"La salud digital es una oportunidad para mejorar la equidad en la atención sanitaria y democratizar el acceso al diagnóstico"
Alexandra Gonçalves, máxima responsable de la estrategia de digitalización de salud de la compañía farmacéutica Bristol-Myers Squibb (BMS), persigue combinar innovaciones como la IA, los algoritmos o los dispositivos 'wearables' con la personalización de los tratamientos para mejorar los resultados de los pacientes y democratizar el acceso a la salud
Bristol-Myers Squibb (BMS) es una multinacional farmacéutica con sede en EE UU y una amplia gama de tratamientos para múltiples enfermedades. En los últimos tiempos, ha destacado por su enfoque hacia la salud digital, entendida como la integración de la tecnología con sus tratamientos. El objetivo es usar la digitalización para mejorar los resultados de los pacientes, valiéndose, por ejemplo, de las posibilidades de monitorización continua que ofrecen dispositivos como los wearables.
Al frente de esta estrategia se sitúa, desde hace año y medio, la cardióloga portuguesa Alexandra Gonçalves, quien ocupa la vicepresidencia de Salud Digital de la compañía. Formada en las Universidades de Harvard (EE UU) y de Coímbra y Oporto (Portugal), Gonçalves cuenta con una dilatada trayectoria profesional que le ha llevado de la clínica a ocupar puestos de responsabilidad en compañías como Phillips, donde lideró la estrategia en diagnóstico de precisión. Además, ha publicado varias investigaciones en su área de especialización y es profesora asociada de Medicina en la Universidad de Oporto desde 2016.
¿Cómo ha integrado BMS las tecnologías digitales de la salud en sus operaciones, especialmente en áreas como la oncología y la inmunología?
Nos encontramos en un gran periodo de integración digital y en BMS lo estamos adoptando plenamente: estamos utilizando herramientas digitales para impulsar la productividad y apoyar las tareas en todos los ámbitos. Por ejemplo, tenemos un sistema interno de ChatGPT, seguro y adaptado a nuestro entorno, que ayuda a agilizar las tareas de gestión de protocolos e investigación. Cuando la gente piensa en salud digital, tiende a limitarla a aplicaciones específicas, pero la integración digital es más amplia. La salud digital, que dirijo en BMS, se centra en aprovechar los datos y la tecnología para aumentar el éxito de los tratamientos. Esto implica mejorar el diagnóstico, adelantarlo en la progresión de la enfermedad, monitorizar a los pacientes en ensayos clínicos y guiarlos a lo largo del tratamiento; especialmente cuando se trata de enfermedades difíciles, en áreas como la oncología o la inmunología, en las que los itinerarios de tratamiento pueden ser especialmente difíciles.
Ha mencionado que trabajan con algo parecido a un ChatGPT interno. ¿Podría explicarlo? ¿Con quién lo han desarrollado?
Hemos desarrollado nuestro propio sistema y también utilizamos las últimas versiones públicas de ChatGPT. El nuestro, sin embargo, es específico de la empresa y garantiza el nivel de seguridad que requiere una compañía farmacéutica. Nos permite realizar tareas como encontrar algo en un artículo científico en PDF que puede tener mil páginas: puedes simplemente subir el PDF y preguntar lo que quieres saber y tenerlo en un instante. Es un ejemplo muy, muy básico, pero creo que cualquiera puede hacerse una idea de lo que significa en términos de aceleración de la productividad.
Dada su experiencia en cardiología, ¿puede explicarnos cómo utiliza BMS las tecnologías digitales de salud en las enfermedades cardiovasculares?
La cardiología es un área que me apasiona, evidentemente, y, sí, en BMS hemos desarrollado algunas acciones de salud digital dentro de este ámbito, algunas de las cuales tienen que ver con empoderar al paciente. Uno de los focos de atención es la miocardiopatía hipertrófica (MCH), una enfermedad que puede tardar a años en ser diagnosticada. Nos hemos asociado con una empresa para desarrollar una herramienta que detecta precozmente posibles casos de MCH, mediante el uso de los datos de los electrocardiogramas, lo que acelera el diagnóstico y permite a los pacientes acceder antes al tratamiento.
“Nos hemos asociado con una empresa para desarrollar una herramienta que detecta precozmente la miocardiopatía hipertrófica”
BMS está a la vanguardia del tratamiento del cáncer, tanto en tumores sólidos como en cánceres hematológicos. Hemos implantado herramientas automatizadas para detectar nódulos en radiografías y tomografías con mayor precisión, concretamente en áreas como el cáncer de pulmón no microcítico. En el mieloma múltiple, también estamos trabajando en programas que miden la calidad de vida del paciente mediante datos recogidos de dispositivos que monitorizan el sueño, la actividad física y el bienestar general. Esto nos ayuda a evaluar no sólo cuánto vive un paciente, sino también lo bien que vive durante el tratamiento.
Uno de los enfoques más prometedores actualmente en oncología es la medicina personalizada. ¿Tienen desarrollos de salud BMS digital ligados a este enfoque?
