La Oficina de Energía Fósil y Gestión de Carbono de EE UU ha cambiado su nombre y actualizado su enfoque para trabajar en minimizar los impactos de la producción de combustibles fósiles. Sin embargo, existen dudas sobre si la financiación y subvenciones retrasarán la transición a energías limpias
En su primer mes en el cargo, el presidente de EE UU, Joe Biden, firmó una orden ejecutiva que instaba a la nación a la descarbonización del sector eléctrico para 2035 y alcanzar cero emisiones netas en toda la economía para 2050.
Eso redefinió el cometido de la Oficina de Energía Fósil del Departamento de Energía de EE UU, la agencia de investigación cuya misión durante casi medio siglo había sido desarrollar formas más efectivas de producir combustibles fósiles.
Actualmente, su responsabilidad es ayudar a limpiar esta industria.
En julio, esta agencia, que tiene alrededor de 600 empleados y un presupuesto de aproximadamente 900 millones de euros, agregó "Carbon Management" o Gestión de Carbono a su nombre. La nueva nomenclatura señalaba una parte importante de su nueva misión: ayudar a desarrollar la tecnología y construir una industria que evite la emisión de dióxido de carbono de las centrales eléctricas y de las fábricas, extraerlo del aire, transportarlo y almacenarlo permanentemente.
La Oficina de Energía Fósil y de Gestión de Carbono (FECM) sigue operando una división de investigación enfocada en la producción de petróleo, gas y carbón. Sin embargo, ha cambiado su nombre a Oficina de Sostenibilidad de Recursos y su tarea central es minimizar los impactos de la producción de esos combustibles fósiles, según explica la investigadora de eliminación de carbono Jennifer Wilcox, que se unió a esta oficina al inicio del gobierno de Biden y, en la actualidad, es la principal subsecretaria adjunta de FECM, supervisando las divisiones de investigación y desarrollo junto con el subsecretario de la agencia, Brad Crabtree.
Los esfuerzos de FECM se apoyarán por una serie de recientes leyes federales, incluida la Ley de Reducción de la Inflación, que aumenta significativamente los subsidios fiscales para la captura, eliminación y almacenamiento de carbono. CHIPS and Science Act que se ha convertido en ley en agosto, autoriza (pero en realidad no asigna) 1.000 millones de euros para la investigación y el desarrollo de la eliminación de carbono en FECM. Sin embargo, lo más destacado es que la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleo que Biden promulgó a finales de 2021 destinará unos 12.000 millones de euros a la captura y eliminación de carbono, incluidos los oleoductos y las instalaciones de almacenamiento.
FECM desempeñará un papel fundamental a la hora de determinar a dónde irá destinado gran parte de ese dinero.
Foto: Jennifer Wilcox, la destacada investigadora de eliminación de carbono, es la principal subsecretaria adjunta de la Oficina de Energía Fósil y de Gestión de Carbono del Departamento de Energía de EE UU.
Tras la aprobación de la Ley de Infraestructura, el Departamento de Energía de EE UU anunció una inversión de 2.500 millones de euros para acelerar y validar distintas maneras de almacenar dióxido de carbono de forma segura en formaciones subterráneas, así como 3.500 millones de euros en fondos para proyectos piloto y de demostración con el objetivo de prevenir casi todas las emisiones de carbono de las centrales eléctricas de combustibles fósiles e instalaciones industriales, como las que producen cemento, celulosa y papel, hierro y acero.
Por otro lado, también se ha avanzado con un programa de 3.500 millones de euros para desarrollar cuatro centros regionales para los proyectos de captura directa de aire. Se trata de un esfuerzo para desarrollar fábricas capaces de absorber al menos 1 millón de toneladas métricas de dióxido de carbono del aire cada año.
Hemos hablado con Wilcox y con el subsecretario adjunto para la gestión del carbono dentro de FECM, Noah Deich, sobre la nueva dirección del Departamento de Energía, a dónde se dirigirán los miles de millones de euros, así como los esfuerzos por abordar las preocupaciones relacionadas con la captura de carbono y los daños continuos de los combustibles fósiles.
'Necesitamos invertir hoy'
Wilcox y Deich se enfrentan a un proceso tramposo para cuadrar este balance
Muchos expertos en medio ambiente, defensores de la justicia social y miembros de la comunidad climática temen que los subsidios gubernamentales, la financiación y el apoyo para la captura de carbono prolonguen la existencia de las plantas de combustibles fósiles, retrasen el cambio a fuentes de energía libres de carbono y otorguen un permiso social para la extracción continua de petróleo y gas. Además, una serie de proyectos de captura de carbono que el Departamento de Energía estadounidense financió fuertemente en el pasado terminaron posteriormente.
No obstante, este país todavía depende en gran medida de las plantas de gas y carbón. Al financiar y apoyar los proyectos piloto y de demostración, según Wilcox y Deich, FECM se esfuerza por reducir los riesgos y costes de las herramientas de captura de carbono que podrían reducir drásticamente las emisiones de la nación y los crecientes peligros climáticos. La esperanza es que esto, a su vez, provoque que una mayor parte del sector privado asuma este tipo de proyectos por su cuenta. Además, ambos expertos señalan que las inversiones que realiza FECM en toda la organización vendrán con requisitos estrictos, incluidos los compromisos de justicia ambiental establecidos en un documento anterior.
Wilcox cree que parte de la crítica tiene está fundamentada: la captura y el almacenamiento de carbono en las plantas de gas natural "permiten una mayor producción de gas".
