Los padres se reúnen 'online' para revisar los libros y presionar a las escuelas para que los prohíban, a menudo por su contenido sexual
La red social Facebook alberga grupos de perfil conservador que se dedican a revisar y calificar los libros para niños y que se utilizan para hacer presión con el fin de prohibir ciertos libros de las bibliotecas escolares o eliminarlos por completo.
Se trata del último acontecimiento en un debate que lleva semanas dividiendo a EE UU, coincidiendo con el inicio del nuevo año escolar. En octubre de 2021, Matt Krause, miembro del Gobierno del estado de Texas y del partido republicano, creó una hoja de cálculo con libros afectados por el proyecto de la Ley 3979 de la Cámara de Representantes del estado, que prohíbe la enseñanza de materias que provoquen "incomodidad, culpa, angustia, o cualquier otra forma de malestar psicológico por razón de la raza o el sexo de una persona".
Esa lista se ha convertido en un modelo a seguir para los grupos conservadores, que la han adoptado como una guía para analizar los libros en los distritos escolares y, en algunos casos, eliminarlos de las escuelas.
Los activistas contra la prohibición de libros afirman que estos grupos no son objetivos y causan daño. Laney Hawes es madre en el distrito escolar independiente de Keller en el condado de Tarrant en Texas, donde recientemente se retiraron 41 libros después de la presión de los grupos de padres de Facebook. Hawes y otros padres están abiertos al compromiso y al debate, pero los padres conservadores no lo están.
"Nunca vamos a estar todos de acuerdo en lo que es apropiado para nuestros hijos, pero yo debo tomar esa decisión por mis hijos, y no tengo derecho a tomarla por todos los demás niños", opina Hawes, quien dirige varios grupos de padres de Facebook que contrarrestan las prohibiciones locales de libros. "Estos libros comparten las historias de las personas más marginadas, y la opresión y la marginación pueden ser duras, incómodas y violentas y, lamentablemente, pueden incluir aspectos sexuales. Pero es muy importante no silenciarlas".
La activista conservadora Michelle Beavers no está de acuerdo. Cuando el año pasado Beavers fue a la escuela secundaria de su hijo en Florida para una reunión del consejo escolar, se encontró con un carrusel en la biblioteca con libros que, según ella, contenían "pornografía".
"Fue perturbador para mí", recuerda Beavers, que quería sacar esos libros de la escuela de su hijo, pero le pareció que ese trabajo era demasiado para ella sola. "Estos libros fueron fáciles de identificar, porque se trataba de novelas gráficas, pero hay otros libros que realmente habrá que leerlos. Y eso es un problema. Requiere mucho trabajo".
Por eso Beavers creó BookLook, un sitio que reúne a adultos voluntarios para revisar y calificar los libros para niños. Las calificaciones "pretenden ser una guía rápida para los padres ocupados que desean saber qué contenido objetable se encuentra entre las cubiertas de un libro", según el sitio. Los libros se califican en una escala de 0 a 5, siendo 0 contenido para todos y 5 contenido "aberrante", incluyendo la agresión sexual y violencia.
En el medio se encuentran unas señales que indican la sugerida cantidad de atención por los padres, basándose en el consumo de drogas y alcohol, el "odio", la violencia y las blasfemias: 1 para niños pequeños, 2 para adolescentes más jóvenes y 3 para adolescentes mayores. Los libros que obtienen calificaciones de 4 son "definitivamente solo para adultos" y los que tienen 5 se marcan para ser retirados de los estantes, según Beavers: "Se trata de libros explícitos. Si quiere verlos, vaya a su librería local o biblioteca pública. No a la escuela".
En Facebook, diferentes grupos conservadores tienen distintas estrategias para evaluar los libros que se encuentran en las escuelas. Algunos, como LaVerna in the Library, publican capturas de pantalla de fragmentos "ofensivos" para que los voluntarios puedan calificarlos. En otros, como Safe Library Books for Kids - Arkansas, los padres intercambian consejos sobre dónde buscar contenido que podrían cuestionar, como novelas o memorias sobre la mayoría de edad y palabras específicas. Beavers trabaja con ambos grupos para ayudar a identificar los títulos de los libros.
