El quebrado gigante de las películas fotográficas retiene patentes que desarrollan tecnologías prometedoras.
Las patentes que Kodak está subastando para pagar a sus acreedores –y las que conserva- dan pistas sobre qué clase de empresa puede surgir de su quiebra.
En la actualidad Kodak no es más que el esqueleto del icono industrial que estuvo décadas a la cabeza del negocio de las películas y cámaras analógicas. A pesar de haber inventado la primera cámara digital en 1975, Kodak llegó tarde a ese mercado, e incluso entonces no le pareció un negocio fundamental, hasta mediados de la década de 2000.
Ahora la empresa está subastando 1.100 patentes, la mayoría relacionadas con la captura, manipulación y transmisión de imágenes digitales, aproximadamente el 10 por ciento de su cartera, en un esfuerzo por salir de la bancarrota.
Pero quienes conocen la cartera de patentes tecnológicas de Kodak afirman que sería un error dar por acabada a esta empresa con 132 años de historia. Kodak siempre fue una potencia en investigación y desarrollo y guarda un botín de propiedad intelectual del que aún podría surgir un negocio innovador. “Han construido una cartera de patentes sólida y muy valiosa, pero se están guardando las mejores”, sostiene Alexander Poltorak, director ejecutivo de la empresa de propiedad intelectual General Patent Corp.
Además, esta semana Kodak ha hecho público un plan de negocio cuya apuesta de futuro se basa en parte en “crear una nueva empresa” basada específicamente en ciencia de los materiales, imágenes digitales y tecnologías de deposición, así como en “monetizar agresivamente” su cartera de propiedad intelectual restante para recaudar hasta 400 millones de dólares al año (unos 320 millones de euros).
Dos mercados emergentes en los que Kodak espera tener un crecimiento crucial son la electrónica impresa y la impresión funcional, o en la producción de materiales para aplicaciones comerciales como el empaquetado y la biotecnología.
David Martin, jefe de M-CAM, una empresa de activos de innovación, afirma que Kodak posee propiedad intelectual importante en el área de los circuitos impresos, como por ejemplo, métodos para la dispersión del calor, algo que es cada vez más importante a medida que la electrónica se hace cada vez más pequeña. Y sus investigaciones en química y materiales han conducido a la empresa a lograr avances en tintas conductoras de electricidad -prometedoras para toda una variedad de productos electrónicos- y en finos barnices para películas y membranas de células solares y baterías. Kodak también ha desarrollado tecnologías de comparación de colores que Martin afirma que tienen “un valor incalculable” porque puede hacer coincidir exactamente los colores que se ven 'online' con los colores que se usan en un producto físico.
Según Martin, Kodak aún no ha aprovechado completamente el valor de muchas de estas tecnologías, ya que se dedicó a apostar por que su futuro estaba en un negocio en el que siempre fue por detrás: las imágenes digitales.
Los emprendedores de la ciudad de Rochester, en Nueva York (EE.UU.), donde se encuentra la sede de la empresa, también están explorando los sótanos polvorientos de Kodak con la esperanza de empezar nuevas empresas basándose en sus innovaciones.
High Tech Rochester, una organización local para el desarrollo económico ha identificado 12 familias de tecnologías, principalmente en materiales y óptica, que Kodak nunca desarrolló y que podrían ser valiosas. Estas tecnologías representan oportunidades de mercado que en su día pudieron ser demasiado pequeñas o tangenciales para Kodak, pero que podrían ser importantes para una start-up. La empresa espera poder trabajar con Kodak para licenciar patentes que sirvan para crear nuevas empresas en una región que es la que más ha sufrido los recortes de personal de la empresa, de 64.000 a 17.000 empleados en la última década.
High Tech Rochester ya ha usado esta estrategia para ayudar a lanzar una start-up, una empresa llamada Lumetrics, que ha comprado la licencia para una tecnología de Kodak para desarrollar formas más precisas de medir el espesor de materiales ultrafinos. “En muchos casos existen prototipos ya construidos y sabemos que la tecnología es fiable”, afirma James Sennall, presidente de High Tech Rochester. Sin embargo, sus conversaciones con ejecutivos de Kodak han ido más despacio desde que la empresa entró en concurso de acreedores.
Kodak esperaba que la subasta de patentes que se inició la semana pasada supusiera unos ingresos de más de 2.000 millones de dólares (unos 1.600 millones de euros), lo que la ayudaría a recuperar la solvencia. El periódico Wall Street Journal informó de que las primeras pujas, hechas por consorcios entre los que se están Google y sus fabricantes de aparatos por una parte, y Apple y Microsoft por otra, eran mucho menores de lo esperado y, en consecuencia, ayer lunes se amplió el plazo para pujar. Según Martin, uno de los problemas es que muchas de las patentes ya tienen muchas licencias concedidas, por lo menos a dos de los pujadores, Samsung y HTC, y muchas de las tecnologías ya son características omnipresentes en los aparatos móviles en la actualidad. Así que tienen un valor dudoso, más allá de ser munición extra en las guerras abiertas entre fabricantes de aparatos móviles.
“La pregunta que se hacen las empresas que pujan es: 'Si estas patentes están en manos de la competencia, ¿me denunciarán?'”, explica Martin. “Intentan comprar la confirmación de que sus pedidos no van a ser bloqueados”.