La compañía está enfocando sus esfuerzos hacia un tipo de inteligencia artificial más humana que podría mejorar su situación
Foto: Un científico de la compañía petrolera española Repsol y un investigador de IBM utilizan una herramienta de visualización desarrollada en el laboratorio de Entornos Cognitivos de IBM en Yorktown, Nueva York (EEUU).
A medida que los baratos servicios de computación en la nube erosionan a una velocidad alarmante el tradicional negocio de hardware de IBM, la empresa se enfrenta a un futuro incierto. Ojalá dispusieran de alguna máquina inteligente a la que poder pedirle consejo.
Eso es justamente lo que una gran parte de la división de investigación de IBM está tratando de crear, basándose en el trabajo de investigación llevado a cabo por Watson, el ordenador que ganó en el concurso americano Jeopardy! en 2011. Esperan que este esfuerzo conduzca a la creación de software y hardware capaz de responder a preguntas complejas analizando grandes cantidades de información que contenga pistas sutiles y dispares.
"Estamos apostando miles de millones de dólares, y un tercio de esta división está trabajando en ello", señaló el director de IBM Research, John Kelly, al referirse a la computación cognitiva, un término que la compañía utiliza para referirse a las técnicas de inteligencia artificial relacionadas con Watson.
Cada día hay algo más en juego. IBM ha tenido varios resultados trimestrales decepcionantes, y ha anunciado recientemente que dedicará miles de millones de dólares a ayudar a su negocio de chips, que actualmente pasa por problemas.
El amplio departamento de investigación de la compañía ya es parte importante del plan de reestructuración. A principios de este año la división fue reorganizada para aumentar los esfuerzos relacionados con la computación cognitiva. La iniciativa empezó con el desarrollo del Watson original, pero se ha ampliado para incluir otras áreas de software y hardware de investigación destinadas a ayudar a las máquinas a proporcionar información útil a partir de grandes cantidades de datos que suelen estar muy desordenados. Los esfuerzos de investigación son de largo alcance, e incluyen un software capaz de sugerir nuevas recetas mediante el análisis de miles de ingredientes y comidas populares, además de componentes electrónicos, conocidos como chips de neurosinápticos, que tienen características modeladas en base al funcionamiento de los cerebros biológicos y son más eficientes en el procesamiento información sensorial.
Durante su intervención en un acto celebrado en el Centro de Investigación Thomas J. Watson de IBM en Yorktown Heights, Nueva York (EEUU), la semana pasada, Kelly señaló que se están reorganizando otras secciones de la división de investigación de la compañía para aumentar este enfoque. Algunas investigaciones sobre materiales y hardware han sido o bien recortadas o reasignadas para apoyar la iniciativa de computación cognitiva. "La física, materiales y dispositivos necesarios que sustentan esta nueva generación de sistemas [cognitivos] es de gran interés para nosotros", afirmó Kelly.
Si embargo la pieza central de la cruzada cognitiva de IBM sigue siendo el software de preguntas y respuestas que se genere a partir del Watson original y que se ejecute en hardware convencional. Esto también tiene una importancia clave para el plan de negocio de la compañía, que está en constante evolución.
Se espera que la tecnología sea capaz de responder a preguntas más complicadas relacionadas con todo tipo de industrias, entre ellas la atención sanitaria, la inversión financiera y el descubrimiento de petróleo, y que ayude a IBM a construir un nuevo y lucrativo negocio de consultoría basada en la informática. En el Centro para el Cáncer MD Anderson de Houston (EEUU) hay una versión de Watson que ayuda a los médicos a desarrollar regímenes de tratamiento a partir de los síntomas de un paciente en base a un análisis de miles de páginas de artículos médicos y anotaciones de doctores.
Los directivos de IBM tienen buenas razones para creer que la tecnología pueda ser la chispa de su reinvención. Watson ha demostrado una capacidad sin precedentes para encontrar respuestas a preguntas humanas de gran dificultad, buscando en grandes cantidades de datos de todo tipo, desde la música pop de la década de 1960 a trastornos hereditarios poco conocidos. Al mismo tiempo existe una creciente convicción de que las técnicas de aprendizaje automático podrían proporcionar una forma potente de aprovechar la creciente ola de grandes volúmenes de datos (big data). Empresas como Google, Facebook y Amazon están desarrollando sus propios métodos de análisis de grandes cantidades de datos en busca de conocimientos útiles.
A pesar de ello, Watson sigue siendo un trabajo sin terminar. Algunas empresas e investigadores que han estado probando sistemas Watson señalan haber tenido dificultades para adaptar la tecnología y hacer que funcione con sus conjuntos de datos. La directora general de IBM, Virginia Rometty, aseguró en octubre del año pasado que espera que Watson genere 10.000 millones de dólares (8.015 millones de euros) en ingresos anuales en 10 años, a pesar de que cuando hizo las declaraciones la cifra estaba en unos 100 millones de dólares (80 millones de euros).
"No está despegando tan rápido como les gustaría", señala el profesor de administración en la Escuela de Negocios de Copenhagen, Robert Austin, que ha estudiado la estrategia de IBM durante los últimos años. "Esta es una de esas áreas en las que hacer que una demostración se convierta en algo de valor empresarial real depende de detalles poco conocidos. Creo que se avecina un nuevo mundo de grandes dimensiones, pero no tan rápidamente como algunos creen".
Por necesidad o por verdadera creencia en el potencial de la tecnología, IBM está dando pasos firmes para comercializarla. La semana pasada la compañía anunció que se había asociado con Twitter y la red social china Tencent para ofrecer un servicio con el que intentar encontrar información útil a partir del torrente de mensajes enviados cada día con estos servicios. Con esta tecnología una empresa que venda equipos de cocina podría, por ejemplo, saber que existe un posible problema con uno de sus productos a partir de los comentarios hechos por los clientes de un restaurante.
IBM también necesita que los desarrolladores de software se sumen a su visión y construyan servicios y aplicaciones que usen su tecnología de computación cognitiva. En mayo de este año anunció que siete universidades ofrecerían clases de ciencias informáticas usando la tecnología de Watson. Y el mes pasado IBM reveló una lista de socios que han desarrollado aplicaciones usando interfaces de programación de aplicaciones con acceso a versiones de Watson ejecutadas en la nube.
El empuje de IBM por comercializar sus programas de investigación de computación cognitiva podría en última instancia dar forma a los logros alcanzados dentro de sus laboratorios de investigación.
"Admiro mucho el objetivo final", señaló el profesor de ciencias informáticas del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, EEUU), Boris Katz, que además es miembro del equipo original de Watson, durante su intervención en el evento de Yorktown. Sin embargo añadió que las presiones comerciales podrían hacer que los investigadores de IBM vayan más rápido de lo que quisieran. "Si los directivos son pacientes, irán realmente lejos", señaló.