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Cambio Climático

Una 'start-up' quiere comercializar baterías líquidas

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Una compañía de Cambridge está desarrollando baterías baratas capaces de almacenar energía de turbinas eólicas y paneles solares.

  • por Kevin Bullis | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 24 Abril, 2012

El espacio de trabajo en el pequeño sótano que sirve como sede a Liquid Metal Battery, en Cambridge, Massachusetts (Estados Unidos), se parece más a un taller mecánico que a un laboratorio de alta tecnología salido del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts).

En el lugar de cámaras de vacío y filas de cajas selladas de guantes puede verse una gran sierra de cinta, un taladro y una estación de soldadura. En otra esquina se encuentra un horno común y corriente como el que podría formar parte de un taller de cerámica. Aunque la tecnología de la compañía se basa en procesos químicos avanzados, las baterías tienen un aspecto rudimentario: latas de acero de paredes gruesas que los investigadores llenan de un polvo recogido de grandes cubos y barriles.

La simplicidad es parte del diseño. El objetivo de la compañía es crear baterías tan baratas que puedan almacenar a bajo coste la energía eólica generada por la noche -cuando suele hacer más viento pero la demanda de energía es baja- para después ser utilizada durante las horas de demanda máxima a lo largo del día. El proyecto ha atraído millones de dólares en inversiones iniciales de Bill Gates, la empresa petrolera francesa Total, y la Agencia de Proyectos Avanzados de Investigación para la Energía de EE.UU..

Liquid Metal fue fundada en 2010 pero comenzó a operar en el otoño pasado, y creció desde 7 a 17 empleados. Es una entre varias de las nuevas empresas que tienen la esperanza de aprender algo de los retos a los que se enfrentó una oleada anterior de start-ups dedicadas a la energía limpia. Este tipo de empresas han pasado por dificultades en parte debido a que las tecnologías antiguas, como por ejemplo las centrales eléctricas que funcionan con combustibles fósiles, los coches de gasolina e incluso las células solares convencionales, resultan baratas. Además, las compañías eléctricas se decantan por las tecnologías ya establecidas.

Algunas de las start-ups iniciales dedicadas a la producción de baterías se centraron en un prometedor material de electrodo descubierto en un laboratorio, pero luego se dieron cuenta de que la fabricación de dicho material se llevaba gran parte de los ahorros de costes prometidos. Ahora, el nuevo grupo de start-ups, entre ellas una derivada de A123 Systems llamada 24 M, y otra bajo el nombre de Aquion, están teniendo en cuenta los costes de fabricación desde un principio. Liquid Metal también ha identificado mercados que pueden permitirse pagar inicialmente los altos costes hasta que la producción a gran escala haga que las baterías sean más asequibles.

La compañía se llama Liquid Metal Battery puesto que los polvos que sus investigadores vierten en las células de la batería se calientan hasta el punto de fusión, momento a partir del cual se segregan naturalmente en tres capas: los electrodos positivos y negativos y el electrolito que los separa. Estos materiales ahora líquidos poseen una alta conductividad, por lo que las baterías pueden descargarse y cargarse rápidamente, aceptando carga un milisegundo y devolviéndola al siguiente, si fuera necesario, para ayudar a estabilizar las fluctuaciones de la oferta y la demanda en la red eléctrica.

La idea surgió de Donald Sadoway, profesor de química en el MIT, y Gerbrand Ceder, profesor de ciencias de los materiales en la misma institución, que se preguntaban si no sería posible invertir unos procesos como los que se utilizan para producir el aluminio. Por ejemplo, se utiliza electricidad para producir aluminio a partir del óxido de aluminio. Si esa reacción química pudiera ejecutarse al revés, produciría electricidad y el sistema podría funcionar como una batería. El estudiante de posgrado de Sadoway, David Bradwell, encontró una forma de conseguir extraer la electricidad utilizada en el proceso.

La compañía cree que el diseño puede ser incorporado en las fábricas existentes con contratos de manufactura, y puesto que no tiene la necesidad de construir sus propias fábricas en un primer momento, sus costes de capital se reducirían en gran medida. Sin embargo, hasta que la tecnología alcance la producción en masa, sus costes serán relativamente altos. Aquí es donde hace falta aplicar un poco de sentido común de mercado. La decisión del fundador de construir baterías que no solo sean capaces de almacenar grandes cantidades de energía a bajo coste, sino que también puedan responder en milésimas de segundo, le permitirá acceder a mercados en los que puede cobrar precios altos por el almacenamiento y la entrega de energía a la red con la que compensar las fluctuaciones de la oferta y la demanda, algo que se está volviendo más importante a medida que se instala más energía eólica y solar, cuya naturaleza es intermitente.

A medida que aumente la escala de producción y bajen los costes, Liquid Metal planea dar servicio a mercados de mayor envergadura, por ejemplo comprando electricidad barata por la noche y vendiéndola a medio día, cuando los precios son más altos. Gracias a la flexibilidad de la tecnología, la empresa puede decidir cómo utilizar su capacidad, eligiendo siempre el mercado más lucrativo.

Liquid Metal planea aprovechar dos oportunidades creadas por el Gobierno de EE.UU. La primera es producto de la falta de regulación: el Gobierno ha creado un marco para el establecimiento de mercados abiertos de energía. Esto permite a la empresa registrarse como proveedor independiente sin tener que pasar por una compañía eléctrica o hacer que los reguladores permitan a dichas compañías cobrar por el servicio. Esto proporciona, incluso a una empresa tan pequeña, una forma clara de ganar dinero. La compañía también podría beneficiarse de una sentencia dictada por la Comisión Federal Reguladora de la Energía de EE.UU., que permite a las tecnologías con rápidos tiempos de respuesta cobrar más por sus servicios. Esto podría dar a dichas tecnologías una ventaja sobre las plantas de energía existentes, que pueden tardar varios minutos en responder.

Liquid Metal Battery se enfrenta también a algunas dificultades, como por ejemplo confirmar que sus células son lo suficientemente duraderas como para ser económicamente viables. A pesar de los costes de capital relativamente bajos, podría ser necesario pedir ayuda a socios como Total, no solo con la financiación, sino también por su experiencia en operaciones a gran escala.  Durante las próximas semanas Liquid Metal planea anunciar la obtención de nuevos fondos, esta vez procedentes de capitalistas de riesgo.

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