Las pruebas realizadas sobre los vehículos autónomos de la compañía en California y Nevada sugieren que ya lo hacen mejor que los conductores humanos
Foto: Este es uno de los coches modificados por Google para circular sin conductor.
Los datos recogidos por los coches Lexus y Prius automáticos de Google demuestran que conducen de forma más seguras y menos bruscas cuando se guían solos que cuando un humano se sienta al volante, según el director del proyecto de coche autónomo de Google Chris Urmson.
Chris Urmson hizo estas afirmaciones en una conferencia de robótica celebrada en Santa Clara (California, EEUU), donde presentó los resultados de dos estudios realizados sobre los datos conseguidos en los cientos de miles de kilómetros recorridos por sus vehículos en las vía públicas de California y Nevada.
Uno de esos análisis demuestra que cuando hay un humano detrás del volante, los coches de Google aceleran y frenan con mucha más agresividad que cuando se pilotan solos. Otro demuestra que al software de los coches se le da mucho mejor mantener una distancia de seguridad con los demás vehículos, que a los conductores humanos.
Urmson afirma: "Pasamos menos tiempo en estados cercanos a la colisión. Nuestros coches están conduciendo con mayor suavidad y seguridad que nuestros conductores profesionales entrenados".
Además de este retrato tan favorecedor de las capacidades de sus vehículos autónomos, Urmson mostró una nueva pantalla para el salpicadero, desarrollada por su grupo para ayudar a la gente a entender qué hace un coche autónomo y cuándo deberían hacerse con el control del vehículo. El director del proyecto asegura: "Dentro del coche, hemos hecho todo lo necesario para funcionen bajo factores humanos".
Aunque esto sugiere que la empresa quizá esté pensando en cómo traducir su proyecto de investigación en algo que usen los conductores reales, Urmson esquivó una pregunta en relación a este tema y afirmó: "Estamos pensando en distintas formas de llevarlo al mercado. Ahora mismo no puedo decir más".
Lo que sí dijo fue que mantiene contactos regulares con los fabricantes de coches. Muchas de estas empresas también están trabajando en coches autónomos propios (ver "El coche automático aún necesita conductor").
Google ha probado sus coches en las vías públicas desde 2010, siempre con un humano en el asiento del conductor que sea capaz de hacerse con el control si es necesario.
Urmson desechó la teoría de que los problemas legales supongan una barrera importante para los coches completamente autónomos. Señaló que California, Nevada y Florida ya han modificado sus leyes para permitir las pruebas con coches autónomos. Y afirmó que las leyes de responsabilidad civil existentes ya dejan claro que el fabricante de un vehículo sería el responsable si el coche produjera un accidente. También dijo que cuando, inevitablemente, tengan lugar accidentes, los datos recogidos por los coches autónomos para navegar darán una imagen potente y precisa de quién ha tenido la culpa.
Urmson mostró los datos de un coche de Google que había sido embestido por detrás por otro conductor. Al analizar el mapa del entorno realizado por el coche, se puede ver claramente que el vehículo de Google se había detenido con suavidad antes de que el otro vehículo se chocara con él. En este sentido, afirma: "No tenemos que depender de testigos presenciales cuya reconstrucción de los hechos puede no ser fiable, tenemos los datos. El conductor que nos seguía no estaba lo suficientemente atento. Los datos os harán libres".