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Tecnología y Sociedad

Business Impact: AT&T busca la innovación en los desarrolladores externos

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Para competir en la economía de las aplicaciones, la gigantesca empresa de telecomunicaciones está dando acceso a sus datos a desarrolladores de software externos.

  • por Jessica Leber | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 26 Septiembre, 2012

Para crear una aplicación que permita a los sordos usar un teléfono inteligente, el emprendedor Kunal Batra necesitaba un software capaz de convertir el habla en texto. Su start-up, General Machines, no quería desarrollar un software tan complicado partiendo de cero.

Así que Batra probó Google Voice y Twilio, pero acabó decidiendo que el programa de conversión de lenguaje hablado en texto de AT&T, Watson, que se ha refinado y mejorado a lo largo de décadas en los laboratorios de investigación de la empresa de telecomunicación, era el que mejor funcionaba. Ahora, su aplicación para teléfono, Deaftel, opera accediendo al software en los servidores de AT&T gratis, aunque Batra prevé que acabará pagando un centavo de dólar por minuto (unos 0,77 céntimos de euro).

La decisión de Batra supone una pequeña victoria para AT&T, que está buscando agresivamente ayuda externa para gestionar lo que denominan “una de las más largas y más rápidas” olas de cambio tecnológico que se hayan producido jamás: el auge de Internet móvil.

Aunque tiene un presupuesto de investigación de 1.200 millones de dólares (unos 925 millones de euros), más de 1.300 empleados y un legado de invención que se remonta a los Laboratorios Bell, todos esos recursos empequeñecen ahora ante el ejército de desarrolladores de código que han empezado a construir aplicaciones móviles para los iPhones y los aparatos que usan Android, que operan en la red de AT&T. Para mantener el paso, AT&T está siguiendo una nueva estrategia diseñada para captar la atención de los desarrolladores. Está convocando concursos de programación, se ha gastado más de cien millones de dólares (unos 77 millones de euros) en abrir varios “centros de innovación” donde su personal puede trabajar con start-ups y, lo que quizá sea más significativo, ha empezado a distribuir la divisa fundamental de la economía de las aplicaciones: acceso barato y rápido a datos útiles, incluyendo flujos de información sobre qué hacen sus clientes, así como software como Watson.

Para AT&T este es un paso hacia la contratación externa de la innovación de producto, una actividad que siempre ha asumido la propia empresa lo largo de la historia, bien a través de ingenieros en nómina o sacando concursos con requisitos de diseño. Ahora, al menos en lo que respecta a las aplicaciones móviles, el dinero y los esfuerzos de AT&T se están dirigiendo hacia las adaptaciones de tecnología, pulido de imagen e ingresos compartidos necesarios para mantener un saludable “ecosistema” de colaboradores externos que espera que innoven para ellos.

Otras empresas de prestigio, incluyendo a FedEx y Ford, también están haciendo públicos datos que antes se consideraban estrictamente propiedad comercial de la empresa. FedEx ha abierto el acceso a los datos sobre seguimiento de paquetes (un desarrollador creó una aplicación para medir las emisiones de dióxido de carbono por cada paquete enviado). Ford ha dado a algunos desarrolladores acceso a datos de los ordenadores centrales de sus coches, con la esperanza de que se les ocurran ideas ingeniosas, como aplicaciones que hagan un seguimiento de la eficiencia energética del estilo de conducir de cada persona (ver "Business impact: Ford apuesta por el coche digital").

En el caso de AT&T resulta irónico que la empresa fuera quien ayudó a lanzar la era de las aplicaciones cuando Apple presentó el iPhone en 2007. AT&T era el único operador que lo llevaba, pero fue Apple quien pasó a ser la empresa mejor valorada en bolsa del mundo. Los desarrolladores asaltaron la plataforma de Apple y escribieron más de 600.000 aplicaciones para el iPhone.

Ese cambio es peligroso para el negocio de AT&T. Tomemos como ejemplo Skype, el software propiedad de Microsoft que sirve para hacer llamadas por Internet. Cada vez más gente usa las aplicaciones móviles de Skype para hacer llamadas desde sus teléfonos, pero como lo que usan son los flujos de datos, no el plan de voz, AT&T no gana tanto dinero con esas llamadas. Lo que es peor, ese tipo de aplicaciones diluyen la marca del gigante de la telefonía. Ahora la gente dice “te llamo por Skype”, pero nunca dirá “¿Una llamada por AT&T?”.

“Poco a poco los están echando del panorama y no quieren convertirse en un mero canal de transmisión”, afirma Fima Katz, director ejecutivo de Tiggzi, una empresas de desarrollo de aplicaciones móviles que ha trabajado con AT&T. “Todo el mudo se está comiendo su parte”.

Para adaptarse, la empresa se ha lanzado a una carrera por abrir sus sistemas a desarrolladores y aplicaciones de vía rápida que usan datos AT&T. La tecnología implicada se conoce como API, que son las siglas en inglés de Interfaz de Programación de Aplicaciones. Esto son los programas que permiten a AT&T dar a las aplicaciones de software externas acceso en tiempo real a los datos o servicios como Watson que quiere que estén disponibles. Ahora mismo AT&T ofrece 79 API que procesan 5.000 millones de 'llamadas' cada mes (cada llamada es una solicitud de datos por parte de un programa externo), una cifra que ha crecido considerablemente desde los 300 millones de llamadas mensuales de 2009, según Jon Summers, el vicepresidente senior de plataformas de crecimiento de AT&T.

La API que permite conectarse con Watson, lanzada este verano, es la última que se ha sumado a AT&T. Otras comparten la localización geográfica de un teléfono, permiten pagos o pueden encriptar un documento. Otra funciona con el servicio de televisión de AT&T, U-Verse. Los desarrolladores de Miso, una start-up, la usaron para crear una aplicación que permite a la gente interactuar con amigos que estén viendo el mismo programa.

Summers afirma que las APIs no solo son útiles para despertar el interés entre los desarrolladores de software externos, sino que también servirán para acelerar proyectos dentro de AT&T. Calcula que usarlos ayudará a AT&T con su objetivo de acelerar su tiempo medio de desarrollo de producto a seis meses desde los 18 o 24 meses en los que está ahora.

En comparación con muchas otras empresas, los esfuerzos de AT&T siguen siendo incipientes. El sitio web Klout, que da a la gente un cálculo de su 'influencia' dentro de las redes sociales como Facebook, explicó este año que su API recibía más de mil millones de llamadas cada día. Twitter ha conseguido más de 15.000 millones en un día.

Si AT&T tiene éxito, quizá descubra que alimentar la inventiva de otras empresas tiene inconvenientes. Twitter, por ejemplo, ha restringido hace poco quién puede usar su API después de decidir que había demasiada innovación: demasiadas empresas usaban datos sobre los tuits para crear productos que no beneficiaban a Twitter (ver "A las start-ups les preocupa que twitter y Facebook estén bloqueándoles el camino").

Algunas de las APIs de AT&T podrían permitir a los desarrolladores competir con la empresas. A los Gobiernos de cada estado y a la Comisión Federal de las Comunicaciones, por ejemplo, se les exige por ley proporcionar servicios de comunicación a los sordos. En la actualidad, las empresas telefónicas, entre ellas AT&T, emplean a operadores humanos para transmitir los textos de los sordos, facturando a los Gobiernos con tarifas que sobrepasan el dólar por minuto.

Batra, el emprendedor de Deaftel, afirma que su argumento de venta es exactamente ese: su aplicación que usa AT&T lo hace por mucho menos.

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