"Sin embargo, no tenemos otra opción. Eso tiene que formar parte de nuestro conjunto de herramientas, y debemos invertir ya para que podamos tener la opción", añade.
Eso se debe a que, a pesar del crecimiento de las alternativas limpias como la energía solar y la eólica, existe un enorme conjunto de plantas de gas natural y carbón en todo el país, y muchas son relativamente nuevas.
"La verdad es que, si no invertimos en esta solución, habrá centrales eléctricas que seguirán emitiendo", resalta Wilcox, quien añade que la captura de carbono también es crucial para limpiar muchos procesos industriales, que dependen del calor de los hornos que funcionan con combustibles fósiles y donde el dióxido de carbono es, a menudo, un subproducto de la producción, como en el cemento y el acero. En este caso, esta es también la única forma de modernizar las costosas plantas industriales y fábricas que ya existen.
Wilcox señala que hay 91 fábricas de cemento que emiten alrededor de 70 millones de toneladas de dióxido de carbono por año, muchas con hornos de última generación y todas entregan un producto de una calidad específica que es esencial para sus clientes y la seguridad de las estructuras construidas del mismo.
Introducir los equipos de captura de carbono en esas instalaciones resulta fundamental.
Wilcox explica que "se trata de una solución que, para la adopción de la industria, supone pocas trabas". "Es una actualización de una instalación existente en la que ya han invertido", añade.
Están surgiendo formas alternativas de producir acero, cemento y otros productos industriales que pueden permitir que estos sectores aborden las emisiones directamente. Deich insiste en que debemos invertir y respaldar esas soluciones, pero señala que se podría tardar décadas en desarrollarlas, probarlas y ampliarlas.
"No tenemos tiempo para esperar a tener las soluciones de gestión de carbono que creemos que se pueden implementar en los próximos años de una manera técnica, económica y socialmente responsable", asegura.
Introducir los equipos de captura de carbono a las instalaciones es solo un aspecto del trabajo. Wilcox y su equipo también se centran en eliminar el carbono que ya se encuentra en la atmósfera. También existen críticas a este concepto, incluidos los temores de crear un daño moral, invitando a los gobiernos y las empresas a apoyarse en él a expensas de reducir las emisiones.
Sin embargo, Wilcox cree que la eliminación de carbono será una herramienta fundamental para equilibrar las emisiones de los sectores de la economía que son realmente difíciles de descarbonizar, como la aviación, el transporte marítimo y la agricultura. Numerosos estudios también encuentran que el mundo podría necesitar eliminar miles de millones de toneladas al año alrededor de mediados de siglo para evitar que el planeta se caliente más de 2 ˚C por encima de los niveles preindustriales, o para alejarse de ese umbral.
FECM también trabaja para alcanzar los objetivos climáticos de Biden de varias otras maneras. Entre las iniciativas se incluye el apoyo al desarrollo de métodos limpios de hidrógeno, herramientas para monitorear las emisiones de metano y modos más sostenibles de extraer los minerales esenciales que serán fundamentales para la transición a la energía limpia.
Preocupaciones de justicia social
Wilcox señala que tanto las plantas de gas natural como las fábricas de cemento tendrán que implementar procesos adicionales para reducir algunos contaminantes, incluidos los óxidos de nitrógeno y los óxidos de azufre, como primer paso para que la tecnología de captura de carbono funcione de manera efectiva. Además, añade que los solicitantes de proyectos también deberán controlar estos y otros contaminantes.
Deich destaca que las opciones de financiación asimismo requerirán que las empresas se involucren con las comunidades, que se comprometan a desarrollar fuerzas de trabajo locales y evalúen las emisiones climáticas durante los ciclos de vida y las cadenas de suministro de sus tecnologías. También se espera que identifiquen y aborden los posibles daños provocados por los proyectos, que aseguren que los beneficios se distribuyan de manera equitativa y que estén dispuestos a retirarse si las comunidades rechazan los proyectos.
"Vamos a asegurarnos de que estos proyectos solo vayan a aquellos lugares donde las comunidades no estén en contra", afirma el subsecretario adjunto.
Foto: Noah Deich es subsecretario adjunto de gestión del carbono de la Oficina de Energía Fósil y Gestión del Carbono.
Al apoyar los proyectos que se toman en serio estos problemas y demuestran que la tecnología puede reducir drásticamente las emisiones, se espera poder cambiar la conversación sobre la captura de carbono y reducir el rechazo generalizado en algunos círculos, indica el experto.
Otra gran pregunta abierta es hasta qué punto el sector eléctrico, las compañías de petróleo y gas y la industria pesada querrán seguir adelante con estos proyectos tan caros, teniendo en cuenta los costes, los riesgos y la falta de mandatos políticos.
Wilcox responde afirma que parecen dispuestas, señalando los proyectos que la FECM ya ha financiado en los últimos dos años y que incluyen los estudios de diseño para modernizar varias fábricas de cemento. También hay docenas de proyectos planificados de captura de carbono en EE UU que figuran en la base de datos gestionada por el Global CCS Institute, incluidas las instalaciones de gas natural y etanol.
Deich resalta que las empresas notan que la presión crece por parte de los clientes que quieren reducir las emisiones en sus cadenas de suministro y que ven hacia dónde se dirigen las líneas de tendencias regulatorias y comerciales. Los que esperan estar en este negocio en 2050 están empezando a dar sus primeros pasos de cambio.
"Las personas que actúen ya obtendrán ventajas por ser los primeros. Tendrán el capital técnico y humano para poder construir estos proyectos, de forma más barata, rápida y efectiva", indica Deich. "A la larga, se trata de una apuesta inteligente", concluye.