Un grupo de investigadores cree que los conductores podrían utilizar su Mini Cooper lleno de sensores como ayuda para su salud.
Nigel sabe dónde has estado y si has abierto las ventanas cuando llegaste allí. Probablemente sabe si has visitado un restaurante de comida rápida y podría recomendarte que salgas a correr. Y resulta que Nigel es tu coche.
A principios de mes, investigadores de la Universidad del Sur de California (USC), en Estados Unidos, presentaron un Mini Cooper con seguimiento de condutor, llamado Nigel, en la Conferencia Body Computing de este año. Nigel es una combinación de unos 230 sensores instalados en un Mini Cooper y una aplicación para iPhone, que hace un seguimiento de los hábitos de su conductor e incluso crea juegos de conducción específicos o sugiere actividades para cada uno de los conductores del coche. Aunque el aspecto lúdico y las actividades de la experiencia Nigel fueron la inspiración de sus desarrolladores en la USC Cinematic Arts, el coche también podría ser de ayuda a la salud de su conductor, señala Leslie Saxon, jefe de cardiología en la Escuela Keck de Medicina de la USC y fundador del Centro para Computación Corporal.
La atención sanitaria debe estar más integrada en el resto de nuestras actividades diarias, señala Saxon, y hay "una enorme necesidad insatisfecha" de que los pacientes estén más conectados con su propia salud. Los sensores de información corporales en un coche podrían ser una forma de ayudar a satisfacer esta necesidad. Mientras que aquellas personas que condujesen un coche como Nigel probablemente lo harían por la experiencia deportiva, también podrían beneficiarse de la educación corporal. "¿Por qué no utilizar esos mismos sensores para detectar algún motivo por el que necesiten recibir atención médica, o aprender que necesitan mantener su ritmo cardíaco dentro de un cierto rango?", se pregunta Saxon.
La idea es que los sensores en el coche pudieran ser usados para hacer un seguimiento de determinados aspectos de la salud del propietario. Por ejemplo, el equipo del coche inteligente tiene previsto integrar sensores en el volante que harían un seguimiento del ritmo cardíaco del conductor. Quizá el ritmo cardíaco aumente según los kilómetros por hora o tal vez se ralentice cuando oímos por los altavoces una canción relajante. Saxon señala que cuando las personas identifican aquello a lo que sus cuerpos responden, mediante la observación del cambio de sus métricas corporales mientras escuchan cierta música o visitan ciertos lugares, sin duda pasan a ser "más sofisticadas" en su conciencia de sí mismas.
"El autoseguimiento en un coche podría tener sus ventajas", afirma Paul Abramson, un médico de San Francisco (EE.UU.) que integra mecanismos de autoseguimiento en su práctica clínica. "Un coche sería un buen lugar para medir la respuesta de la gente al estrés. Estar en el coche [crea] un entorno constantemente cambiante y estresante".
Sin embargo, Abramson señala que el seguimiento beneficiará más a aquellos pacientes que tengan una afección particular que estén tratando de entender mejor y resolver. Las personas que hagan un seguimiento de sus datos de salud solo por entretenimiento no es probable que lo hagan por mucho tiempo, indica. "Mi opinión es que, al menos en su nivel actual de sofisticación, el autoseguimiento debe ser realizado por personas que tengan un problema que quieran resolver. La gran mayoría de la gente considera que esto es motivador porque se trata de hacer algo por sí mismos", asegura. "No tenemos que confiar en el médico".
Joseph Kvedar, director del Centro de Salud Conectada en Health Partners, ha visto de primera mano cómo un incremento de la conciencia corporal puede mejorar la salud de los pacientes con enfermedades crónicas. Al permitir a los pacientes un seguimiento de su presión arterial, frecuencia cardíaca y peso en casa, y comunicar de forma inalámbrica esta información a sus proveedores de atención médica, Kvedar y sus colegas han observado una reducción del 50 por ciento en la readmisión de pacientes con insuficiencia cardíaca, asegura. "La gente obtiene una gran cantidad de información sobre cómo afecta su salud a su estilo de vida, y la usan para ser conscientes de que su salud debe ser una prioridad", indica Kvedar.
Sin embargo, Saxon piensa que integrar la medición de la salud en una experiencia divertida, como conducir, podría hacer que los pacientes se volviesen adictos a sus datos. "La asistencia médica es una narración para las personas, especialmente para aquellas con enfermedades crónicas", señala. "Lo que lo digital nos permite hacer de forma muy fundamental es eliminar la segregación en la atención sanitaria, y creo que ese es uno de los principales problemas del sector: no está integrado con otras experiencias", concluye el cardiólogo.