Una forma de medicina personalizada es la terapia celular, un tratamiento de vanguardia en el que las células del paciente se modifican para combatir el cáncer. Se usa sobre todo para cánceres de la sangre, como el mieloma múltiple. Aunque es muy eficaz, conlleva el riesgo de una respuesta inmunitaria, denominada síndrome de liberación de citoquinas (SRC), que puede ser peligrosa. Estamos desarrollando dispositivos para vigilar a los pacientes en busca de signos precoces del SRC, lo que nos permitiría intervenir antes de que aparezcan los síntomas y, potencialmente, posibilitar el tratamiento fuera del hospital.
Entiendo que todo este seguimiento se realiza con wearables. ¿Podría compartir otros ejemplos del uso de estos dispositivos?
Sí. En BMS utilizamos dispositivos portátiles en casi toda nuestra cartera de productos: tenemos estudios cardiovasculares, hematológicos, inmunológicos, oncológicos y neurológicos empleando wearables. La clave no son los dispositivos en sí, sino el valor de los datos que proporcionan. Por ejemplo, estamos estudiando la fibrosis pulmonar, una enfermedad de mal pronóstico cuyo tratamiento se centra en los síntomas y no en las causas profundas. Los wearables nos ayudan a comprender mejor los factores que desencadenan las recaídas y los reingresos hospitalarios mediante el seguimiento de datos como la saturación de oxígeno, la frecuencia respiratoria y la frecuencia cardíaca. También utilizamos wearables en oncología, hematología y neurología, sobre todo en demencia y esquizofrenia. En demencia, el objetivo es detectarla lo antes posible y adaptar los tratamientos al tipo específico de demencia.
En general, en el ámbito de la salud digital, nos centramos en saber qué pacientes se benefician más del tratamiento y cómo garantizar que sigan su medicación. Los wearables pueden desempeñar un papel fundamental, que va desde simples recordatorios a los pacientes para que se tomen su medicación hasta análisis de datos complejos que ayuden a predecir y prevenir enfermedades antes de que se desarrollen.
¿Qué países o regiones están liderando los proyectos de salud digital de BMS?
Operamos en todo el mundo, pero cada mercado presenta oportunidades y retos diferentes. Por ejemplo, la tecnología de electrocardiograma para diagnosticar la miocardiopatía hipertrófica se lanzó en EE UU y ahora la estamos expandiendo a Japón y Europa. En nuestro proyecto sobre nódulos pulmonares, estamos trabajando en Polonia y la República Checa. A veces, hacemos pruebas a menor escala antes de expandirnos globalmente. Nuestro foco es global, pero el despliegue suele ser gradual, en función de las condiciones específicas del mercado.
¿Cómo colaboran con las start-ups? ¿Tienen algún programa de innovación abierta para incorporar las innovaciones de empresas más pequeñas?
Las startups son socios para nosotros. Gran parte de lo que he descrito, como los proyectos miocardiopatía hipertrófica y de nódulos pulmonares, se hace en colaboración con startups. Antes organizábamos jornadas de puertas abiertas y hackathones, pero ahora tenemos un enfoque más específico. Una vez que identificamos un problema, evaluamos soluciones internas y externas y colaboramos con startups que tienen la validación de la FDA [agencia reguladora de alimentos y fármacos en EE UU] o de otras autoridades reguladoras. Estas startups deben ser lo bastante maduras para cumplir nuestros requisitos clínicos y normativos, pero cuando se forma la asociación adecuada, puede acelerar el progreso para ambas partes.
"En la próxima década, los datos de los 'wearables' podrían traducirse en acciones personalizadas que te orienten sobre lo que es mejor para tu salud"
¿Cuáles son los retos normativos a los que se enfrentan? ¿Hay mercados específicos en los que sea más difícil trabajar?
La normativa ha evolucionado, pero en general es más fácil trabajar en Estados Unidos. La FDA se ha mostrado comprometida y rápida a la hora de evaluar el valor, aunque Europa está mejorando. Sin embargo, no se trata sólo de la regulación externa: hay retos internos dentro de la propia industria farmacéutica. La salud digital y los dispositivos no son el foco tradicional de la industria farmacéutica, por lo que todavía se necesitan ajustes regulatorios dentro del sector.
De cara al futuro, ¿qué tendencias en innovación y salud digital considera más prometedoras?
Veo una gran oportunidad para mejorar la equidad en la atención sanitaria, sobre todo democratizando el acceso al diagnóstico. Los dispositivos portátiles se están convirtiendo en parte de nuestra rutina, pero aún no estamos utilizando plenamente los datos que proporcionan. En la próxima década, espero que estos datos se traduzcan en acciones personalizadas: tanto si estás sano como si estás tratando una enfermedad, los wearables podrían orientarte sobre lo que es mejor para tu salud. Ahora mismo, la medicina se basa en datos generalizados, pero con información más personalizada, podríamos llegar a una atención totalmente individualizada.