La 'start-up' Stem utiliza el análisis de datos y baterías de gran tamaño para reducir los costes de electricidad en edificios comerciales.
Electricidad: Las baterías de Stem están conectadas a un software que predice el consumo energético de los edificios y reacciona a los cambios en los precios de la energía.
Stem, una start-up dedicada a la energía, ha desarrollado una batería para edificios comerciales lo suficientemente inteligente como para predecir, basándose en el precio de la electricidad, cuándo almacenar la energía y cuándo liberarla. El mercado para la tecnología de la compañía está limitado por el momento, pero este producto nos da una idea de cómo el almacenamiento y gestión distribuidos de energía podrían transformar la red.
El propietario de un edificio puede ahorrar dinero mediante el análisis de las tendencias de uso de energía, y cambiar las configuraciones del termostato como respuesta. Decenas de compañías están desarrollando software de análisis destinado a crear estas mejoras de eficiencia.
Stem, con sede en Millbrae, California (Estados Unidos), combina esta técnica de "grandes cantidades de datos en edificios" con el almacenamiento in situ de energía. Las baterías no están destinadas a funcionar solo como energía de reserva. En vez de eso, y junto al software, son parte de un sistema diseñado para permitir que un edificio use la forma más barata de energía disponible en un momento dado, ya sea proveniente de las baterías de Stem o de la red.
El sistema utiliza algoritmos adaptados de la industria financiera para predecir el consumo de energía de un edificio cada hora. La batería puede empezar a liberar energía en el momento en que ésta sea más cara (en las horas punta) o evitar los cargos que a veces cobran las eléctricas cuando un edificio consume demasiada energía en un momento dado.
"Estas cosas no eran posibles cinco o seis años atrás. En cada sitio determinado llevaremos a cabo literalmente millones de simulaciones al día", asegura el fundador y vicepresidente ejecutivo de Stem, Brian Thompson, un exprofesional de TI (Tecnología de la Información) con experiencia en el desarrollo de sistemas de comercio electrónico de gran volumen.
Las baterías de Stem son versiones menos complejas de baterías de automóvil de ión-litio vinculadas a componentes electrónicos diseñados para pasar rápidamente entre el modo en que proporcionan energía de forma parcial a un edificio al de obtener dicha energía de la red. La mayor parte de los análisis se realizan a través de Internet y se envían a un ordenador in situ, que utiliza técnicas de aprendizaje de máquinas para mejorar sus previsiones energéticas. El sistema puede ser mayor o menor según el número de baterías usadas, pero puede alcanzar tamaños tan reducidos como el de una nevera o lavavajillas pequeños.
Varias empresas ya utilizan instalaciones propias de generación de energía para sacar provecho de la diferencia entre las tarifas de hora punta y de horario normal. Stem, que se fraguó en la Escuela de Negocios Wharton (EE.UU), había planeado inicialmente combinar paneles solares colocados en los tejados con baterías.
En California, los clientes comerciales disponen de un complejo conjunto de tasas diseñadas para bajar la demanda en horas punta. El uso de sofisticadas estructuras de precios crea un sistema de optimización de precios que vale más la pena. Con el sistema de Stem, Thompson señala que los clientes no necesitan cambiar su comportamiento y aún así pueden reducir sus facturas entre un 5 y un 15 por ciento.
Las baterías situadas en edificios también podrían añadir almacenamiento a la red. Esto haría que la electricidad fuera más fiable y permitiría una mayor penetración de tecnologías como la energía eólica y la solar, que producen energía de forma intermitente. Las compañías eléctricas han comenzado a utilizar baterías para hacer un almacenamiento intermedio en la red, pero no son de uso generalizado debido a su coste.
Una red de baterías computarizadas más pequeñas diseñadas para reducir las facturas de energía de un edificio podría servir de ayuda, argumenta Thompson. Señala que un hotel con cerca de 100 habitaciones puede utilizar una batería con una capacidad entre 50 y 100 kilovatios hora, o entre dos y cuatro veces más grande que la batería del Nissan Leaf.
"A medida que bajen los precios de las baterías, la computación, los datos y el ancho de banda, veremos este tipo de dispositivos en todos los edificios del mundo, quizá en 20 o 30 años", indica Thompson. "Este tipo de sistemas nos permitirá pasar a un futuro 100 por cien renovable".
A corto plazo, la compañía ha puesto sus miras en California y los estados de la costa este de EE.UU. con similares sistemas de precios para la electricidad. Stem está llevando a cabo unas pruebas piloto con pequeñas y medianas empresas en 20 industrias, y ha optado deliberadamente por no vender su producto a través de las lentas compañías eléctricas.
Sin embargo, la expansión a través de las ventas directas podría convertirse en un problema, señala Jaideep Raje, analista de Lux Research. En general, las start-ups de energía tienen que asociarse con grandes corporaciones o empresas de electricidad para conseguir legitimidad y obtener acceso a los clientes. "A nivel financiero, se suele decir que según le vaya a las grandes empresas eléctricas, o a otras grandes compañías industriales como Honeywell o Johnson Controls, así le irá la industria", afirma.