro. Junto a cada nombre de usuario y sus correspondientes comentarios, estaba capturando una ristra de datos encriptados. Reconoció la ristra como el resultado de una función criptográfica que se conoce como hash MD5, y que se había aplicado a todas las direcciones de correo electrónico que los usuarios habían usado para registrar sus cuentas. (Las direcciones de correo electrónico se incluían para un servicio de cesión de datos a terceros llamado Gravatar). Fredriksson se dio cuenta de que podía averiguar las direcciones de correo de los comentaristas en Avpixlat aunque estuvieran encriptadas aplicando la función hash MD5 (un algoritmo de reducción criptográfica) a una lista de direcciones conocidas y cruzando los resultados con los hashes de la base de datos de Avpixlat. Probó esta teoría con un comentario que había hecho en Avpixlat con su propia cuenta Disqus. Encriptó su dirección de correo y buscó en la base de datos de Avpixlat el hash resultante. Encontró su comentario. "Para entonces sabía que había dado con algo que interesaría mucho a los periódicos", afirma. Siguió recogiendo datos en Avpixlat y otras webs que usaban Disqus, entre ellas sitios estadounidenses como CNN para acabar con una base de datos de 30 millones de comentarios. Pero el objetivo ya no era un análisis general del näthat. Quería responder a una pregunta aún más fundamental: ¿Quiénes son las personas reales que hay detrás de los comentarios de odio en Avpixlat? "Había sido un gran interrogante durante muchos años", afirma Fredriksson. "Era este enorme espacio en blanco en el mapa que ahora podíamos rellenar. Dar a conocer lo desconocido".
Para poder empezar el proceso de desenmascarar a los usuarios de Avpixlat, Researchgruppen necesitaba una lista enorme de correos electrónicos con la que poder cotejar la base de datos de usuarios de Avpixlat, sobre todo los de las personas cuya participación en una web de derechas racista fueran noticia. La liberal legislación de registros públicos sueca volvió a ser una ayuda inestimable. Researchgruppen presentó solicitudes de información pública y reunió miles de corres electrónicos de miembros del parlamento, jueces y otros altos cargos. Para compensar, Fredriksson incluyó una lista de unos cuantos millones de correos electrónicos que había encontrado flotando por la web. En total, Researchgruppen reunió una lista de más de 200 millones de direcciones, 20 veces más que la población de Suecia, para cotejar contra la base de datos de 55.000 cuentas de Avpixlat.
Fredriksson da conferencias sobre la investigación en línea y ha descubierto que es más fácil desenmascarar a la gente de lo que muchos cree. "El anonimato en línea es posible, pero es frágil", afirma. Hizo clic sobre un usuario de Avpixlat que había usado su cuenta para quejarse mucho sobre los musulmanes. Introdujo el correo electrónico del usuario en Google y descubrió que el hombre había publicado la dirección junto a su nombre completo en el listado de su club de remo local: "Ahí está". Por si los correos electrónicos de los usuarios no fuesen suficientes, un investigador se dedicó a bucear entre sus comentarios correspondientes, a veces miles de ellos, para obtener pistas sobre su identidad.
Researchgruppen trabajó durante 10 meses sobre los datos de Avpixlat y acabó por identificar a 6.000 usuarios, de los cuales sólo se expusieron un puñado. A los pocos meses de empezar la investigación Fredriksson se puso en contacto con Expressen, cuyo periodismo de investigación sobre la ultraderecha sueca admiraba. El periódico compró la historia.
La venganza
Researchgruppen estaba tan centrado en analizar la base de datos que no pensó seriamente cuáles serían las consecuencias públicas de las revelaciones. Cuando la historia salió a la luz, desató una tormenta. Algunos usuarios de internet enfadados porque creían que sacar los nombres a la luz era un ataque a la libertad de expresión, empezaron a distribuir las direcciones de los miembros de Researchgruppen como venganza, una de las tácticas preferidas en la intimidación en línea que recibe el nombre de "doxxing". Una miembro de Researchgruppen llamada My Vingren se mudó de piso después de que unos hombres extraños la visitaran una noche. Se puso en circulación la dirección de los padres de Fredriksson. El debate sobre la ética de la historia era inagotable e incluso la oposición a Demócratas de Suecia expresó sus reservas. Para algunos críticos, lo peor era que aunque algunos de los objetivos de Expressen eran políticos, algunos eran ciudadanos privados, incluyendo hombres de negocios y un profesor. "Estuve a esto de tener una reacción por estrés", afirma Fredriksson.
Foto: Fredriksson afirma que la gente que hace incitación al odio no merecen el anonimato.
