Las primeras señales de que la plataforma se está volviendo inestable ya han aparecido. Sin embargo, los caprichos de Musk para lanzar nuevos productos y características pueden relegar la solución de problemas a un segundo plano
El 4 de noviembre, solo unas horas después de que Elon Musk despidiera a la mitad de los 7.500 empleados que trabajaban en Twitter, algunas personas comenzaron a observar pequeñas señales de que algo iba mal en la plataforma. Y lo notaron a través de retuits.
Twitter introdujo los retuits en 2009, convirtiendo en una función de software algo que la gente ya hacía (publicar el nombre de usuario y el tuit de otra persona, precedidos por las letras RT). En los años transcurridos desde entonces, el retuit y su primo lejano, el tuit citado, lanzado en abril de 2015, se han convertido en dos de las prácticas más comunes en Twitter.
Sin embargo, el pasado 4 de noviembre, algunos usuarios que pulsaban al botón de retuitear vieron cómo los años retrocedían hasta 2009. Los retuits manuales, tal y como eran conocidos, habían vuelto.
El regreso del retuit manual no fue el último intento de Elon Musk de apaciguar a los usuarios. En cambio, fue la primera grieta pública en el código base de Twitter: una señal en el sismómetro que advierte del terremoto que llegará.
Una plataforma tecnológica tan grande como Twitter está soportada por diferentes pilares. "Los fallos catastróficos más grandes suelen ser más extraordinarios, pero el mayor riesgo lo representan los pequeños elementos que comienzan a deteriorarse", indica el ingeniero de confiabilidad de sitios web Ben Krueger, que tiene más de dos décadas de experiencia en la industria de la tecnología, quien afirma que "se trata de sistemas muy grandes y complicados". Krueger resalta que una presentación de 2017 del personal de Twitter incluye una estadística que sugiere que más de la mitad de la infraestructura de back-end se dedicaba al almacenamiento de datos.
Aunque muchos de los oponentes de Musk esperan que la plataforma viva una destrucción equivalente a una explosión termonuclear, el colapso de una plataforma como Twitter se produce de manera gradual. Para aquellos que saben algo más sobre esto, las progresivas averías son una señal de preocupación de que un derrumbe más grande podría ser inminente. Y eso es lo que está pasando actualmente.
Pequeñas señales
Esos pequeños errores en los márgenes de Twitter aparecen en forma de retuits manuales antes de su regreso lento a su modo estándar, en los recuentos de seguidores fantasma que van por delante de la cantidad de personas que son seguidores reales, o en algunas respuestas que simplemente no se pueden publicar. Incluso las normas de Twitter, a las que Musk se refirió el 7 de noviembre, desaparecieron temporalmente bajo la mirada de millones de ojos. En resumen, la plataforma se está volviendo inestable.
"A veces llegan unas notificaciones un poco raras", advierte un ingeniero que actualmente trabaja en Twitter, quien no oculta su preocupación por la forma en la que reacciona la plataforma después de que fueran despedidos muchos de sus compañeros que, anteriormente, se ocupaban de mantener el sitio funcionando sin problemas. Precisamente, esta última frase es la razón por la cual este ingeniero mantiene el anonimato para hablar en este reportaje. Después de luchar con el tiempo de inactividad durante sus días de "Fail Whale", Twitter finalmente ha recibido elogios por su equipo de ingenieros de confiabilidad del sitio, (SER,site reliability engineers por sus siglas en inglés) Sin embargo, este equipo ha sido diezmado tras la toma de posesión de Musk. "Se trata de cosas pequeñas, por el momento, pero que al final suman en cuanto a la percepción de la estabilidad", según explica el ingeniero.
Las pequeñas señales de que algo va mal se amplificarán y multiplicarán a medida que pase el tiempo, predice el empleado, en parte porque el personal que queda para manejar estos problemas se acabará cansando pronto. "Trabajar a todas horas del día es perjudicial para la calidad de vida, y ya lo estamos viendo", advierte.
Los ingenieros que se han quedado en Twitter se han encargado en gran medida de mantener estable el sitio durante los últimos días, ya que el nuevo CEO decidió deshacerse de una parte importante del personal que mantiene su base de código. A medida que la compañía intenta volver a una apariencia de normalidad, dedicará más tiempo a abordar los caprichos (a menudo exigentes) de Musk para nuevos productos y características, en lugar de mantener lo que ya funciona.
Esto es particularmente problemático, según Krueger, para un sitio como Twitter, que puede tener picos imprevistos en el tráfico y el interés de los usuarios. Krueger contrasta Twitter con los sitios minoristas online, donde las empresas pueden prepararse para los momentos de gran tráfico (como el Black Friday) con cierta previsibilidad. "Cuando se trata de Twitter, existe la posibilidad de tener un Black Friday en un día cualquiera a cualquier hora", resalta. "En un día cualquiera, puede ocurrir alguna noticia con un impacto significativo para el debate". Responder a eso es más difícil si se despide hasta el 80% de sus SRE, una cifra que, según Krueger, se ha mencionado dentro de la industria, pero que MIT Technology Review no ha podido confirmar. El ingeniero de Twitter coincide en que ese porcentaje suena "creíble".
