Cambio Climático
Terremotos provocados por la fractura hidráulica agitan la industria del gas de esquisto
El cierre de pozos tras la sismicidad inducida por la fractura hidráulica podría motivar ajustes tecnológicos.
Los geofísicos están cada vez más de acuerdo en que la expansión de la producción de gas de esquisto es responsable de una serie de pequeños terremotos que han alterado algunas comunidades y llevado a las autoridades de Arkansas, Ohio, Oklahoma, en Estados Unidos, y también a las del Reino Unido a clausurar algunas operaciones de gas natural. La cuestión en la actualidad, señalan los expertos, es si las operaciones subterráneas causantes del problema deberían ser reducidas o supervisadas con un mayor control para minimizar futuros terremotos, y si los relativamente pequeños podrían tener el potencial de desencadenar otros verdaderamente destructivos.
Al menos un productor de gas de esquisto ya está hablando de cambios: Cuadrilla Resources, con sede en el Reino Unido, cuyo primer proyecto produjo terremotos el año pasado cerca de la localidad inglesa de Blackpool.
Las operaciones de gas de esquisto generan microsismicidad de dos maneras. Una es a través de la fractura hidráulica, o fracking, consistente en provocar explosiones subterráneas de agua, arena y productos químicos utilizados para liberar el gas natural atrapado en los depósitos de esquisto. El uso de la fractura hidráulica por parte de Cuadrilla causó un terremoto de 2,3 en la escala de Richter el pasado abril, según un análisis realizado por consultores geofísicos de la empresa.
Del mismo modo, una operación de fractura hidráulica mediante la que se inyectaron 2,4 millones de galones de líquido (unos 9 mil metros cúbicos) en un pozo de Oklahoma durante más de seis días el pasado enero es una causa probable de los 43 sismos producidos posteriormente, según el informe de un geólogo de este estado. Los sismos de 1,0 a 2,8 grados de magnitud se iniciaron al segundo día de la inyección, y la mayoría se focalizaron a 3,5 kilómetros del pozo. Estos pequeños temblores se sintieron en la superficie y provocaron molestias a los residentes cercanos, aunque no causaron daños estructurales.
Una segunda fuente de agitación causada por las operaciones de gas de esquisto es también común en muchas otras de petróleo y gas: la eliminación de aguas residuales en el subsuelo y las salmueras naturales que salen a la superficie con los hidrocarburos deseados. Una serie de pozos de eliminación por inyección profunda fueron probablemente los responsables de varios terremotos en Arkansas en 2010, así como de temblores más recientes alrededor de Youngstown, Ohio, que culminaron con una sacudida de magnitud 4,0 la pasada víspera de Año Nuevo. "No hay duda de que los terremotos de Youngstown están directamente asociados con el pozo de eliminación", indica Arthur McGarr, geofísico y experto en sismicidad inducida en el Servicio Geológico de EE.UU. (USGS).
Los pozos de eliminación y la fractura hidráulica generan terremotos que pueden sentirse en la superficie cuando las ondas de choque o los fluidos liberan tensión en una falla preexistente. Por ejemplo, un fluido a alta presión se puede introducir en una falla plana y separarla, permitiendo que las formaciones de roca adyacentes se deslicen una sobre otra.
Este tipo de deslizamiento inducido de fallas probablemente se dio en Youngstown, asegura Thomas Stewart, vicepresidente ejecutivo de la Asociación de Petróleo y Gas de Ohio. No obstante, Stewart explica que los sismos inducidos son eventos poco frecuentes puesto que los operadores de los pozos evitan deliberadamente la perforación cerca de fallas conocidas. Los otros 180 pozos de gas y aguas residuales de Ohio han provocado muy pocas quejas, señala y añade que las sacudidas de Youngstown solo provocaron daños al productor de gas local D&L Energy, cuyo pozo acabó siendo cerrado por los reguladores estatales. "Probablemente pierdan una inversión de 3 a 4 millones de dólares (2,3 a 3,1 millones de euros)", indica Stewart.
Los consultores geomecánicos de Cuadrilla Resources también minimizan el riesgo de que sus operaciones pudieran inducir terremotos de magnitud superior a 3,0. Sin embargo, su informe, elaborado por investigadores de alto nivel de la consultora alemana geofísica Q-con y la consultora holandesa StrataGen Delft, recomienda que Cuadrilla inicie las operaciones de fractura hidráulica con una menor cantidad de líquido de la que se emplea en Blackpool. Además, solicita la instalación de sismómetros bajo tierra para identificar los problemas con antelación. Cuadrilla ha asegurado que planea poner en práctica las propuestas.
McGarr en USGS señala que un sistema de alerta temprana es una buena idea, y que además respeta el protocolo de evaluación del riesgo sísmico para operaciones de explosión de pozos utilizado por los productores de energía geotérmica. Es menos optimista, sin embargo, acerca de las estimaciones de la severidad máxima que pueden alcanzar los terremotos provocados por los pozos de inyección y el fracking, y cree que esta cuestión necesita más estudio científico. Esto significa que, por el momento, el riesgo de inducción antropogénica de terremotos que provoquen víctimas mortales no se puede descartar.