Facebook, por su parte, no respondió a una solicitud de comentarios.
Los activistas conservadores se están volviendo cada vez más poderosos para determinar qué libros estarán en los estantes de las escuelas. Los distritos de Texas han empezado a exigir la aprobación de los padres para los libros. En Utah, los padres no solo tienen el poder de controlar qué libros sacan prestados sus hijos, sino que tienen la misma posición que los profesores para cuestionar y revisar los libros para incluirlos en la biblioteca.
Esa política en Utah es quizás una de las primeras historias de éxito de los grupos de padres conservadores. Beavers resalta que BookLook no hace un seguimiento de cómo los padres usan las revisiones para cuestionar las políticas escolares, pero el grupo Utah Parents United aparece en el sitio como un "guardián de la biblioteca" y fue fundamental para lograr que el estado implementara su sistema actual. La propia Beavers ha hablado públicamente en su distrito escolar local del condado de Brevard, destacando 19 libros para su revisión en mayo.
El contraataque
Pero esos desafíos no vienen sin lucha, en Facebook y en otros lugares. Una organización que se opone a las prohibiciones de libros, Florida Freedom to Read Project, señala que los sistemas de calificación como el de BookLook ignoran el hecho de que los maestros y bibliotecarios están específicamente capacitados para recomendar libros en función del desarrollo, los intereses y la madurez de un niño. Además, el contenido es actualmente clasificado en rangos de edad sugeridos por los editores.
"Ellos [los grupos conservadores de revisión y calificación] quieren restringir lo que está disponible para todos los demás, pero estos sistemas de calificación los realizan personas que no tienen ninguna experiencia en eso", resalta la cofundadora de FFTRP, Stephana Ferrell. "Nunca haríamos un sistema opuesto. No se necesita otro sistema de calificación".
A los grupos como el de Ferrell les preocupa que esas calificaciones estén borrando las voces de algunas comunidades marginadas. "Esos revisores se centran únicamente en los temas controvertidos con el objetivo de limitar el acceso a los libros con los que no están de acuerdo y muestran un sesgo que no tiene en cuenta las necesidades de las diversas familias e individuos atendidos por las escuelas y bibliotecas públicas", afirmó en un comunicado la directora de la Oficina para la Libertad Intelectual de la Asociación Estadounidense de Bibliotecas, Deborah Caldwell-Stone.
Historias de miedo "pornográficas"
Muchos padres de los grupos conservadores aseguran que la pornografía es una de sus principales preocupaciones. Beavers, por ejemplo, menciona una escena de sexo oral en la novela gráfica Gender Queer de Maia Kobabe, sobre la mayoría de edad, como la razón por la que se vio impulsada a la acción. El libro Gender Queer ha sido prohibido en muchas escuelas de todo el país.
"Pedimos que se revisen los libros de acuerdo con las leyes sobre pornografía y se decida lo que sería apropiado para un entorno escolar", subraya Beavers. Pero la visión de su grupo de lo que cuenta como pornográfico no siempre concuerda con las leyes. El 30 de agosto, un tribunal de Virginia desestimó las afirmaciones de que Gender Queer y otro libro, A Court of Mist and Fury de Sarah J. Maas, eran obscenos. La desestimación significa que los grupos progresistas ya tienen motivos para desafiar las prohibiciones de los libros en otros estados.
Ferrell explica que el trabajo de FFTRP se fundó cuando los activistas conservadores comenzaron a presionar para eliminar el libro Gender Queer de su distrito local. Ferrell y su cofundador compraron estos libros para distribuirlos a los bibliotecarios locales y también realizaron sorteos públicos de libros.
Para Ferrell, la lucha tiene que ver con la calidad de la educación de sus hijos. "La mayoría de los padres quieren dar a sus hijos más acceso y no menos. Realmente me preocupa como esto afecta al futuro de la educación de los niños", explica.