Los aviones de fabricación turca como el TB2 han ampliado drásticamente el papel de los drones en la guerra
• ¿Quién?
Baykar Technologies, Industrias de Aviación Shahed.
• ¿Cuándo?
Ahora.
Durante décadas los aviones militares estadounidenses de ataque de precisión de alta gama, como el Predator y el Reaper, han dominado la guerra de drones. La guerra en Ucrania, sin embargo, ha estado definida por modelos de bajo presupuesto fabricados en China, Irán o Turquía. Su uso generalizado ha cambiado la forma de combatir con drones y quién puede hacerlo.
Algunos de estos nuevos drones son cuadricópteros comerciales, como los de DJI, que se utilizan tanto para el reconocimiento como para ataques a corta distancia. Otros, como los drones explosivos Shahed, de 30.000 dólares (casi 28.000 euros) y fabricación iraní, que Rusia ha utilizado para atacar civiles en Kiev, son capaces de realizar misiones de mayor alcance. El más notable es el Bayraktar TB2, de 5 millones de dólares (unos 4,6 millones de euros), fabricado por la compañía turca Baykar.
El TB2 es una colección de piezas bastante buenas reunidas en el cuerpo de un dispositivo de vuelo lento. Este se desplaza a velocidades de hasta 138 millas por hora (más de 200 kilómetros por hora) y cuenta con un alcance de comunicación de unas 186 millas (casi 300 kilómetros). Baykar afirma que puede permanecer en el aire hasta un total de 27 horas. Además, cuando se combina con cámaras que comparten vídeo con estaciones en tierra, el TB2 se convierte en una poderosa herramienta tanto para apuntar las bombas guiadas por láser que lleva en sus alas como para ayudar a dirigir las descargas de artillería desde tierra.
Lo más importante es sin duda su fácil disponibilidad. Los drones fabricados en EE UU, como el Reaper, son más capaces, pero más caros, y están sujetos a estrictos controles de exportación mientras que el TB2 está ahí, disponible, para cualquier país que lo quiera.
El ejército turco utilizó los drones contra los kurdos en 2016 y, desde entonces, se han usado también en Libia, Siria y Etiopía, y por Azerbaiyán durante su guerra contra Armenia. Ucrania compró seis de estos drones en 2019 para operaciones militares en el Donbás pero estos dispositivos ya habían llamado la atención del mundo a principios de 2022, cuando ayudaron a frustrar algunas invasiones rusas.
Las ventajas tácticas son evidentes, pero, tristemente, lo que también está claro es que estas armas se cobrarán un precio cada vez más horrible entre las poblaciones civiles de todo el mundo.