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Tecnología y Sociedad

Business Impact: Los trabajadores chinos se enfrentan a la competencia de los robots

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Foxconn, el gigante chino de la electrónica, estudia la posibilidad de sustituir a los trabajadores por robots industriales.

  • por Christina Larson | traducido por Lía Moya (Opinno)
  • 25 Julio, 2012

Una de las constantes que definen a la China moderna es la migración de trabajadoras jóvenes –a menudo chicas que aún no han cumplido los 20 años- del campo a las zonas urbanas en expansión para trabajar en las fábricas. Muchas de ellas han encontrado trabajo en Foxconn, que emplea a casi un millón de trabajadores que son mano de obra barata para el montaje manual de aparatos electrónicos para Apple, Nintendo, Intel, Dell, Nokia, Microsoft, Samsung y Sony.

Así pues, resultó sorprendente que Terry Guo, el enérgico y multimillonario consejero delegado de 61 años de Foxconn dijera este mes de julio que el gigante de la fabricación con sede en Taiwán incorporaría un millón de robots industriales a sus líneas de montaje a lo largo de los próximos tres años. El objetivo: automatizar el montaje de aparatos electrónicos igual que las empresas de Japón, Corea del Sur y Estados Unidos hicieron cuando automatizaron gran parte de la producción de automóviles.

Foxconn, una de las mayores empresas privadas de China, lleva mucho tiempo jugando un papel enorme en la historia de los trabajadores chinos. Ha usado la mano de obra barata para atraer clientes multinacionales, pero ahora se enfrenta al escrutinio internacional por sus bajos salarios y lo que algunos consideran condiciones de trabajo inhumanas.

“La automatización es el principio del fin de la 'chica que trabaja en la fábrica' y eso es bueno”, afirma David Wolf, analista de comunicación estratégica y tecnología de la información que trabaja en Pekín (China). Wolf, que ha visitado muchas fábricas chinas predice un cambio en la fuerza de trabajo similar al “declive de las modistas o las secretarias en Estados Unidos”.

Desde que hizo su anuncio, Guo no ha ofrecido más detalles y tiene a los observadores haciendo suposiciones sobre si los planes de Foxconn son reales (a través de su empresa de relaciones públicas, Burson-Marsteller, Foxconn se ha negado a describir sus progresos). Los grupos comerciales tampoco están al tanto de que se hayan hecho los inmensos pedidos de robots industriales que Foxconn necesitaría, aunque algunos expertos creen que la empresa podría estar desarrollando sus propios robots.

“Guo tiene buenos motivos para no dar mucho que hablar con esto”, afirma Wolf. El silencio podría dar a Foxconn una ventaja sobre sus competidores. Es más, con la economía china ralentizándose, “políticamente es desaconsejable hablar mucho de sustituir a la gente por robots”, explica.

Los líderes chinos creen que el empleo es fundamental para mantener la paz social. El imperativo de crear trabajos suele superar al de la eficiencia. Wang Mengshu, ingeniero jefe adjunto del grupo China Railway Tunnel, afirma por ejemplo que los equipos que sirven para ahorrar trabajadores no siempre se usan, aunque estén disponibles. “Si todos los nuevos túneles se construyeran con el equipo avanzado, se eliminaría la necesidad de emplear a unos seis millones de trabajadores migrados”, sostiene. “En determinados campos no queremos tener un desarrollo rápido en China, para poder resolver el problema nacional del empleo”.

En la actualidad unos 300.000 trabajadores chinos viven en dormitorios del complejo industrial de Foxconn en Longhua, donde se montan los productos de Apple. La mayoría se pasan el día sentados junto a una cinta transportadora, con sus batas blancas, mascarillas y redecillas para el pelo que impiden que los cabellos sueltos y las motas de polvo interfieran en la ejecución continuada de tareas sencillas pero que requieren precisión. Cada trabajador se centra en una única acción, por ejemplo poner una pegatina en la parte de delante de un iPhone o empaquetar un producto terminado en una caja. Como explicaron los gerentes al programa Nightline de la ABC, que emitió en febrero de este año una de las pocas imágenes que se han mostrado del interior de la fábrica, se tardan cinco días y son necesarios 325 pasos para montar un iPad.

Este tipo de tareas muy estructuradas y predecibles son buenas candidatas a la automatización, según Jamie Wang, analista de la empresa de investigación Gartner con sede en Taipéi (Taiwán). Los robots industriales, que suelen estar equipados con un brazo móvil, usan láseres o sensores de presión para saber cuándo empezar y acabar una tarea. Un robot puede funcionar 160 horas a la semana. Incluso si la competencia proviene de humanos con gran habilidad manual que trabajen en turnos de 12 horas, un único robot podría sustituir a dos trabajadores, posiblemente a cuatro.

Wang hace hincapié en el hecho de que Foxconn no puede sustituir a los trabajadores humanos inmediatamente porque para la automatización de las cadenas de montaje haría falta reajustar todo el proceso de fabricación. Además, los grandes cambios en China no se dan de un día para otro. Las fábricas chinas más pequeñas no pueden permitirse invertir en robótica y los salarios en las fábricas siguen siendo relativamente bajos: entre 315 y 400 dólares al mes (entre 240 y 320 euros) en el delta del río Perla, según Liu Kaiming, director del Instituto de Observación Contemporánea, una organización sindical con sede en Shenzhen.

A pesar de todo esto, Foxconn no es el único fabricante chino que apuesta por los robots. La Federación Internacional de Robótica, con sede en Fráncfort (Alemania), ha registrado un aumento del 50 por ciento en las compras de robots industriales avanzados por parte de fabricantes chinos en 2011 (que han alcanzando las 22,600 unidades), y predice que China adelantará a Japón como el mayor mercado mundial dentro de dos años. Según Wolf es evidente que la robótica industrial “está a punto de ponerse al rojo vivo en China”.

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