Tecnología y Sociedad
“Las mujeres crean tecnología basada en utilidad y eficacia y no en competitividad”
Shaherose Charania, fundadora y directora ejecutiva de Women 2.0, apuesta por la construcción de equipos diversos como clave de la innovación.
Shaherose Charania dirige una compañía que nació para apoyar a las mujeres en su despegue en el mundo de la innovación tecnológica, dominado tradicionalmente por hombres a pesar de la elevada presencia femenina en el rol de usuarias.
Aunque hasta hace poco era difícil encontrar mujeres en puestos de responsabilidad en compañías de tecnología, esta tendencia parece estar sufriendo una transformación acelerada. Desde Women 2.0 Charania contribuye a ello, ayudando a tejer redes entre emprendedoras, inversores y medios de comunicación. La fundadora de esta start-up difunde en su plataforma los proyectos de un número cada vez mayor de mujeres que aportan “una perspectiva diferente” con su tecnología, creada por ellas y centrada en prioridades como “la utilidad y la eficacia en vez de en la competitividad”.
El año pasado, Charania creó una nueva iniciativa llamada Founder Labs para aportar a los equipos que inician start-ups tecnológicas la diversidad que les falta. Aprovechando su participación en el panel del ecosistema emprendedor en EmTech Colombia, MIT Technology Review en español ha hablado con ella sobre el papel de las mujeres en el futuro de la innovación tecnológica.
TR.es: ¿En qué se diferencia la tecnología hecha por mujeres para mujeres?
Shaherose Charania: En el tipo de experiencia que ofrece. Las cosas creadas por hombres para hombres suelen ser productos muy competitivos. Aplicaciones como Foursquare son un buen ejemplo. Yo me registro en los sitios para recordar dónde estuve la próxima que vez que venga aquí, no para ganar una insignia. Diseñar para las mujeres consiste en tener en cuenta que ellas no hacen las cosas para “ganar puntos”, que lo que valoran es la utilidad y la eficiencia, que son organizadoras de la vida de otras personas –la de sus hijos y probablemente la de su marido-, y que están en el centro de la comunidad. El producto es diferente porque las prioridades son diferentes.
¿Ha cambiado la mentalidad respecto a las mujeres en el mundo del emprendimiento?
Han cambiado solo unas pocas cosas. El acceso a la construcción de la tecnología es más sencillo: si no sabes código, puedes aprender a usarlo o al menos a entenderlo. Hay más mujeres y más modelos de mujeres en el mundo de la tecnología y eso puede animar a otras a unirse. Y por último está la explosión de la economía móvil y de las aplicaciones. Si hay niños de 12 años programando juegos, ¿por qué no voy a poder hacerlo yo? La apertura a participar está ahí.
¿También en países en vías de desarrollo?
Sí. Hay más acceso a la información, más móviles, la tecnología está más en nuestras vidas y la más prevalente –las redes y medios sociales, y cualquiera que sea nueva y transformadora- está influyendo en lo que pueden hacer las mujeres. Las redes sociales consisten en hablar y construir comunidades y las mujeres son muy buenas en eso. Antes la tecnología era árida. Ahora nos ayuda a desarrollar nuestras capacidades y fortalezas en aspectos en los que las mujeres sobresalimos y eso está haciendo que nos demos cuenta de que es una industria de la que deberíamos formar parte.
¿Cómo empezó Founder Labs?
Era un experimento que surgió de Women 2.0. El problema que vemos en el ecosistema emprendedor es que los equipos no son diversos:[en Estados Unidos] están formados mayoritariamente por hombres, la mayoría procedentes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) o de la Universidad de Stanford. Casi todos tienen el mismo perfil, y nosotros creemos que la innovación procede de la diversidad. De este modo, lo que hacemos es elegir a 20 personas que quieren emprender, con experiencia y con diferentes trayectorias, mayoritariamente centrados en el mundo de la tecnología móvil, la mitad hombres y la mitad mujeres, 10 ingenieros, 5 diseñadores y 5 expertos en marketing. Les metemos en una sala, dejamos que se conozcan, seguimos nuestro currículo -con mentores especializados en diferentes etapas del proceso de iniciar una empresa-, les enseñamos cómo partir de una idea, probarla, hacer un prototipo e ir hasta el lanzamiento. Van formando sus equipos, deciden con quién trabajar, asumen riesgos. Si después de este proceso siguen juntos, tenemos una compañía.
¿En qué se diferencia vuestra propuesta de una incubadora?
En una incubadora tienes los equipos y la idea previamente formados. Esto es el paso cero. Es un laboratorio que comienza solo con dos cosas: gente e ideas.
¿Habéis tenido buenos resultados?
Empezamos hace un año aproximadamente y lo hemos hecho 5 veces. Tenemos 10 empresas ya revoloteando por ahí, algunas han conseguido financiación, otras no, hay variedad de casos. Muchas personas que han participado me han dicho que hemos cambiado su vida porque han entendido lo importante que es crear el equipo correcto y aprender a cuantificar sus ideas.
¿Se centran siempre en tecnología móvil?
Casi siempre. En Silicon Valley todo el mundo está todavía haciendo desarrollos web y nosotros creemos que para llegar a audiencias globales rápidamente lo mejor es hacer tecnología móvil. Además, tenemos equipos diversos que pueden pensar mejor globalmente porque están formados por gente no solo de diferentes sexos sino también de variados orígenes, experiencias y etnias.
¿Por qué áreas cree que deberían apostar?
Hay un campo muy amplio más allá de los juegos. Por ejemplo, es interesante el comercio móvil, no hay mucha gente que haya encontrado soluciones para esto y hay muchas aplicaciones de productividad que están aún por construir. En banca móvil y pagos, por el contrario, mucha gente está probando diferentes cosas pero nadie parece dar en el clavo. También hay mucho margen en tecnologías limpias, en mercados rurales, etc. Cualquier cosa que vaya más allá del entretenimiento es útil.