Estados Unidos necesita un proyecto para la atención sanitaria personalizada similar al Proyecto del Genoma Humano
Recientemente descubrí que mi riesgo de padecer un ataque al corazón será terroríficamente alto durante los próximos 10 a 20 años. Este pronóstico tan alarmante me fue dado gracias a una tecnología que, potencialmente, podría resultar de mucha utilidad para los esfuerzos por reformar el sistema de salud que se llevan a cabo en Washington. Entre planes de rescate y déficits entumecidos, este tipo de medicina personalizada podría salvar miles de millones, incluso billones de dólares a lo largo de las próximas dos décadas.
Mi corazón, la economía nacional y la reforma de salud están conectados a través de un test experimental al que me sometí el año pasado y como resultado me dio una previsión nefasta. Creado por Entelos, una compañía que lleva a cabo simulaciones por ordenador para hacer predicciones acerca de la salud de las personas, el test reunió datos acerca de mis niveles de colesterol, un TAC del corazón, un perfil genético, y muchos otros más, para finalmente procesar toda esta información usando un potente ordenador.
El resultado fue una predicción que la compañía afirma no sólo está personalizada en base a mis propios genes y fisiología, sino que también tiene en cuenta muchas más variables que los tests tradicionales para detectar ataques al corazón.
Entelos estaba trabajando para reunir dinero y refinar y lanzar comercialmente este test de aquí a un año o dos. Sin embargo, y dado el clima económico actual, las fuentes de financiación se han hecho mucho más difíciles de conseguir, lo que ha retrasado el proyecto y el desarrollo y lanzamiento final del test.
La compañía no está sola. Existen otro tipo de descubrimientos muy prometedores que están a punto de ser finalizados y expuestos al público, incluyendo indicadores de proteínas para localizar y hacer un seguimiento de las terapias contra el cáncer, y una nueva serie de descubrimientos en campos como el de las enfermedades neurológicas o la diabetes. De igual modo, los investigadores han logrado identificar miles de genes indicadores asociados con enfermedades. Compañías como 23andme, deCODEme, y Navigenics ofrecen tests para algunas de ellas, aunque el método aún tiene que ser finalmente validado por las pruebas médicas.
Lo que hace falta es crear un plan detallado para hacer que todos estos esfuerzos se traduzcan en avances, no sólo en términos de ciencia y medicina, sino también en términos de leyes de patentes, regulación, ética y finanzas. Lo que necesita la medicina personalizada y preventiva para las enfermedades principales es un nivel de atención como el que se dedicó al Proyecto del Genoma Humano.
El Proyecto del Genoma Humano costó 2.700 millones de dólares y tardó más de una década en completarse. Un Proyecto de Salud Personalizada costaría lo mismo, en el rango bajo de los miles de millones, y tardaría entre 10 y 20 años, aunque a diferencia del proyecto del genoma, el proyecto personalizado podría empezar a producir resultados prácticamente desde el principio.
Mediante esto se lograría unir la genética a una serie de prometedoras investigaciones acerca del impacto de los factores medioambientales que afectan a las enfermedades. El modelo de Entelos es un ejemplo de cómo los científicos están intentando combinar estas distintas disciplinas para así ofrecer perfiles personalizados acerca del futuro de la salud de un individuo—no sólo los factores de riesgo de una enfermedad, sino también las posibilidades alternativas basadas en la dieta y el estilo de vida que pueden aumentar o reducir las probabilidades de desarrollar un cáncer, diabetes o una enfermedad del corazón.
En mi caso, el modelo del ataque al corazón me ofreció tres posibilidades distintas a lo largo de los próximos 20 años. En primer lugar se me informó de que mi riesgo de que se me parase el corazón era del 40 por ciento en 10 años, y casi del 70 por ciento en 20 años. No obstante, esta previsión tan nefasta sólo ocurriría si ganase un poco de peso, alrededor de medio kilo al año, que es la media de peso que un hombre de más 40 años suele ganar. Si bajo de peso, mi riesgo baja hasta el 2 por ciento. Si tomo estatinas para bajar el colesterol, mi riesgo baja a cero.
Me tomé el test de Entelos tan en serio que bajé cinco kilos, y había estado aumentando medio kilo al año desde que cumplí los 40 (actualmente tengo 51).
Aún está por determinarse que mi nuevo peso me salve de sufrir un ataque. Tampoco tengo la certeza de que el modelo de Entelos sea preciso, puesto que la compañía no ha llevado a cabo pruebas clínicas a gran escala con los miles de pacientes que se necesitarían para validar el test.
Una vez reciban financiación, Entelos espera poder ofrecer el test por menos de 1.000 dólares si las ventas suben. Este precio puede resultar alto, aunque no lo es si acaba retrasando o eliminando la necesidad de, por ejemplo, una cateterización para diagnóstico cardiaco que puede llegar a costar 25.322 dólares, o una operación de bypass y los 85.633 dólares que cuesta. Este coste también se tiene que tener en cuenta a la hora de valorar los 448.000 millones de dólares que los 80 millones de americanos que sufren de enfermedades del corazón se gastaron en costes directos e indirectos el año pasado.
¿Se acabaría utilizando un test de 1.000 dólares a, por ejemplo, la gente de más de 50 años con colesterol alto para retrasar o eliminar sus tratamientos tan costosos y debilitantes?
Nadie lo sabe. Y nunca lo sabremos a no ser que le demos a todo esto el empujón que se merece.