Tecnología y Sociedad
Business Impact: En la red inteligente, un vatio ahorrado es un vatio cobrado
Jon Wellinghoff, regulador de energía eléctrica en Estados Unidos, afirma que una red inteligente podría reducir la necesidad de construir nuevas plantas eléctricas. Tiene una aplicación que lo demuestra.
¿Qué aspecto tendría la red eléctrica si se pudiese pagar a todo el mundo por ahorrar energía? Jon Wellinghoff, miembro de la Comisión Federal Reguladora de la Energía, la agencia estadounidense que regula la transmisión de electricidad, cree que ése es el futuro.
El año pasado, la agencia de Wellinghoff emitió una polémica resolución que afirmaba que en los mercados de venta de electricidad al por mayor, la energía que no usan los consumidores (bautizada como “negavatios”), debería valer lo mismo que la energía que se genera. Eso significa que pronto las compañías eléctricas tendrán que pagar a los grandes clientes –y, con el tiempo, a los consumidores- que ahorran energía durante los picos de consumo.
La idea es reducir la demanda de electricidad en vez de hacer girar más turbinas. Para lograrlo, hará falta una red eléctrica inteligente en la que clientes y compañías puedan comunicar información sobre precios y consumo de electricidad en tiempo real. Wellinghoff ha explicado a Technology Review por qué esto podría evitar tener que construir nuevas plantas eléctricas de carbón o nucleares.
TR: ¿Cómo está cambiando la red inteligente el negocio de las compañías eléctricas?
Wellinghoff: Las compañías eléctricas tendrán que cambiar o morir. Tradicionalmente, su modelo de negocio ha estado integrado verticalmente; ellos generan, distribuyen y venden la energía. Ahora se ven oportunidades para que los clientes de las compañías –los dueños de edificios comerciales, los Walmarts, Safeways y demás supermercados del mundo- participen plenamente en los mercados de energía y estén al mismo nivel que las compañías eléctricas. Éstas acabarán por ayudar a los clientes domésticos a instalar tecnologías que faciliten su participación. Gracias a esta competencia, las compañías tendrán que decidir cómo seguir siendo rentables.
Hay una serie de grandes compañías que empiezan a comprenderlo. Aún así, hay zonas por todo Estados Unidos donde no existen esos mercados. Los clientes de estas grandes zonas tendrán que empezar a exigirlos.
¿Un 'negavatio' tiene un valor tangible?
Absolutamente tangible. Emitimos una orden que decía que un 'negavatio' –o reducir un kilovatio de demanda energética- es igual que aumentar un kilovatio la producción energética. Quien cree un 'negavatio' debería ser retribuido por ello. Mi misión ha sido integrar los 'negavatios' en el mercado al por mayor de energía. Si podemos lanzar las señales adecuadas al mercado, los emprendedores desarrollarán formas de ahorrar energía en respuesta a las necesidades de la red.
¿Tiene aplicaciones de energía instaladas en su teléfono?
Tengo una aplicación en mi iPhone de una empresa llamada GreenNet que me permite hacer un seguimiento de algunas cosas, como mi aire acondicionado, el lavavajillas, el DVR y la bomba de agua. Lo uso todo el rato. Además estoy a punto de instalar la posibilidad de controlar estos aparatos desde mi teléfono.
¿Cree que habrá más gente interesada por saber qué hace su bomba de agua?
La mayor parte de la gente no estará tan interesada por la energía como yo. Eso lo acepto. Algunas de las aplicaciones más atractivas y prácticas que están apareciendo son termostatos wifi que se pueden controlar desde cualquier parte. Se compran en las ferreterías. Cuando tengamos instalados este tipo de aparatos de control, los consumidores domésticos podrán ceder su información a agregadores que automáticamente pueden gestionar sus consumos energéticos.
¿Hasta qué punto nos puede ayudar reducir el consumo para enfrentarnos a los grandes problemas energéticos?
Nos puede ayudar muchísimo. Hace poco los comisarios de las compañías eléctricas de Massachusetts (EE.UU) me comentaron que están ante un crecimiento cero de la carga eléctrica gracias a que están usando contadores inteligentes y otros aparatos, y a que tienen programas de eficiencia energética muy agresivos. Creo que estamos ante un cambio drástico en toda la dinámica energética nacional. En los próximos 10 años tendremos la capacidad de gestionar nuestra energía y necesitaremos muy pocos recursos energéticos tradicionales nuevos.