El mismo ingeniero no ve una forma de solucionar el problema más allá de revertir los despidos (que, según se informa, la empresa ya ha intentado revertir). "Si vamos a estar trabajando a un ritmo vertiginoso, entonces las cosas se romperán", y advierte: "no hay forma de evitar eso. Estamos acumulando una deuda técnica mucho más rápido que antes, casi tan rápido como acumulamos la deuda financiera".
La lista se hace más larga
El ingeniero presenta un futuro distópico donde los problemas se acumulan a medida que la acumulación de tareas de mantenimiento y arreglos se hace cada vez más larga. "Las cosas se van a estropear más a menudo, por períodos de tiempo más largos y de maneras más severas. Todo se agravará hasta que, al final, no sea utilizable", indica.
El colapso de Twitter en un estado inutilizable es algo lejano, añade el ingeniero, pero los signos reveladores del proceso de la descomposición ya están ahí. Todo comienza con las cosas pequeñas: "Errores en cualquier parte de cualquier cliente; cualquier servicio en el back-end que estén tratando de usar. Serán pequeñas molestias al principio, pero a medida que se retrasen los arreglos de back-end, los problemas se acumularán hasta que la gente finalmente se dé por vencida".
Krueger cree que Twitter no dejará de funcionar, pero empezaremos a ver una mayor cantidad de tuits que no se pueden publicar y cuentas que aparecen y desaparecen aparentemente por capricho. "Yo esperaría que cualquier sistema que esté escribiendo datos en el back-end irá de modo más lento posiblemente, con pausas y condiciones de error mucho más sutiles", y añade: "sin embargo, a menudo son más disimulados. Y generalmente también requieren mucho más esfuerzo para rastrear y resolver. Si no hay suficientes ingenieros, eso será un problema importante".
Los retuits manuales y el oscilante recuento de seguidores son señales de que esto ya está sucediendo. Los ingenieros de Twitter han diseñado arreglos de seguridad a los que la plataforma puede recurrir para que no deje de funcionar por completo, sino que se proporcionen versiones reducidas en su lugar. Eso es lo que estamos viendo, señala Krueger.
Junto con los errores menores, el ingeniero de Twitter cree que habrá cortes significativos en el horizonte, gracias en parte al impulso de Musk para reducir la carga del servidor de computación en la nube de Twitter en un intento por recuperar hasta tres millones de euros al día en costes de infraestructura. Reuters ha informado que este proyecto, que surgió de la sala de guerra de Musk, se llama "Plan de cortes profundos". Una de las fuentes de Reuters calificó la idea de "delirante", mientras que el profesor de ciberseguridad de la Universidad de Surrey (Reino Unido) Alan Woodward afirma que "a menos que hayan rediseñado y mucho el sistema actual, el riesgo de una menor capacidad y disponibilidad parece una conclusión lógica".
Fuga de cerebros
Mientras tanto, cuando las cosas se están estropeando, ya no existe el conocimiento institucional para solucionar rápidamente los problemas a medida que surgen. "Muchas de las personas que vi que se iban después del viernes pasado, llevaban allí 9, 10 u 11 años, lo cual es simplemente ridículo para una empresa de tecnología", considera el ingeniero de Twitter. Cuando esas personas abandonaron las oficinas de Twitter, desaparecieron con ellas décadas de conocimiento sobre cómo funcionaban sus sistemas. Algunos empleados que están dentro de Twitter, y los que observan desde fuera, habían argumentado anteriormente que la base de conocimientos de Twitter está demasiado concentrada en un puñado de programadores, algunos de los cuales han sido despedidos.
Desafortunadamente, los equipos muy reducidos, según los que quedan en Twitter, incluyen el de los escritores técnicos. "Tuvimos una buena documentación gracias a ese equipo", asegura el ingeniero. Pero ya no. Cuando las cosas van mal, será más difícil averiguar qué ha pasado.
Obtener respuestas también será más difícil externamente. El equipo de comunicación se ha reducido de entre 80 y 100 a solo dos personas, según un exmiembro del equipo con el que habló MIT Technology Review. "Tienen demasiado trabajo y no hablan suficientes idiomas para tratar con la prensa como es necesario", indica el ingeniero.
Cuando MIT Technology Review contactó a Twitter para este reportaje, nuestro correo electrónico no recibió ninguna respuesta.
Las críticas recientes de Musk a Mastodon, la alternativa de código abierto a Twitter que ha aparecido para los usuarios en estos días desde que el empresario tomó el control de la plataforma, sugiere que los que están en casas de cristal no deben tirar piedras. El CEO de Twitter tuiteó y luego eliminó rápidamente una publicación que decía a los usuarios: "Si ya no te gusta Twitter, hay un sitio increíble llamado Masterbatedone". Acompañando a esas palabras había una imagen física de la pantalla de su ordenador portátil con el perfil de Mastodon de Paul Krugman, que mostraba al columnista de economía intentando publicar algo varias veces. A pesar del intento de Musk de resaltar la falta de fiabilidad de Mastodon, su éxito ha sido notable: casi medio millón de personas se han registrado desde que Musk se hizo cargo de Twitter.
Todo eso ocurre al mismo tiempo que comienzan a mostrarse las primeras grietas en Twitter. Es solo el inicio, opina Krueger. "Yo esperaría empezar a ver problemas significativos con la tecnología de cara al público dentro de seis meses. Y me parece que sería una estimación generosa", concluye.