Un decorado con intersecciones complicadas y otros obstáculos mecánicos permitirá probar los coches autónomos y conectados
Foto: El solar donde irá el pueblo sin conductores en Ann Arbor, donde ya han empezado las obras.
Un decorado representando ajetreadas calles en Ann Arbor, Michigan (EEUU), servirá para poner a prueba los coches autónomos en las condiciones más difíciles con las que se han encontrado hasta la fechas. Se usarán intersecciones complejas, marcas viales confusas y equipos de obreros para medir la validez de los últimos sensores para vehículos y algoritmos de conducción; habrá incluso peatones mecánicos que se lanzarán a la carretera de entre coches aparcados para que los investigadores puedan observar si se disparan los sistemas de seguridad de a bordo.
Este entorno urbano se usará para crear las situaciones a las que los sistemas autónomos les cuesta enfrentarse, como las sutiles interacciones entre conductor y peatón, superficies de carretera poco habituales, túneles y calles arboladas que pueden confundir a los sensores y oscurecer las señales GPS.
"Saliendo a la calle te encuentras con eventos poco habituales que son un gran reto para los sensores", afirma el director del Centro de Transformación de la Movilidad de la Universidad de Michigan, Peter Sweatman, quien supervisa el proyecto. "Ahora que hemos identificado las situaciones más complicadas, tenemos que poder recrearlas de forma muy repetible. No podemos hacer pruebas en carreteras públicas".
Google y otros conducen coches autónomos por las carreteras públicas desde hace varios año. Eso sí, siempre llevando un humano dentro preparado para hacerse con el control si fuese necesario. La mayoría de los vehículos autónomos usan mapas digitales precisos y posicionamiento por satélite, además de toda una serie de sensores distintos para navegar con seguridad.
Conducir por la autopista, que es menos complicado que conducir por la ciudad, le ha resultado bastante fácil a los coches autónomos. Pero las calles congestionadas del centro de una ciudad, donde peatones y coches se pelean por el espacio y se comportan de forma confusa y sorprendente, resultan más problemáticas.
"Creo que es una gran idea", afirma el profesor del Instituto de Tecnología de Mssachusetts (EEUU) John Leonard, quien desarrolló un vehículo autónomo para un reto planteado por DARPA en 2010. "Es importante que intentemos recoger datos estadísticamente significativos sobre el rendimiento de los coches autónomos. Las operaciones repetidas, incluso en un entorno a pequeña escala, pueden dar lugar a importantes series de datos para probar y evaluar nuevos algoritmos".
El decorado para estas simulaciones se está construyendo al borde del campus de la Universidad de Michigan, con financiación del Departamento de Transportes de Michigan y 13 empresas involucradas en el desarrollo de tecnología de conducción autónoma y está previsto que se abra la primavera que viene. Consistirá en aproximadamente 6 kilómetros de vías con 13 intersecciones distintas.
Incluso Google, que tiene una visón muy ambiciosa de la automatización de los vehículos, reconoce que la conducción por ciudad es un reto importante. El director del proyecto de coche autónomo de la empresa, Chris Urmson, reconoció en un evento celebrado en California (EEUU) este mes de julio pasado que hay varias situaciones urbanas comunes que dan muchos problemas (ver "La jungla de asfalto supone un duro reto para los coches autónomos de Google"). En una entrevista con MIT Technology Review el mes pasado, Urmson dio más detalles sobre situaciones aún no resueltas (ver "La lista de cosas que los coches autónomos de Google no saben hacer").
A pesar de estos desafíos, dentro de poco se empezarán a producir los primeros coches autónomos. General Motors anunció el mes pasado que un Cadillac de 2017 será el primer coche que ofrezca conducción completamente autónoma en las autovías, aunque aún no está claro cómo funcionará el sistema. Por ejemplo, cómo se asegurará de que el conductor no está demasiado distraído como para hacerse con el volante en una emergencia, o en qué condiciones de carretera podría negarse a hacerse con el volante. Pero, en algunas situaciones, el sistema Super Cruise del coche se hará cargo del volante, el freno y el acelerador.
Otra tecnología que se probará en este decorado es la comunicación entre vehículos. Hace poco la Universidad de Michigan hizo un estudio financiado por el gobierno en Ann Arbor en el que se implicaron miles de vehículos equipados con transmisores que emiten su posición, sentido de la marcha, velocidad y otra información a otros vehículos y a las infraestructuras urbanas. La prueba demostró que la comunicación entre vehículos y equipamiento urbano podía prevenir muchos accidentes comunes avisando de antemano de un posible choque.
"Una de las cosas interesantes, desde nuestro punto de vista, es el valor extra que obtienes al combinar la automatización y las comunicaciones entre vehículos", afirma Sweatman. "¿Qué pasa cuando unes las dos cosas? ¿Sirve para poder implantar la conducción autónoma más rápido?".