Cadenas de bloques y aplicaciones
La investigadora del MIT que educa al Senado de EE UU sobre criptodivisas
La directora de la Iniciativa de Moneda Digital del MIT es un enlace crucial entre los desarrolladores de criptomonedas y los bancos centrales de todo el mundo
El verano pasado, un subcomité especial del Senado de EE UU se reunió de forma remota para sopesar los beneficios de lanzar una moneda digital del banco central, o CBDC (por central-bank digital currency), algo que, de diseñarse de manera óptima, podría transformar el sistema financiero de EE UU, volviéndolo más accesible a un mayor número de ciudadanos. Para los senadores que miraban fijamente sus ordenadores portátiles, este fue básicamente el primer día de clase sobre la moneda digital. Y para presentarles este mundo tan técnico, la primera persona invitada por la senadora Elizabeth Warren fue la directora de la Iniciativa de Moneda Digital (DCI por Digital Currency Initiative) del MIT, Neha Narula.
Narula tuvo solo cinco minutos para explicar qué se podría ganar al reinventar la moneda estadounidense y qué podría salir mal. Nunca antes había dado testimonio ante el Senado. "Entré un poco a ciegas", confiesa esta experta.
Pero había una razón por la que se había elegido a Narula para empezar primera. En los años transcurridos desde su charla TED de 2016 sobre el futuro del dinero, que llegó a 2,5 millones de espectadores, esta mujer se ganó una reputación a nivel mundial por su comunicación notablemente clara sobre algunas ideas increíblemente complejas y con connotaciones políticas relacionadas con divisas digitales. Narula se ha convertido en una fuente neutral y fiable de conocimiento sobre las tecnologías financieras que muy pocas personas entienden realmente.
Narula logró ayudar a los senadores a aprender rápidamente no solo cómo funciona las divisas digitales en la actualidad, sino también cómo se podría rediseñar para abordar mejor las preocupaciones sobre la ética, la privacidad, la seguridad, la equidad y la innovación. La experta sabe que, al final, serán los políticos los que decidan si crear una CBDC y cómo, y su objetivo es asegurarse de que conozcan las contrapartidas que vendrán con cada decisión.
Por ejemplo, les explicó a los senadores que las CBDC de "dos niveles", que requieren una cuenta bancaria comercial y funcionan de la misma manera que los pagos electrónicos actuales, podrían ser menos inclusivas (desde el punto de vista financiero) y más difíciles de mejorar continuamente que otro diseño muy discutido que la DCI compara a la creación del dinero digital. Aunque para ese enfoque haría falta una nueva tecnología, no se requiere que los usuarios tengan una cuenta bancaria comercial, volviéndolo quizás más accesible para los aproximadamente 7 millones de personas en todo el país que no disponen de una cuenta bancaria.
"Nunca antes habíamos podido realizar pagos digitales sin un intermediario".
Neha Narula
Narula entró en el mundo de las monedas digitales después de terminar en 2015 sus estudios de doctorado sobre las bases de datos y sistemas distribuidos en el MIT. Se había tomado unos meses libres para pensar a dónde quería dirigirse con su investigación, reconociendo su deseo de involucrarse en la construcción de alguna tecnología para abordar los problemas que afectan a la vida cotidiana de las personas. Durante este período de pausa, pasaba mucho tiempo con sus amigos que se habían interesado en Bitcoin, algo que atraía mucha atención en el campus: en 2014, el entonces estudiante del MIT Jeremy Rubin ayudó a recaudar medio millón de dólares para enviar por AirDrop 100 dólares (95 euros) en Bitcoin a más de 3.000 estudiantes universitarios.
Narula señala que Rubin esperaba que su experimento provocara que más personas se interesaran en investigar Bitcoin, pero ella no le prestó mucha atención. Luego, sus amigos le contaron que Bitcoin tenía problemas para escalar: el sistema estaba sufriendo para procesar el creciente número de transacciones. Narula había pasado mucho tiempo dedicándose a cómo escalar los sistemas. De repente, empezó a leer obsesivamente no solo sobre Bitcoin, sino también acerca de la tecnología del dinero en general y cómo funcionaba el mundo de los bancos centrales, el banco de reserva fraccionaria, los sistemas de pago y las tarjetas de crédito. Vio una oportunidad de resolver un problema real ayudando a reinventar cómo el dinero cambiaba de manos.
"Nunca antes habíamos podido realizar pagos digitales sin un intermediario. Esta fue la primera vez que eso sucedía, y con una tecnología realmente interesante", indica Narula.
Narula entró en Bitcoin justo al inicio de blocksize war (la batalla sobre el tamaño de la cadena de bloques), del período de 2015 a 2017 cuando la gente comenzó a luchar por el control de los protocolos de Bitcoin a medida que crecía la base de usuarios de la criptomoneda y se imponían limitaciones en el tamaño de las transacciones.
"Estos mundos son muy diferentes, el de las criptomonedas y el de la banca central".
