La inteligencia artificial generativa y su impacto en la sociedad marca la segunda jornada del DES2023
"IA, IA, IA, IA generativa, IA, IA, IA, IA, IA generativa, IA, IA, IA". Un montaje de vídeo inauguraba el segundo día de DES 2023, mientras el Parlamento Europeo aprobaba su posición sobre la ley de IA, que ahora comenzará a debatirse con los Estados miembro. El extracto servía como introducción a la ponencia de Nina Schick, experta en inteligencia artificial y estrella de la jornada, que se reía así de cómo la IA es ya el tema de conversación más popular. Schick tiene una opinión firme sobre el impacto de esta tecnología que se resume en una frase: "La revolución de la IA generativa lo va a cambiar todo".
Para Schick, nos encontramos ante un punto de inflexión sin precedentes en la historia de la humanidad. "Tendrá un impacto mayor que internet, los smartphones y la computación en la nube", ha comentado la especialista y asesora de IA de varios líderes globales, entre ellos el presidente de EE UU, Joe Biden.
Según su visión, la gran diferencia con respecto a modelos anteriores que ha hecho que la IA generativa despegue en 2022 es la materia prima de la que se nutre. "Antes se alimentaban de bases de datos enormes, pero ahora esa base de datos es todo internet. Ya no es específico, es general", ha explicado.
En su repaso, Schick ha hablado de los primeros deepfakes que sustituían el rostro de personajes famosos con la cara de Nicolas Cage o el vídeo falso de Tom Cruise hablando desde Dubai. Sin embargo, lo que ha hecho verdaderamente popular la IA generativa ha sido ChatGPT: "Estos modelos de lenguaje han estado presentes desde 2017, pero ninguno había creado una interfaz tan buena". No en vano, ChatGPT alcanzó el 1.000.000 de usuarios en cinco días. Por comparar, Netflix llegó a esa cifra en 3,5 años y Facebook tardó 10 meses en lograrlo.
Este éxito de ChatGPT ha desatado lo que Schick ha denominado como "carrera armamentística" en la que Google, Meta y Amazon intentan ponerse al día en la competición. "Si Facebook hubiera decidido cambiar su nombre dos años después, ya no se llamaría Meta, sino AI", ha bromeado.
Sin embargo, más allá de esta carrera comercial, Schick ha hablado de las oportunidades que brinda "el florecer de la IA de open source", que permite a las compañías integrarlo en sus ecosistemas para generar nuevos productos y servicios. Su recomendación para las compañías que quieran aventurarse en implantar soluciones de IA pasa por "crear modelos pequeños y probar casos de uso con una estrategia clara". En este escenario, Schick pronostica que el trabajo creativo va a transformarse por completo y que la IA generativa es un "motor de combustión" para la creación de contenido, la comunicación y el trabajo basado en el conocimiento.
"Probablemente estamos ante el último momento en la historia de internet en el que la mayoría del contenido no tiene apenas capas de IA en su creación. A partir de ahora vamos a ver que la mayoría de la red tiene contenido con algo de IA. Mi pronóstico es que en 2025 el 90% del contenido de internet tendrá alguna capa de IA", sentencia Schick.
"La humanidad aún no está preparada"
Si algo queda claro en esta edición del DES es que la IA ocupa toda la conversación. Así ha sucedido en la mesa redonda Soluciones exponenciales para problemas VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, por sus siglas en inglés), que ha derivado rápidamente en un debate sobre el futuro de la IA.
Para Ibon Zugasti, director de la consultora de prospectiva PROSPEKTIKER, del Grupo LKS, "la IA generativa es la cuestión más seria y compleja que afrontamos hoy". Zugasti, quien ha asemejado las dimensiones de esta tecnología a la de la energía atómica, considera que "la humanidad no está preparada todavía" para hacerle frente. "Necesitamos anticiparnos, analizar riesgos y oportunidades y reaccionar cuanto antes para no llegar tarde", ha expresado. Por eso, ha aludido al Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares como un buen ejemplo a seguir a la hora de regular una tecnología con un potencial masivo.
En esa urgencia por anticipar estrategias empresariales y gubernamentales coincide Óscar Méndez, CEO y fundador de Stratio, cuya empresa asesora a organizaciones en materia de big data e IA. Para el empresario, estamos solo ante el comienzo de una transformación crucial que llevará al menos 20 años en poder llamarse inteligencia artificial general: "La IA que tenemos ahora mismo no piensa, es simplemente fuerza bruta con mucho poder de procesado". Para el directivo, el punto clave del momento actual de la IA es que "es capaz de resumir datos infinitos y organizarlos, pero no cuenta con la inteligencia capaz de pensar sobre las respuestas que ofrece". Por eso, ChatGPT y modelos similares producen respuestas erróneas o alucinadas.
Hacia un nuevo contrato social
Más allá de su impacto en el mundo empresarial, la IA también obligará a repensar conceptos como el bienestar social o los modelos educativos actuales. "Tenemos que repensar todo, desde el mercado laboral hasta la guerra", explica Zugasti, que concreta: "Nuestro sistema de bienestar y los modelos educativos que conocemos tendrán que evolucionar hacia unos enfocados en el aprendizaje vital permanente".
En su opinión, es necesario "un cambio de mentalidad en la forma que tomamos decisiones" para avanzar hacia una forma de pensar que impregnará toda hoja de ruta futuro: la "mentalidad de anticipación".
Sobre esta necesidad de replantear ciertas bases de pensamiento también se ha pronunciado David Wood, presidente de la organización británica London Futurists, quien define la capacidad política de los seres humanos como un rasgo esencial frente a los peligros de la IA y la sombra de manipulación que acompañará esta tecnología. "No podemos confiar por completo en la IA. En el futuro, aumentará el riesgo de manipulación en votaciones populares y es necesario que nos formemos para evitarlo". Para Wood, el próximo paso está claro: "La tecnología ya está aquí. Ahora el siguiente movimiento depende de nosotros".