Pronto se pondrán a la venta sistemas de carga capaces de enviar energía a través del aire y a mayor distancia.
Eric Giler apunta con un mando a distancia a una pequeña superficie negra apoyada contra la pared, y al instante tres lámparas se encienden y un ordenador tipo tableta empieza a cargarse. Lo curioso es que todos los dispositivos se encuentran a varios metros de distancia de la superficie negra que proporciona la energía, y no están enchufados.
Giler es el director general de WiTricity, una start-up que pretende revolucionar la electrónica mediante la sustitución de los sistemas inalámbricos de carga con otros que envían electricidad de forma segura a través del aire. La compañía, fundada hace casi cinco años, utiliza una tecnología desarrollada en el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts, EE.UU.) que extiende el alcance de la carga inalámbrica por inducción.
WiTricity señala que sus primeros productos (para la carga de dispositivos electrónicos portátiles) podrían estar en el mercado a finales de este año. Dentro de un año o dos, una tecnología similar podría permitir a los propietarios de vehículos eléctricos cargar sus coches sin enchufarlos. A esto podría seguirle el suministro de energía inalámbrica para el bombeo del corazón y otros implantes médicos.
La idea de la transferencia de energía inalámbrica no es nueva. Nikola Tesla hizo una demostración de una versión hace cien años, y los cargadores inductivos para cepillos de dientes eléctricos y controladores de videojuegos se han generalizado. Sin embargo, los cargadores inductivos disponibles en la actualidad funcionan solo a distancias muy cortas y requieren de contacto físico entre el cargador y el dispositivo electrónico, lo que no resulta mucho más cómodo que enchufar el dispositivo.
Los sistemas de carga por inducción funcionan haciendo pasar una corriente a través de una bobina para generar un campo magnético, lo que crea otra corriente eléctrica en una bobina de tamaño y orientación similar en el otro dispositivo. Al separar las bobinas, la eficiencia de la transferencia de energía disminuye rápidamente. Para aumentar la distancia a la cual se puede transferir energía de manera eficiente, WiTricity ajusta las bobinas de envío y recepción para resonar entre sí a una frecuencia específica, dando como resultado una pérdida de energía muy pequeña dentro de cada resonador.
De este modo, la distancia a la que se puede transferir energía depende del tamaño de las bobinas. Si tanto las bobinas de envío y recepción son pequeñas, como podría ser el caso de un sistema de teléfonos móviles, el cargador y el teléfono necesitan ser colocados dentro de un rango de varios centímetros para que la carga sea eficiente. Sin embargo, WiTricity también ha mostrado prototipos con bobinas más grandes capaces de enviar energía a distancias de aproximadamente un metro. (La energía también puede ser transmitida con rayos láser y microondas, aunque ese sistema requiere el uso de una línea directa de visión y puede plantear problemas de seguridad).
También es posible aumentar la señal con un tipo de bobinas conocidas como repetidores. En la demostración de Giler, unas bobinas instaladas en cuadrados de alfombra permiten que la energía pueda pasar desde el enchufe en la pared hasta cualquier punto de la habitación.
WiTricity es una de las empresas dedicadas a ampliar el alcance de los cargadores eléctricos. La compañía ha desarrollado una mesa prototipo que carga dispositivos colocados en cualquier parte de su superficie, incluso si se mantienen dentro de una mochila o bolso, y un teclado y ratón inalámbricos que pueden obtener energía a partir de un monitor de ordenador, eliminando la necesidad de usar baterías. (Apple ha patentado una idea similar). La compañía también ha desarrollado un cargador para coches eléctricos. Es una plataforma de medio metro de ancho que se coloca en el suelo de un garaje, y simplemente hay que colocarse sobre ella para que el coche empiece a cargarse.
WiTricity se ha asociado con varias empresas para llevar la tecnología al mercado. Tiene un contrato multimillonario con Toyota para desarrollar sistemas de carga para vehículos propulsados por baterías (muy pronto podría dejar de tener sentido llamarlos vehículos eléctricos enchufables), y también ha anunciado una alianza con el fabricante taiwanés de electrónica Mediatek para desarrollar productos para la carga de dispositivos electrónicos portátiles.
Katie Hall, director de tecnología de WiTricity, afirma que la compañía está trabajando en componentes que agreguen los sistemas electrónicos necesarios a los dispositivos portátiles. También está trabajando para crear cubiertas de carga para teléfonos móviles que no sean más grandes que los protectores que la gente suele utilizar en sus teléfonos. La empresa desconoce el coste de estos productos, aunque Hall afirma que el sistema para cargar coches no costaría mucho más que los cargadores que los propietarios de vehículos eléctricos a menudo instalan en sus garajes de todos modos.
Otras compañías están desarrollando cargadores inductivos capaces de enviar energía de manera eficiente a través del aire. Siemens y BMW están desarrollando cargadores para coches eléctricos, y Qualcomm acaba de comprar una start-up que ha desarrollado su propio cargador inalámbrico para coches eléctricos. Una compañía llamada Fulton Technologies posee una tecnología que envía energía inalámbrica a través de unos pocos centímetros de mármol, así como desde el suelo de un garaje hasta un vehículo eléctrico.
Varios investigadores están trabajando para ampliar el concepto y permitir la carga de vehículos eléctricos mientras están en la carretera. Investigadores de Oak Ridge y Stanford han desarrollado recientemente conceptos detallados para dicho sistema. En un proyecto de 2,7 millones de dólares (2 millones de euros) con fondos federales, investigadores de la Universidad Estatal de Utah están instalando un sistema para cargar los autobuses en las paradas a lo largo de una ruta en Salt Lake City.
En el modelo de Oak Ridge, 200 bobinas se incrustarían en una sección de la calzada y serían controladas por un único dispositivo en el lateral de la carretera; las bobinas sucesivas se cargarían de energía a medida que los vehículos eléctricos pasaran sobre ellas, proporcionando alimentación suficiente para que el vehículo pudiera llegar a la siguiente serie de bobinas a una milla de distancia.
John Miller, científico investigador en Oak Ridge, calcula que cada serie de bobinas, además del controlador, costaría menos de un millón de dólares (750.000 euros). "Los cargadores inalámbricos para los vehículos eléctricos resultan muy cómodos. No hay que usar cables ni enchufes. No hay que preocuparse por el tiempo. Ni siquiera tienes que pensar en ello. Creo que el sistema será acogido muy rápidamente", asegura Miller.