Fredriksson defiende el trabajo de Researchgruppen en la base de datos. No cree que se deba proteger el anonimato si este se usa para incitar al odio. "Creo que hay causas legítimas para el anonimato", afirma. "Pero creo que internet es una cosa maravillosa, he formado parte del movimiento para difundir la cultura entre las masas, y personalmente me cabrea cuando hay gente que abusa de internet". Aún así se muestra ambivalente respecto a la exposición pública de ciudadanos particulares por parte de Expressen. Researchgruppen dejó en manos de Expressen qué decidía publicar. Si la decisión hubiese sido suya, explica, sólo habría expuesto a los políticos. "Hubiera podido ser una historia mucho más potente si se hubieran limitado a los personajes públicos", afirma.
Researchgruppen salió del furor ligeramente aturdido pero orgulloso, con una recién adquirida reputación como fuerza periodística respetable. Unos meses después, la Asociación Sueca de Periodistas de Investigación dio al grupo y al Expressen un premio por la exclusiva. En septiembre pasado, Expressen publicó una nueva serie basada en los datos, sacando a la luz a más miembros de los Demócratas de Suecia. Uno había llamado chimpancé a un hombre negro, mientras que otro sugería que los musulmanes tenían una predisposición genética a la violencia. Researchgruppen fue nominado al Stora Journalistpriset, el premio periodístico más prestigioso de Suecia.
Las noticias salieron a la luz una semana antes de las elecciones generales en Suecia y por lo que parece no tuvieron ningún efecto sobre los resultados. De hecho, los Demócratas de Suecia obtuvieron el 13% de los votos, doblando su resultado anterior para convertirse en la tercera fuerza más votada en Suecia. Hubo quien sugirió que de hecho Expressen había ayudado a los Demócratas de Suecia al colocarlos en el papel de víctimas. Fredriksson afirma que está contento por haber conseguido que sus personajes públicos hayan quedado representados más cerca de lo que él cree que realmente piensan en el fondo: el feo "id" que se ve en la sección de comentarios de Avpixlat todos los días. "Bueno, hemos demostrado que son racistas y parece que la gente le gusta", afirma. "Así que me alegro por ellos".
Researchgruppen está inmerso en la investigación de su siguiente proyecto, que se basa en una enorme base de datos que pertenece a Flashback, el mayor foro de interés general sueco. En una reunión reciente, los miembros de Researchgruppen se pasaron seis horas repasando una lista proporcionada por Fredriksson de 100 direcciones de correo electrónico pertenecientes a altos mandos del ejército para ver si habían publicado algo interesante en el sitio. Sólo encontraron uno, un hombre que aparentemente había confesado haber contratado servicios de prostitutas, era algo con pocas probabilidades de alcanzar el grado de noticia que su socio editor busca.
Exponer a usuarios de Flashback podría ser aún más explosivo que sacar a la luz a los comentaristas de Avpixlat. Los usuarios de Flashback no hablan de su odio hacia los inmigrantes (aunque algunos sí que lo hacen) sino sobre sus vidas amorosas, videojuegos, cocina, política, consumo de drogas, el espectro completo de los intereses humanos. El verano pasado Fredriksson hizo surgir un aullido en internet cuando alguien le preguntó en Twitter si Researchgruppen tenía la base de datos y él respondió afirmativamente. Cuando se le preguntó por qué, respondió bruscamente: "Porque podemos".
Este tuit resultó polémico incluso dentro de Researchgruppen y después Fredriksson intentó aclarar que el equipo iba a minar la base de datos en busca de näthat. Pero muchos usuarios de Flashback probablemente no se sintieran aplacados. Researchgruppen se había "vanagloriado de tener cosas que pondrían en jaque los secretos de personas vulnerables", afirma el periodista que cubre la cultura en línea para el diario sueco Metro, Jack Werner, usuario de Flashback desde hace mucho. "No fue demasiado ético sino bastante cortante e infantil". La líder del Partido Pirata sueco, Anna Troberg, denunció que Researchgruppen eran unos "vigilantes divinizados".
Fredriksson no quiso contarme demasiado sobre el proyecto, excepto que será parecido a la historia de Avpixlat en que se centrará principalmente en felonías oficiales. Afirma que los usuarios de Flashback pueden estar seguros de que a Researchgruppen no le interesa exponer los problemas médicos de nadie. "Si han escrito en las secciones de sexo, o de droga o de salud, no nos interesa", afirma. "¿Si publican en otras partes de Flashback en las que difaman a otra gente? Eso es interesante".
Adrian Chen es un escritor 'freelance' cuyo trabajo ha aparecido en 'New York', 'Wired', y 'The New York Times'.