Un polímero sensible a la luz podría ofrecer una nueva forma de desarrollar retinas artificiales.
Foto: En esta ilustración, la actividad eléctrica (azul) se mueve por una neurona estimulada por un polímero fotovoltaico que está expuesto a la luz (verde).
Un equipo de neurocientíficos y científicos de los materiales ha demostrado que un polímero fotovoltaico puede devolver a las retinas lesionadas la capacidad de detectar la luz, lo que ofrece la esperanza de conseguir una forma sencilla de devolver la visión a muchas personas con enfermedades degenerativas oculares.
Las personas con retinosis pigmentaria y algunas variedades de degeneración macular pierden la vista porque sus células fotorreceptoras -los bastones y conos que detectan la luz en sus retinas- dejan de funcionar o mueren. El nuevo trabajo, llevado a cabo por científicos del Instituto Italiano de Tecnología en Génova y publicado la semana pasada en la revista Nature Photonics, sugiere que incorporar el polímero orgánico a las retinas de pacientes con estas condiciones podría servir para resolver este problema en el futuro. El polímero, que convierte la luz en estimulación eléctrica, no requiere una fuente de energía, como es el caso de otras prótesis de retina artificial.
Otros grupos han desarrollado implantes de retina, series de electrodos que suplen la función de las células que faltan (ver "Un microchip para recuperar visión" y "Una prótesis que devuelve visión a las personas ciegas, aprobada en Estados Unidos"). Pero estos sistemas ofrecen una resolución limitada y dependen de rígidos microchips que no se pueden adaptar a la curvatura del interior del ojo.
"Ni siquiera un fino chip de silicio es plegable, así que un polímero orgánico podría ser la próxima generación de potenciales prótesis de retina capaces de permitir una cobertura mayor de la retina porque se pueden doblar", afirma Stephen Rose, director de investigación en la organización sin ánimo de lucro Fundación Luchando contra la Ceguera.
Los investigadores italianos, dirigidos por el neurocientífico Fabio Benfenati y el científico de los materiales Guglielmo Lanzani, empezaron con lo que Benfati denomina "una locura": "intentar cultivar neuronas encima de estos polímeros fotovoltaicos y ver si la iluminación del polímero era capaz de excitar las neuronas". Como informaron él y sus coautores en 2011, esto era posible.
En el nuevo estudio, las retinas lesionadas se colocaron sobre un trozo de cristal cubierto por el polímero. Benfati y sus compañeros registraron la actividad eléctrica de las neuronas restantes en la retina que normalmente enviarían axones al cerebro en respuesta a la luz. Al enfocar el montaje con una luz descubrieron actividad neuronal parecida a la que se observaría en una retina sin lesiones. Su hipótesis es que cuando el polímero está expuesto a la luz, se acumulan cargas negativas sobre su superficie; estas cargas negativas quitan las cargas positivas del exterior de la neurona, provocando que se dispare.
Las retinas colocadas sobre el cristal cubierto de polímero respondieron a niveles de luminosidad equivalentes a la luz diurna, lo que significa que la tecnología "tiene el potencial para los implantes de retina", explica Benfati. Sin embargo, el polímero no respondió a toda la gama de sombras y luminosidad que pueden manejar los fotorreceptores normales. Los autores sugieren que las próximas generaciones de la película podrían ser capaces de hacerlo, Mientras tanto, han empezado a ensayar implantes cubiertos de polímero en ratas con retinosis pigmentaria.