Neha Narula
En parte como respuesta a esa batalla, Rubin cofundó DCI con el ex asesor de Política Científica y Tecnológica de la Casa Blanca, Brian Forde. Forde fue el primer director de DCI y empezó a formar un equipo centrado en la seguridad de Bitcoin. Narula se unió como directora de investigación en 2016 y, aunque al principio había sido ambivalente con respecto a Bitcoin, rápidamente se convirtió en una de las autoridades más respetadas del mundo en cuanto a Bitcoin. En un año, Forde dio un paso atrás y Narula tomó el control. Ha sido directora de DCI desde entonces.
Últimamente, una o dos veces a la semana, Narula visita las oficinas de DCI en la tercera planta del MIT Media Lab, donde hay un letrero gigante de Bitcoin iluminado que señala la investigación para la que se fundó DCI. La seguridad de Bitcoin, y la información que puede proporcionar sobre otras criptomonedas, sigue siendo una prioridad de DCI. Pero Narula ha ampliado el alcance de la iniciativa, con proyectos piloto sobre una variedad de nuevos tipos de divisas digitales. Uno de los mayores cometidos de DCI hasta el momento es el Proyecto Hamilton, una colaboración de investigación de varios años de duración entre DCI y la Reserva Federal de Boston que explora los desafíos técnicos del diseño de una CBDC.
Esta nueva línea de investigación ha introducido algunos conflictos en DCI; al fin y al cabo, muchos investigadores están interesados en las criptomonedas porque con ellas se elimina la necesidad de bancos u organismos monetarios gubernamentales. Pero Narula ha encontrado una manera de llevar a los entusiastas de las criptomonedas a la mesa de negociación con los representantes de los bancos centrales para hablar sobre las lecciones que Bitcoin podría ofrecer para el diseño de una divisa digital respaldada por un banco.
Narula ve a DCI como un territorio neutral: "Estos mundos son muy diferentes, el de las criptomonedas y el de la banca central. Somos, en parte, como un puente", señala. No siempre resulta fácil ese trabajo. "Existe una verdadera tensión", añade, por su parte, la asesora estratégica de DCI, Shira Frank.
Cuando Frank empezó a investigar la moneda digital por primera vez, en 2018, le parecía que la criptomoneda se hubiera vuelto demasiado tóxica y le preocupaba que esa tecnología no pudiera salvarse. "Lleva demasiado tiempo en la dirección equivocada", recuerda haber pensado.
Pero Narula le aseguró a Frank que la criptomoneda aún tenía un potencial no explotado, y que gran parte de su toxicidad surgió de un fallo generalizado a la hora de predecir los efectos más negativos en medio de su rápida evolución. Narula cree que ahora estamos lidiando con lo que hemos forjado a través de esta planificación inadecuada, pero que podemos usar lo que aprendimos de los errores de las criptomonedas para diseñar nuevas monedas digitales que puedan servir mejor a las personas.
Narula señala que la investigación de Bitcoin ayuda a su equipo a responder a las preguntas fundamentales sobre otros tipos de criptomonedas, y también sobre las CBDC. Debería ser posible diseñar una CBDC que funcione para "aquellos que a menudo suelen ser los más desfavorecidos" por el sistema monetario actual, opina la directora. Si se implementa correctamente, podría ayudar a reducir la burocracia en torno a los programas de apoyo social o eliminar las comisiones que las personas sin cuentas bancarias a menudo deben pagar para acceder a su dinero.
A principios de este año, Project Hamilton presentó su diseño para un procesador de pagos rápidos que puede manejar 1,7 millones de transacciones por segundo, lo que aparentemente allana el camino para que EE UU lance su CBDC. Más tarde, en marzo, el presidente norteamericano Joseph Biden emitió una orden ejecutiva para aumentar la investigación de CBDC, un intento de mantener a EE UU por delante de otros países en la carrera de la tecnología financiera.
Biden espera para septiembre una evaluación técnica de lo que se necesitará para diseñar una CBDC y el Proyecto Hamilton informará sobre esa normativa. EE UU no es el único país que recurre a DCI; Narula afirma que el grupo también comenzó recientemente a asesorar a otros países sobre las CBDC. Todavía hay preguntas sin respuesta en relación a su adopción, añade la especialista.
La principal preocupación de Narula sobre cualquier nueva divisa digital, ya sea una CBDC o una criptomoneda, es garantizar que protege la privacidad del usuario. La directora de DCI está siguiendo lo que sucede con la CBDC de China, que ya se ha utilizado para realizar transacciones de miles de millones de euros. Los expertos han señalado que China podría vincularlo más adelante al sistema de crédito social del país (que utiliza los datos financieros de los ciudadanos para calificar su fiabilidad), advirtiendo que esto podría incrementar enormemente el monitoreo social en ese país y permitirle al Gobierno nuevos niveles de control. Incluso podría negar a los ciudadanos el acceso a su propio dinero en respuesta a sus publicaciones en las redes sociales.
Nadie sabe cómo se desarrollará todo eso. Pero Narula planea estar allí, junto al brillante letrero de Bitcoin en la oficina de DCI, para ayudar a navegar en este nuevo futuro. "Queremos comprender las consecuencias de los diferentes diseños tecnológicos", concluye la experta, porque, estemos o no preparados, "el dinero realmente está cambiando".